Y no nos alejamos mucho del diésel, porque nos vamos a la “Galería de los Transportistas“, una sala anexa en la que se exhiben los principales camiones y vehículos de carga de la marca de la estrella. Uno de los primeros vehículos con los que nos encontramos es el L 6500, un camión con un gran capó que escondía un diésel de 12 litros de cilindrada y 150 CV, el antecesor de los camiones modernos, producido en 1938 para aprovechar la reciente red de Autobahn alemanas construidas en los años 30.
Era capaz de cargar con 6.5 toneladas, equivalente a un camión ligero de hoy en día. También estaban expuestas diversas furgonetas, desde la característica L 406 – por primera vez un desarrollo independiente a los camiones – hasta la Sprinter de nuestros días, pasando por la 508 D de los años 90. Un camión de transporte de coches no podía faltar aquí, cargado de interesantes clásicos modernos, con un 230 E y un 280 CE de la serie W123 o un precioso 380 SEL de la misma época, caja W126.
El camión de gasóleo de calefacciones pasaba desaparecido antes el principal reclamo de la sala, el Renntransporter. Es un vehículo aerodinámico especialmente diseñado para transportar los “flecha plateada” de los años 50 de y hasta la fábrica, o para el transporte rápido de piezas. Con una carrocería aerodinámica, esta especie de pick-up podía superar los 160 km/h con un bólido a sus espaldas y es que bajo su cabina estaba el motor 3.0 L6 de 215 CV del Mercedes 300 SL “alas de gaviota”, casi nada.
A juego, un superdeportivo de la época, un 300 SLR montado a sus espaldas, con un motor de ocho cilindros en línea y 300 CV de potencia, con los que podía alcanzar los 300 km/h. La unidad expuesta se usó en el Gran Premio de Suecia y en Le Mans. Como último detalle, el Renntransporter original fue desmantelado en los años 60. El expuesto en el museo es una reconstrucción de principios de década con un nivel de detalle asombroso y muchas piezas originales, aunque hubo que fabricar artesanalmente muchas de ellas.
Tras esta visita a la galería de camiones, bajamos un piso más en el museo y ascendemos un poco más en la historia de Mercedes. La Segunda Guerra Mundial ha terminado, Alemania queda destruida y dividida en dos partes. En la República Federal Alemana – bajo control occidental – comienza la reconstrucción y Daimler-Benz es una de las primeras en volver a producir vehículos. Los años 50 supusieron una rápida recuperación para el país, evidenciada en los brillantes coches fabricados.
Los Mercedes 300 y 300 S son los primeros protagonistas, de manera respectiva una berlina y un coupé-descapotable. El primero fue elegido como vehículo oficial por el canciller Adenauer, el símbolo de la nación. Sus motores de tres litros de cilindrada y 115 CV eran suficientes para alcanzar los 160 km/h. Pero la verdadera atracción de esta sala tampoco está en el solitario camión de basura o el 180 “Pontón”, sino en tres deportivos icónicos de la historia del automóvil: 300 SL, 300 SL Roadster y 300 SLR.
Qué se puede decir aquí… mis palabras no harían justicia a unos deportivos que en vivo son la expresión pura del mejor diseño automovilístico. Los mires por donde los mires son obras de arte que se merecen un museo como el de Mercedes. El 300 SL “alas de gaviota” plateado del año 1954 capta todas las miradas, este antecesor del Mercedes SLS AMG era probablemente el mejor superdeportivo de la época, con una técnica no menos impresionante: un 3.0 L6 atmosférico de inyección con nada menos que 215 CV.
Con una construcción ligera, no extrañaba que pudiese acercarse a los 250 km/h. El habitáculo es típico de la época, un fino volante nacarado y mucha instrumentación analógica. Sobra decir que el coche está en un estado de conservación que ya quisiesen muchos coches nuevos actuales. Está acompañado de su versión descapotable, algo menos prestacional. Fue solicitada por el importador estadounidense, y fue especialmente creada para dicho mercado, que ha sido desde entonces uno de los principales para Mercedes.
Sigue siendo un coche muy elegante, pero perdía parte de su encanto al deshacerse de las puertas tipo “ala de gaviota”, ya que el techo se sustituía por una capota de lona. Los faros delanteros pasan a ser alargados en lugar de circulares y me ha parecido que era ligeramente más lujoso en su interior. Se comenzó a vender en EEUU en 1957, pero el modelo expuesto data de 1962, un año antes de dejar de producirse. El úlltimo supedeportivo de esta sala era el radical 300 SLR, un coche de carreras homologado para las calles.
Se trata de un 300 SLR de competición – caja W196 – al que se le acopló una carrocería muy similar a la del 300SL de calle en un intento de crear una nueva variante de la exitosa “flecha plateada” para una mayor comodidad del piloto en carreras de resistencia. Mercedes desmanteló el programa de competición en 1955, con lo que el “Uhlenhaut Coupé” de 1955 no llegó a competir. Aún así, fue el coche de empresa de uno de los ingenieros jefe, Rudolf Uhlenhaut, el jefe de desarrollo de nuevos vehículos.
