Anteriormente ya había tenido la oportunidad de probar varios smart fortwo con motores de gasolina con micro hybrid drive (start & stop) y sin él, y en versiones coupé y cabrio. Pero esta es la primera vez que me ponía al volante de un smart electric drive, un modelo que no se producirá y comercializará masivamente hasta 2012, para constatar que definitivamente es el más agradable y cómodo de conducir de todos.
De momento el smart electric drive tan sólo se ha fabricado en una tirada muy limitada destinada a organismos gubernamentales, presentaciones de la marca, pruebas de prensa y eventos publicitarios. El Salón de Madrid nos brindó la oportunidad de probar muy fugazmente la versión eléctrica del mundialmente conocido smart fortwo, para ir abriendo boca y podernos imaginar el tipo de vehículos que conquistarán las ciudades en un futuro cada vez más cercano.
Lo primero que nos sorprende es que el smart electric drive es exactamente igual que un smart fortwo en sus correspondientes versiones diésel y gasolina. Lo único que nos recuerda su condición de eléctrico es su decoración, con las llantas y el contorno de la célula de seguridad en color verde, y el emblema y la inscripción electric drive sobre la carrocería.
Por dentro ídem de lo mismo, tanto el habitáculo como el salpicadero, como el cuadro de mandos, son exactamente iguales que en un smart fortwo cualquiera, incluso el selector de marcha es el mismo que emplean las versiones con cambio automático. La única novedad son dos “relojes” sobre el salpicadero que nos indican el nivel de carga de la batería de 0-100% y la potencia que eléctrica que estamos consumiendo instantáneamente, a mayor potencia mayor será también el consumo energético.
Me siento en el puesto del conductor de este smart electric drive, giro la llave y acciono el contacto, y no se oye absolutamente nada. A diferencia de un smart fortwo cualquiera cuyo motor ya estaría rugiendo a nuestras espaldas, en este eléctrico biplaza únicamente nos percatamos de que el motor está encendido al ver que se encienden los indicadores en el cuadro de mandos. Al acelerar e iniciar la marcha se oye un ligero zumbido del motor eléctrico.
Salimos a la carretera y descubrimos que la suavidad es total, la aceleración completamente lineal nos ofrece un confort de marcha imposible hoy en día en sus hermanos de gasolina (de los diésel ya ni hablamos). Los incómodos tirones al subir de marcha con el cambio automático del smart fortwo son inexistentes en el smart electric drive, aquí no existen marchas, la suavidad es pasmosa y sólo nos preocupamos por acelerar, frenar y girar el volante.
La respuesta del propulsor eléctrico al acelerador es prácticamente inmediata. La aceleración no es tan intensa como en las versiones de gasolina, es cierto, pero a parte de lo que digan los datos objetivos, la gran diferencia sigue siendo que en el eléctrico no apreciamos las aceleraciones de la misma forma y desde ya os digo que aún así es muy probable que seamos los primeros al salir de un semáforo o un stop.
La imposibilidad de superar los 100 km/h nos limitará a la hora de salir por autovías o autopistas (legalmente podremos hacerlo), pero aún más nos limitará la escasa autonomía media de poco más de 115 km. No obstante el mayor problema que le encuentro está en los tiempos de recarga, que lo hacen casi inviable para un uso normal y corriente, dado que carece de un sistema de recarga rápida al uso.
De hecho el modo de recarga rápida-lenta que tiene, que nos permite cargar las baterías en una toma de corriente de 220V de un 20% inicial hasta un 80% de la carga total, nos llevará aproximadamente 4 horas. Mientras que la carga completa de 0 a 100% y con 25ºC lleva más de 8 horas. Esto será sin duda un handicap importante…
Por otro lado la gran ventaja del futuro smart electric drive de producción masiva, será el hecho de que ya de por sí el smart nació como una alternativa por y para la ciudad, para hacer pocos kilómetros con un consumo modesto y con una facilidad de aparcamiento excelente. Dadas estas premisas, el defecto de tener una autonomía reducida no será tan acusado como en otros automóviles, dado que en muy pocos casos el uso que se le da a un smart fortwo conlleva recorrer más de 100 km diarios.
Siempre me gustó lo bien pensado que está todo en el smart. La tapa del maletero tiene un doble fondo que en el caso del coupé nos permite guardar objetos de pequeño tamaño (por ejemplo triángulos de emergencia), en el caso del cabrio tiene el espacio exacto para guardar los pilares rígidos desmontables, y en el caso de este smart electric drive tiene el espacio suficiente para guardar los cables de recarga que enchufaremos en los puntos de recarga de eléctricos.
En fin, de consumos y duración de la batería en condiciones reales no podemos hablar, dada la fugacidad de nuestra toma de contacto, que apenas nos llevó unas decenas de kilómetros por las calles de Madrid. Espero al menos que os haya aclarado algunas dudas acerca de los entresijos del smart electric drive.
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (I)
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (II)
- smart fortwo 62 coupé, a prueba (III)
smart electric drive
En Diariomotor: smart Fortwo y smart Fortwo Cabrio 2010 | smart Fortwo electric drive | smart Fortwo Brabus electric drive