Como siempre, The Truth About Cars nos deja interesantes perlas económicas del panorama automovilístico mundial. En este caso, tiene que ver con las compras de automóviles por parte de oficiales del Gobierno chino. Según los últimos datos, se manejan unos 15.000 millones de dólares al año para compras estatales, que se traducen en que un 8% de los coches comprados en China van destinados a un uso oficial. Subestimar un dato así sería de locos: hablamos de cerca de un millón de coches al año.
Antes de conocer la noticia, debemos comprender como funciona realmente el sistema legislativo chino. El periódico China Daily – prácticamente la voz del Gobierno – publica información sobre las leyes que se está barajando introducir en el país. Entonces se mide la temperatura y si la reacción del público es buena se acaba desarrollando e introduciendo dicha ley. ¿Democracia? Sea como sea, cuando China Daily publica que el Gobierno está revisando leyes existentes, las podemos dar por cambiadas.
Es lo que ha ocurrido con las que regulan la procuración de coches oficiales. Hasta ahora el coche “oficial” de los miembros del Gobierno era el Audi A6, fabricado por FAW-VW localmente desde 1999. El prestigio e imagen psicológica de superioridad ha impulsado las ventas de la berlina premium a todos los niveles en el país, y es una de las razones por las que Audi es líder en dicho segmento. Dicho sea de paso, Audi ha cubierto el periodo de crisis económica occidental con las ventas boyantes que ha disfrutado en China.
La ley actual obliga a los oficiales de rango ministerial a comprar coches con una cilindrada inferior a 3 litros y un precio de menos de 450.000 yuanes (unos 49.000€). Los cambios bajan el precio a 350.000 yuanes (poco más de 38.000€) y la cilindrada hasta los 2.5 litros. Los oficiales de rango vice-ministerial, pasan de 3 litros y 350.000 yuanes a 2.5 litros y 300.000 yuanes (unos 32.700€). Sin embargo, el mayor varapalo viene en los vehículos de oficiales de rango menor, hablamos de volúmenes muy serios ya.
Su cilindrada máxima pasa de 2 a 1.8 litros y de 250.000 a 160.000 yuanes (unos 17.500€). Los nuevos precios y límites de cilindrada dejan fuera de juego a la mayoría de premium extranjeros, que no han apenas aplicado downsizing y no producen motorizaciones diésel para el país asiático. Aún logrando de manera más o menos fácil dotar de motores de baja cilindrada a sus coches – en el caso de Audi un 2.0 TFSI – se les seguiría escapando la variable del precio en los casos donde el volumen importa.
Expertos economistas chinos afirman que es un movimiento del Gobierno para inclinar la balanza de ventas hacia las marcas 100% locales, que ofrecen productos más baratos con motores pequeños, aunque la calidad no sea ni comparable. Por otra parte es una medida lógica de austeridad estatal que más de un político debería aplicarse también por estos lares. Los economistas de la Universidad de Pekín también admiten que las joint-venture dejarán de concursar en las ofertas públicas del Gobierno.
Esto puede suponer un varapalo importante para marcas como Audi, Mercedes o BMW, que gozaban de buena salud en el país asiático, aunque no todas sus ventas – ni mucho menos – iban destinadas a oficiales. Como último apunte, los coches que lleven los oficiales de primer rango suponen una publicidad gratuita muy importante para dichas marcas, en un país como China se identifica claramente como símbolo de prestigio y pronto los pedidos para dichos modelos por parte de particulares crecerán como la espuma.
Me temo que ahora los políticos chinos tendrán que moverse en los Citroën Fukang o comprarse un Geely Emgrand.
Vía: TTAC
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