Era un coche muy radical, con 300 CV y un escape libre atronador. Se dice que la sordera posterior de Uhlenhaut fue causada por este coupé tan especial. Abandonamos esta memorable sala para visitar otra de las galerías anexas, “Galería de los Ayudantes“. Se trata de una recopilación de vehículos de servicios que han prestado su fuerza a todo tipo de empresas u organizaciones. Tenemos por ejemplo el primer camión de bomberos de Mercedes, del año 1912, o un Mercedes 320 Ambulance, del año 1937.
En los años 50, estaba un Mercedes 170 V especialmente adaptado al transporte de recambios o un camión LF 3500 con una de las primeras escaleras retráctiles para poder sofocar fuegos en edificios a gran altura. Tras diversos camiones de diferentes épocas llegamos a un Mercedes C220 CDI de la Polizei, de los primeros en ir pintados en una combinación de color plateado y verde. El color plateado de la base se adoptó para facilitar la reventa del vehículo al público una vez hubiese cumplido su vida policial.
El vehículo expuesto no había recorrido ni 40.000 km y estaba apostado junto a un radar, por suerte sólo una carcasa vacía. Junto a el familiar, otro familiar, pero en este caso un C 32 AMG que sirvió como coche médico en las temporada de Fórmula 1 2001-2003. Con sus luces estroboscópicas y una potencia de 350 CV extraídos de un 3.2 V6 Kompressor, se aseguraba una intervención muy rápida en caso de un accidente. El coche actual es un C 63 AMG, también equipado con un equipo médico de emergencia.
Se terminaba la sala con un camión de basura Econic con motor de gas natural y una Sprinter ambulancia, no sin pegar un repaso a un Unimog U500 quitanieve. Pero no un quitanieve cualquier, sino un quitanieve que trabaja en puertos como el Glossglockner, donde se acumulan metros de nieve. Emplea todo tipo de tecnologías de última generación, como guiado láser de las palas o información vía satélite del clima en tiempo real, además del obligado depósito de sal. Puede quitar 1.600 toneladas de nieve a la hora.
Bajamos un piso más, y entramos en el periodo 1960-1982, un periodo de crecimiento y bonanza para la marca de la estrella. En el museo se asocia con la investigación en seguridad y respeto al medioambiente. Nos dan la bienvenida el roadster 230 SL de 1964 y la berlina 220 S del mismo año. Ambos tienen en común que fueron los primeros Mercedes con zonas de impacto deformables, una investigación que ya había comenzado a rodar en los años 50 con diversos datos recogidos de accidentes reales.
En los años 60 se construyó un centro dedicado de investigación de accidente y en 1973 se inició el Experimental Safety Vehicle Program, cuyo primer fruto fue el Mercedes ESF 22, el mismo año. Basado en un 450 SEL, se trataba de emplear tecnologías experimentales con una futura introducción de mercado. Estas tecnologías se daban por sentado hoy en día, pero fue el primer coche con airbags, zonas de impacto deformables más evolucionadas y pretensores en los cinturones de seguridad.
Los ocupantes tenían buenas posibilidades de sobrevivir en un choque frontal a 65 km/h contra una barrera rígida, algo similar al EuroNCAP de hoy en día. El autobús que se muestra aquí es un O303, que estoy seguro que habréis visto en las carreteras de todo el mundo. Supuso un adelanto al incorporar por primera vez una estructura rígida que protege a los ocupantes en caso de vuelco, además de zonas deformables. Lanzado en 1979, en 1981 fue el primer autobús en poder empezar a montar el imprescindible ABS.
Se exhibe en este didáctico piso un Mercedes 300SD. Fue el primer turismo turbodiésel de Mercedes, que curiosamente estaba orientado a la venta en EEUU, antes de sus estrictas normativas de emisiones, con el propósito de bajar la media de consumos de la marca y evitar pagar multas CAFE. El último vehículo de esta sala es el Mercedes 320 Messwagen. Este extraño familiar es un prototipo único destinado al transporte de intrumentos de medición. Si os fijáis, está unido a un 220 S a través de unos cables.
En aquella época el desarrollo de nuevos vehículos implicaba todo tipo de mediciones, complicadas en el propio vehículo de pruebas debido a su gran peso y tamaño. El Messwagen iba unido por cables al vehículo que iba delante suyo, recopilando todo tipo de datos que un operador iba recogiendo en la parte trasera. Los cables eran flexibles pero obligaban al coche a ir muy pegado al vehículo de pruebas. Hoy en día con unas pocas cajas de datos y un portátil se suplen todas las funciones del Messwagen.
Un 190E es el último de la sala, simplemente mencionando que incorporaba de serie muchos elementos de seguridad, a un precio más asequible para todos. Aquí finaliza la segunda parte de la visita guiada al Museo Mercedes, espero que os esté gustando tanto como a mí contároslo. En la tercera y última parte hablaremos de los Mercedes más famosos, algunos vehículos actuales y pegaremos un vistazo en profundidad a los Silberpfeil, las “flechas plateadas” que cumplen en estos momentos nada menos que 75 años.
No os lo perdáis.
Visita al Museo Mercedes en Stuttgart
Fotografías: Sergio Álvarez González
En Diariomotor: Visita al Museo Mercedes en Stuttgart (I) | Visita al Museo Mercedes en Stuttgart (III)