Y puede que por menos de 2.000 dólares puedas transformar un Toyota MR2 es algo que, a lo lejos, parezca un Ferrari. Éste da bastante el pego incluso si se está cerca pero si uno es un poco seguidor de lo deportivos italianos se dará cuenta pronto de que aquí hay gato encerrado. Otra vez tenemos un caso del “quiero y no puedo”.
La pintura amarilla en tonalidad vainilla ya empieza a dar el pego para empezar. En su ayuda llegan las llantas plateadas, de un estilo que “recuerda” a las de algunos Ferrari, y las pinzas de freno pintadas en color huevo. Los paragolpes delanteros delatan una de las patas del gato encerrado si bien si lo miras de perfil hasta podría pasar. La zaga es posiblemente la parte más “lograda”, con varias comillas.
El laminado del portón simulando las rejillas de ventilación merecen el aprobado, al igual que el alerón. Sin embargo las luces redondas se merecen una reprimenda porque ni siquiera tienen un aire a las de Ferrari. Y me pregunto yo, ¿qué pensarían los de Ferrari si vieran a este MR2 por ahí? Porque lleva la insignia plateada del caballo y los logos de Ferrari, yo al menos le diría algo.
Si abrimos el compartimento del motor, la sorpresa aparece en forma de cubierta del motor (del palo, hablando en plata). La ocurrencia de su creador (o su dinero) se debió acabar al llegar al habitáculo, donde sólo hay asientos de cuero en negro y amarillo más un volante con el símbolo de Ferrari en el centro. Se ve algo cutre, la verdad.
El creador de este kit vende sus partes (las del kit, no pensemos mal) por los 2.000 dólares a través de eBay. Con suerte conseguirá a algún poseedor de un MR2 que quiera cambiar de aires y de paso llevarse unas cuantas miradas, aunque solamente sea por los logos de Ferrari.
El Toyota MR2 fue todo un deportivo descapotable que bien merece permanecer en el recuerdo tal cual estaba originalmente. Además fue un deportivo muy equilibrado en relación con su consumo y su potencia Así que si quieres un Ferrari, hazte famoso o rico (o mejor, las dos cosas) y no andes racaneando unos dólares poniendo pegatinas y pintando el coche de amarillo.
Por cierto, que hace un tiempo ya vimos un MR2 convertido en un Ferrari 360 Spyder que estaba un poco mejor hecho. Si es que ya lo dice la gran frase, “la necesidad agudiza el ingenio”, aunque en este caso sea más bien un capricho.
Vía: jalopnik
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