En el último año he tenido la oportunidad de probar varios smart fortwo y siempre que he tenido ocasión de moverme con uno de ellos me ha sorprendido que después de tanto tiempo en el mercado aún haya gente (obviamente, no demasiado entendida en automóviles) que siga dudando de su capacidad en carretera, que tajantemente afirme sin haberlo probado que “no andará nada” o incluso (los menos) que se pregunten si se puede conducir sin carnet (obviamente no).
En nuestra prueba dinámica intenté analizar las cualidades del smart fortwo 62 coupé en todas las situaciones en las que razonablemente nos podamos encontrar con un vehículo de estas características. Sobra decir que su “fuerte” es la ciudad, pero no por ello vamos a olvidarnos de que en muchos casos este pequeño vehículo tendrá que enfrentarse a tramos de calzada de doble sentido y autovías, o incluso a alguna escapada que otra.
Buscando aparcamiento
Lo que a nadie se le escapa es que la mayor ventaja del smart fortwo es su facilidad de aparcamiento. De hecho es tan pequeño que al principio cuesta un poco cambiar las referencias de aparcamiento en paralelo a las que estamos acostumbrados y no es de extrañar que al principio lo dejemos demasiado separado del bordillo.
La segunda generación del smart fortwo perdió su capacidad de poder ser aparcado en batería en aparcamientos en paralelo, debido a que para ofrecer algo más de espacio y confort también tuvo que crecer en longitud. Únicamente podremos aparcar de esa forma sin que nuestro coche sobresalga demasiado si las plazas son inusualmente anchas o si al otro lado del aparcamiento no hay una acera en la que podamos estorbar a los peatones.
Pero sin duda alguna su mayor ventaja en ese sentido es descubrir que la mayoría de las ciudades están llenas de plazas de aparcamiento que por sorprendente que resulte, únicamente pueden ser ocupadas por un smart (o una scooter). Y es que por desgracia es más habitual de lo que parece que una señal, un semáforo, un paso de cebra o un contenedor de basura, mal situados, provoquen la existencia de plazas de aparcamiento ridículas y casi impracticables por vehículos de mayor tamaño.
Otra ventaja evidente es que siempre que veas salir a cualquier otro coche de una plaza de aparcamiento (por estrecha que sea ésta) sabrás con toda certeza que tu smart cabe ahí, y no solo eso, que te sobrará espacio para aparcar.
En ciudad
A parte de su facilidad de aparcamiento y sus reducidas dimensiones, otro de nuestros grandes aliados es su movilidad. El radio de giro para su tamaño (inferior a 9 metros), tampoco es para tirar cohetes, pero sí suficiente para permitirnos maniobrar en calles muy estrechas o incluso salir de un aparcamiento y hacer el cambio de sentido con una única maniobra.
Uno de los defectos del smart es su precio. Sí, es caro. Pero lo es (entre otras cosas) por incluir de serie algo tan cómodo en ciudad como el cambio robotizado sin embrague (automático en la mayoría de los casos), además opcionalmente y en los niveles de equipamiento más elevados, podemos configurarlo con levas en el volante, ¿no es genial?
Lo cierto es que el cambio es bastante limitado e insuficiente para nada que no sea pisar el acelerador con suavidad y sin estirar demasiado las marchas. De esa forma los cambios son relativamente suaves. Si pisamos insistentemente el acelerador el cambio apura demasiado las marchas, incluso tiene función de kickdown para bajar de marcha automáticamente y ofrecernos la potencia máxima en un momento dado, pero en ese caso se nota que tarda demasiado en cambiar de marcha y si tratamos con dureza el acelerador notaremos, y mucho, los tirones que pega.
En carretera
Hasta ahora no había mencionado la mecánica de nuestro Smart Fortwo de pruebas, de hecho tampoco había hecho falta. Hemos tenido la oportunidad de probar el smart fortwo 62 coupé, un modelo equipado con el motor turbo de tres cilindros en línea, con 999 cc de 84 CV, el más potente de la gama smart por debajo de la versión Brabus (éste ya se sube a 98 CV).
Definitivamente esta potencia es más que suficiente para movernos por carretera con seguridad, viajar a velocidad constante de 120-130 km/h. Que no nos engañe su tamaño, este vehículo puede ser suficientemente rápido para viajar a velocidades legales y podría serlo aún más, pero está limitado electrónicamente a una velocidad máxima en torno a los 150 km/h (de marcador), dejando suficiente margen para efectuar adelantamientos en autopista.
Con anterioridad a esta prueba ya había tenido la oportunidad de probar un smart fortwo 52 mhd coupé (71 CV) y tengo que reconocer que la diferencia de potencia entre un modelo y otro apenas es justificable. Primero: las prestaciones no aumentan considerablemente. Segundo: el precio es ligeramente más caro (no mucho, apenas 600€). Tercero: la mecánica del 62 coupé (84 CV) no cuenta ni como opción con el Micro Hybrid Drive (un sistema de parada y arranque automático) por lo que los consumos son ligeramente más elevados, sobretodo en ciudad.
