Recuerdo cuando comenté que unos “creadores” de automóviles querían forrar el interior de uno de sus coches con piel de pene de ballena y todos nos miramos con cara de indignación. No tengo muy claro que no fuera más que una campaña de marketing pero finalmente no hay nada de ballena.
Lo último que tienen en la recámara es el Prombron Diamond Edition, un lujo exagerado sobre cuatro grandes ruedas que hace poco vió la luz oficialmente en el Top Marques de Mónaco. Tienen muchas cosas especiales sobre todo cuando se ve por primera vez pero esconde muchos secretos, uno de ellos que tienen ciertas cosas en común con un tanque común (no los de agua, sino esos que se utilizan en las guerras).
Las ventanillas y los arcos de rueda poligonales recuerdan a los todoterrenos de los años 50, a los que en absoluto debemos despreciar pues algunos como el Land Rover Defender llevan ya 60 años con nosotros. Pero el Defender no estaba hecho a prueba de balas cómo sí lo está el Prombron, desde el techo hasta las ruedas o las ventanillas fabricadas con “oro natural”.
Pero la comodidad y la calidad que todo amante del lujo desea también están presente. Hay detalles sueltos por el exterior como los tubos de escape de tungsteno o las partes en kevlar, uno de esos materiales que tanto respetamos y que tan caros son. Por dentro tiene algo que envidiarle a un Rolls-Royce pero poco le falta: lleva detalles en oro, gemas, rubís y por supuesto la mejor piel, a gusto del comprador.
Y no, no es de pene de ballena pero nuestros compañeros de Carscoop sugieren el uso de piel de oso panda, en un especie de broma para crispar a los amantes de la naturaleza. Cueros aparte el Prombron trae consigo un teléfono con un “botón del pánico”, un equipo de sonido Rogue Acoustic que debe de ser “lo más de lo más” y, como buen ruso, un juego de tres botellas de RussoBaltique Vodka, el Vodka más caro del mundo.
El llamado “SUV más caro del mundo” pesa alrededor de 4 toneladas y monta un propulsor V8 de 8.1 litros que desarrolla alrededor de 450 CV de potencia. Gracias a él puede moverse con “cierta agilidad” y alcanzar los 160 km/h. Si desempolvamos la ecuación de la energía cinética a esa velocidad el Prombron es lo que se dice un obús con ruedas. Para alimentarse bien y para la seguridad de los ocupantes lleva dos depósitos de combustible.
No hay duda de que el Dartz Prombron, pese a su peculiar nombre, es el clásico ejemplo de la opulencia y el capricho en forma de cuatro ruedas más bien poco útiles. Juntar armas y una atractiva azafata para fotografiar al Prombron ya es para analizar con más calma, más que nada por la idea que transmiten. Quizá el hecho de que gente relacionada con el mundo de la venta de armas estaría interesada en este “búnker” andante.
Un millón de euros ya no nos parece tanto para un coche como el Bugatti Veyron pero para el Prombron a mi por lo menos se me antoja demasiado.
Dartz Prombron Red Diamond Edition
Vía: carscoop
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