Reconozco que la Fórmula 1 no es el deporte que más me gusta, en absoluto para practicar y tampoco es que me emocione verlo. Esto no ha sido siempre, recuerda en mi memoria el fatal accidente de Ayrton Senna o la pugna entre Michael Schumacher y Damon Hill por aquel campeonato de 1995. Recuerdo esos momentos como de gran tensión y de entretenimiento, para qué negarlo.
De un tiempo a esta parte la F1 ha dejado de ofrecerme ese tipo de entretenimiento. Desde hace unos años, y como ha pasado en otros deportes, la F1 ha dejado de ser tan deporte y ahora es más negocio. “Vaya, ¡qué novedad nos trae éste!” pensaréis. Los cambios de normas han tratado de eliminar ciertos trucos de algunas escuderías y ciertas estrategias que podríamos considerar poco deportivas pero que, simultáneamente, han conseguido que la F1 sea mucho más aburrida que antaño.
Como poco experto en la materia de la F1 sólo puedo señalar algunas de las causas por las que la F1 es aburrida. La primera que se me ocurre como profano en el asunto es la de los adelantamientos. Hace uno años se podía ver a dos monoplazas disputando el liderazgo con prácticamente una interminable lista de adelantamientos. Es decir, se veía una lucha directa entre pilotos, algo que ahora cuesta ver.
La estrategia de las marcas a la hora de los repostajes y de los cambios de ruedas era sin duda otra de las pautas para darle vidilla a la F1. En esta temporada se han suprimido los repostajes y ello ha llevado a que disminuyeran los saltos de posición durante los mismos. La capacidad de cada box para realizar un trabajo similar más rápido que los boxes del resto de escuderías sigue teniendo importancia pero ha perdido algo de peso.
En Terra Motor destacan una de las causa del escaso número de adelantamientos: la dependencia de los monoplazas del agarre aerodinámico. Debido a que los F1 actualmente basan su agarre en la acción de la estructura aerodinámica y no tanto en el agarre mecánico, producido por las ruedas y el chasis. Los flujos aerodinámicos actúan correctamente siempre que el aire sea limpio, si tiene una determinada temperatura.
Por esa razón los monoplazas no pueden estar tan pegados los unos a los otros sin perder ese agarre y por lo tanto se perjudican los adelantamientos. En ese aspecto también influye la refrigeración del motor que obviamente se perjudica cuando el aire está más caliente. Los difusores dobles aumentaron este problema y la temporada que vienen dicen adios, pero no servirá de mucho.
Hay otra causa que puede afectar a los más morbosos, aunque espero que no afecte a la mayoría de las personas: los accidentes. Un accidente de F1 siempre es muy vistoso y afortunadamente no suele conllevar desgracias, pero hay muchísima gente que ve los vídeos de estos siniestros. No hace falta más que darse un garbeo por YouTube para comprobarlo, y no sólo con los de F1 sino con los accidentes en general, el morbo tristemente “vende”. En la F1 actual se sufren muchísimos menos choques.
Fuera de este tema en cuestión y, sin citar nombres, actualmente las carreras que se televisan cuentan con una serie de características que intentan paliar el bajo entretenimiento de las mismas. La principal para nuestro país es la que os podéis imaginar, la presencia de Fernando Alonso en la F1 y más después de su victoria en Bahrein a bordo de un Ferrari. La ferviente admiración de la televisión que retransmite la F1, por no hablar del presentador, hacia nuestro querido piloto asturiano trata de hacer la carrera mucho más animada.
Pero, aunque se considere como algo bueno el “tirar para casa”, todo acaba cansando. Desde que Fernando Alonso comenzó a despuntar en la F1 nos han intentado meter en el cuerpo una “Alonsomanía” que ha conseguido un montón de pingües beneficios a las televisiones que retransmitían las carreras. El espectáculo entonces pasó a ser el de celebrar que Alonso robaba una décima a su contricante y hacer la mayor de las fiestas cuando ganaba una de las carreras.
Esperemos que ahora con la presencia de Jaime Alguersuari y de Pedro de la Rosa los gritos de ánimo se repartan entre los tres y no se los lleve solamente Alonso. Personalmente tiendo a “barrer para casa” siguiendo un cierto orgullo como español pero tampoco olvido, como con el fútbol, que no voy a dejar de cenar si una persona que cobra en un día lo que yo al año pierde una carrera o un partido. Seguidor sí, fanático no.
En Motorpasión se hacen eco de algunas ideas para hacer más “movida” la F1 y que han surgido tras el GP de Bahrein, la mayoría provenientes de los equipos cuya estrategia en esa carrera no surtió demasiado efecto. La primera de ellas traería la obligatoriedad de la doble parada en cada carrera, lo que nos situaría en un escenario en el que la estrategia parecida a la que existía cuando eran necesarios los repostajes. De esta manera habría más saltos de posición pero no se favorecerían los adelantamientos.
Heikki Kovalainen, que ahora corre en Lotus F1, propuso la eliminación de la bandera azul, que obliga a un piloto a que facilita que otro que va en una posición más elevada le doble. De esta forma hasta el último de la parrilla podría luchar por su posición, pudiendo hacerle frente incluso a los que están virtualmente en las posiciones de podio. Quizás en este caso el espectáculo mejorara pero podría favorecer incluso algún maletín que otro para que un habitual “colista” le impidiese el paso a un temporal ganador.
¿Soluciones definitivas? A mi no me apasiona todo ese “rollo” de repostajes, a ver quién adelante a quién en el cambio de ruedas ni nada de eso. Apuesto más por llevar el agarre el terreno mecánico y sobre todo dejar el peso de la carrera en los pilotos. No es algo fácil de conseguir y posiblemente se perdería en velocidad, pero ganaríamos en disputas entre los pilotos.
Un ejemplo de algo así sería el de las competiciones de karts. Se basan esencialmente en el agarre mecánico y en todas las carreras se ven largas peleas y múltiples adelantamientos. Volviendo a los F1, si hiciera falta incluso igualaría casi todas las características de los monoplazas. Es una solución un tanto “salomónica” pero posiblemente ganaríamos los que estamos detrás del televisor. O los que fuéramos allí, si ver un GP en directo no fuera como pagar una hipoteca.
Bien es cierto, y vaya el comentario positivo aquí, que la F1 ahora es mucho más segura para los pilotos que hace unos años. Toda victoria en ese sentido merece un aplauso. Pero el deporte debería ser un ejemplo de esfuerzo en el ser humano, un esfuerzo de superación y de competición sana, y no simplemente un método para amasar grandes fortunas.
Vía: terramotor | motorpasión
En Diariomotor: Calendario F1 de la temporada 2010, todas las fechas