Estabilidad, ruido
El primer smart fortwo que pasó por mis manos fue un Cabrio, y entonces uno de los defectos que encontré fue la falta de aislamiento acústico del motor y del habitáculo, algo que penalizaba bastante el confort. Entonces lo achaqué al aislamiento de la capota de lona y la luneta trasera. En el caso del smart fortwo coupé he apreciado una pequeña mejora, pero aún así la falta de un buen aislamiento acústico sigue siendo uno de los defectos de este vehículo.
Por autovía y a 120 km/h se muestra aparentemente estable, si no hay viento incluso podemos ir bastante rápido sin que en ningún momento tengamos sensación de inseguridad ni balanceos incómodos. El problema llega cuando nos encontramos con ráfagas de viento lateral, y os lo digo con conocimiento de causa, ya que esta prueba la realicé coincidiendo con el temporal (o ciclogénesis explosiva) que sufrimos en la Península Ibérica hace unas semanas. En estas condiciones la conducción es incómoda y a veces casi imposible, ya que tenemos que ir continuamente rectificando la dirección con el volante.
Conducción alegre/deportiva
Serán quizás los gajes del oficio. Pero cuando me pongo al volante de un biplaza con motor central trasero y una relación peso/potencia muy favorable (84 CV para unos 840 kg en vacío), mi cabeza solo piensa en coger un tramo revirado y poner a prueba las suspensiones y los frenos para ver como se comporta el vehículo cuando le exigimos un poco más.
Ya decía anteriormente que la caja de cambios robotizada es muy limitada e insuficiente para un uso exigente incluso si seleccionamos el cambio manual secuencial. Acelerando a fondo en una recta, el elevado retardo que se produce entre que seleccionamos la marcha y ésta se engrana nos puede resultar un poco frustrante, pero ese mismo retardo acelerando a fondo a la salida de una curva nos puede costar incluso un pequeño susto ya que durante esas décimas de segundo (o incluso más de un segundo) el eje trasero se queda momentáneamente sin tracción.
Traté de poner a prueba el control de estabilidad en un par de rotondas desiertas y un pequeño slalom sobre asfalto mojado (sin grandes charcos). Ahí pude comprobar que el ESP (se incluye de serie en toda la gama smart fortwo) entraba en funcionamiento mucho antes de que se produjese la pérdida de tracción. Un indicador de “emergencia” sobre el cuadro de mandos nos advierte de ello.
En general es muy difícil “sacar de sus casillas” a este smart, y eso mismo es una ventaja importante cuando se trata de la seguridad en conducción urbana donde nos tenemos que enfrentar a frenazos, volantazos para esquivar obstáculos y muchas veces a pavimentos resbaladizos.
Las levas en el volante son un extra muy interesante e incluso pueden llegar a ser bastante divertidas y cómodas para no tener que quitar las manos del volante. Nuestra unidad de pruebas no venía equipada con levas y en definitiva creo que es un extra que está bien si viene de serie con el nivel de equipamiento que hayamos escogido pero por el que no merece la pena pagar más.
En definitiva el smart fortwo no nos permitirá llevar a cabo una conducción demasiado exigente. Con ello me reafirmo en mi opinión de que el motor de 84 CV sigue sin merecer la pena respecto al Micro Hybrid Drive de 71 CV.
Consumos
Con su tamaño y la austeridad de su pequeño motor de gasolina, los consumos son todo lo reducidos que cabría esperar. En conducción tranquila en tramos urbanos y circunvalaciones (sin pasar de 100 km/h) podemos acercarnos al consumo mixto oficial de 5.2 litros/100 km. Obviamente con un cambio automático de cinco velocidades que en autovía a 120 km/h hace que el motor vaya demasiado revolucionado los consumos se disparan.
De serie incorpora un indicador en el cuadro de mandos que nos advierte del momento idóneo para cambiar de marcha. Si acostumbramos a conducir de forma muy tranquila, nos vendrá bien para rebajar un poco más los consumos. Los modelos equipados con Micro Hybrid Drive son capaces de homologar unos consumos de 4.4 y 4.5 litros/100 km, haciendo que el coste superior del motor cDi de 54 CV sea difícilmente justificable.
El smart fortwo 62 coupé está exento de pagar el Impuesto de Matriculación siempre y cuando esté equipado con neumáticos de 15”. Si optamos por montar las llantas opcionales de 17” estaremos gravados con un 4.75% de I.M. Las mecánicas inferiores (Micro Hybrid Drive y Diésel) están todas exentas de pagar I.M. independientemente de las llantas que escojamos.
En el apartado dinámico esto ha sido todo. Por último pasaremos a analizar el equipamiento del Smart Fortwo y sus rivales en el mercado en la tercera y última parte de esta prueba.
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (I)
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (III)
- smart electric drive, toma de contacto
Smart Fortwo Coupé
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