En 1998 se comenzaba a vender el Smart Fortwo, un auténtico city-car que después de casi doce años en el mercado y caminando ya por su segunda generación, se puede decir claro y alto que ha creado escuela y hoy por hoy es la referencia más importante de todos aquellos fabricantes que piensan poner en el mercado su propio vehículo urbano.
Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar el smart fortwo 62 coupé (84 CV) (actualmente también se puede adquirir el modelo Cabrio con carrocería descapotable). En la siguiente prueba analizaremos la segunda generación del Smart, empezando por un análisis de su habitáculo y acabados para pasar después a analizar su comportamiento dinámico y por último pegar un pequeño repaso a su equipamiento.
Puesto de conducción
La primera vez que te subes a un Smart te das cuenta de que pese a su reducido tamaño el habitáculo es bastante amplio y cómodo y la posición del puesto del conductor es bastante alta, lo cual permite que tengamos una mayor visibilidad por delante y maniobremos con comodidad controlando siempre todos los obstáculos que tengamos por delante. La altura al techo además es bastante considerable y suficiente incluso para conductores altos, especialmente si el Smart está equipado con techo panorámico acristalado.
Otra de las cosas que siempre me han gustado del Smart son sus asientos. Éstos sujetan correctamente y son mucho más cómodos y atractivos que cualquiera de los asientos que habitualmente suelen equipar de serie vehículos de segmentos superiores como compactos o incluso berlinas.
A mí al menos me parecen suficientemente cómodos para pasar unas horas sentado en ellos. No tienen reposacabezas regulable en altura, pero tampoco es necesario, ya que están diseñados de forma que la cabeza del conductor quede bien sujeta independientemente de que éste sea bastante alto o bastante bajo. La posición del volante no es ajustable ni en altura ni en profundidad.
El habitáculo
La sencillez del pequeño salpicadero es absoluta. Todo ha sido dispuesto de forma que el conductor tenga acceso a éste con comodidad y se han dispuesto pequeños receptáculos a los lados del volante que vendrán bien para dejar el teléfono móvil, las llaves de casa y objetos de pequeño tamaño.
A la derecha tenemos una pequeña guantera con cerradura que se abre y cierra con la misma llave con la que accionamos el motor. En el pequeño cajón de la guantera apenas caben objetos de muy reducido tamaño, entre otras cosas es tan pequeña que en ella no cabe el manual de usuario del propio Smart Fortwo.
Por suerte detrás de los asientos contamos con espacio suficiente para dejar sueltos algunos objetos, como por ejemplo mochilas o bandoleras de pequeño tamaño y también se dispone de un bolsillo sobre la pared que separa el habitáculo del maletero, en el que podemos dejar aquellos documentos que no quepan en la guantera (como por ejemplo el propio manual de uso del Smart).
El maletero
Dadas las dimensiones del Smart Fortwo, el maletero nos parecerá incluso bastante amplio (tiene un volumen de 220 litros). El acceso a éste se facilita a través de la parte trasera mediante un sistema de apertura en dos piezas. La luna trasera se abre hacia arriba, mientras que el pequeño portón se abre hacia abajo y sirve de base (al mismo nivel que el suelo del maletero) para cargar objetos en nuestro Smart. No es tan cómodo como la apertura habitual de los portones traseros de una pieza, pero al menos resulta mucho más práctico.
Dentro de la tapa del maletero abatible nos encontramos con un pequeño espacio para guardar algunos objetos, por ejemplo, herramientas o un botiquín. En el caso del Smart Fortwo Cabrio este espacio viene adaptado muy inteligentemente para que encajen perfectamente los perfiles del techo desmontables y dejar el techo completamente descapotado.
En el caso del Smart Fortwo Coupé, el techo panorámico completamente acristalado es un extra opcional que le dará al habitáculo una luminosidad excelente. La verdad es que este sí que es uno de esos extras que deberían ser imprescindibles. Cuenta con una cortinilla que se puede recoger manualmente para evitar que en los días de sol se nos achicharre la cabeza.
En general, dentro de su sencillez, el Smart es un vehículo que derrocha estilo. Y eso se aprecia en muchos detalles, como por ejemplo las puertas carentes de marco o los diferentes juegos de llantas de aleación que se ofrecen, que son una auténtica chulada.
A rasgos generales, se podría decir que la calidad de los materiales del salpicadero y los paneles interiores del Smart Fortwo más básico (acabado Pure) están más o menos en la línea de lo que nos podemos encontrar en cualquier otro vehículo urbano de otras marcas, vease Ford Ka, Fiat 500 o Renault Twingo. Realmente los acabados Pulse y Passion, que entre otras cosas incluyen tapizados de tela para los revestimientos de la puerta y el salpicadero, serían los que marcarían la diferencia.
En esta primera parte de la prueba no hemos analizado aún el comportamiento dinámico del Smart Fortwo y el equipamiento de éste. Permaneced atentos a la siguiente parte de la prueba en la que por fin introducimos la llave en el contacto y salimos a rodar con el Smart por ciudad y carretera para ver como se mueve este pequeño gran coche.
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (II)
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (III)
- smart electric drive, toma de contacto
Smart Fortwo Coupé
En Diariomotor: smart fortwo 62 coupé, a prueba (II) | smart fortwo 62 coupé, a prueba (III) | Smart Fortwo | Smart Fortwo Electric Drive | Toyota iQ vs Smart Fortwo, la batalla de los city-car