Es una pregunta que se plantean en Autoblog, y al contrario de lo que a priori se podría pensar, incluso en Estados Unidos no lo consideran una mala idea. ¿Nos estamos volviendo locos? ¿Se nos ha subido el humo del gasóleo a la cabeza? Más bien no. La idea es que Ford tiene la visión de convertirse en una compañía global a medio plazo, una empresa que ofrecerá menos variedad: automóviles iguales para todos los mercados, un diseño y posicionamiento global en lugar de desarrollos específicos por mercados.
Un producto icónico como el Ford Mustang podría terminar llegando a costas europeas, si no en esta generación en la siguiente. Hasta ahora era un producto de importación complicada, a lo que había que sumar unos altos gastos en gasolina y mantenimiento. Sin embargo, los tiempos cambian, y el Mustang lleva un nuevo 3.7 V6 con 305 CV de potencia que consume sólo 7.6 l/100 km en el ciclo extraurbano estadounidense. Sus prestaciones son perfectamente comparables al ya descontinuado 4.6 V8 de 315 CV.
El Ford Mustang V6 de pasar el ciclo de homologación europeo lograría una media de unos 8 l/100 km, con un consumo real de unos 10-11 l/100 km, aproximadamente cifras comparables a las de un Nissan 370Z, al que nadie ha denostado por gastón. Desde Autoblog comentan que quizá para triunfar en Europa necesitaría un motor turbodiésel. Soy consciente de que esto puede causar disturbios callejeros y oleadas de comentarios ofensivos hacia mi persona, pero un V6 turbodiésel sería un complemento perfecto.
Ford fabrica actualmente los 3.0 V6 turbodiésel de Jaguar, Land Rover y PSA, motores que alcanzan los 275 CV en el caso del Jaguar XF Diesel S. Este propulsor entrega un par máximo de 600 Nm a sólo 2.000 rpm, muy superior al del Ford Mustang 5.0 Boss V8 de 412 CV. Sé que puede sonar extraño, pero es un motor musculoso, encajando a la perfección en el Mustang. Con un peso de unos 1.600 kg, tracción trasera y transmisión manual, desarrollaría unas prestaciones muy buenas.
Y todo con unos consumos que rondarían los 6 l/100 km, y siempre se podrían hacer burnouts. Se suele decir que un Mustang debería ser V8 – y creédme que lo secundo – pero el mercado manda, y ello hace que la gran mayoría de los Mustang que se venden al otro lado del charco sean modelos V6. Así que si Ford se anima a traer el pony car por excelencia a este lado del Atlántico y lo hace con un motor turbodiésel bajo el brazo, por mi parte sería recibido con los brazos abiertos.
Vía: Autoblog Green
Imágenes: Drew Phillips
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