Aún queda para que veamos al Chevrolet Volt rodar sigilosamente por nuestras calles con su motor eléctrico y ya se están barajando mejoras para hacerle a la segunda generación. Ir por delante es importante pero igual es un poco arriesgado cuando no se sabe si cuando llegue el Volt será un éxito, un fracaso o será un coche más (esto último lo dudo bastante).
El Volt actual está compuesto por un motor eléctrico, el único que lleva fuerza a las ruedas, y otro motor de combustión de cuatro cilindros que sirve para recuperar energía para las baterías. GM está estudiando para el siguiente paso tres alternativas diferentes a este último y ambas serían toda una novedad en este tipo de coches, los eléctricos de autonomía extendida (E-REV), que todavía no se venden en serie en Europa.
La primera de ellas sería la adopción de un motor rotativo y con ella tanto las ventajas, como son su menor tamaño o la mayor potencia por centímetro cúbico en comparación con cilindros equivalentes, y sus desventajas, tales como la baja durabilidad o el gasto de mayor combustible. Además deberían solucionar el problema del ruido y la vibración que se crearían al funcionar el rotativo a mayores revoluciones por minuto.
La segunda sería un motor de gasolina bicilíndrico de unos 25 CV de potencia y la tercera un pequeño motor diésel, probablemente un tetracilíndrico. Esta opción significaría a priori un coste elevado para el fabricante, a pesar de que se podrían adoptar motores actuales, pero significaría un menor consumo de combustible con el que se beneficiarían los clientes del Volt.
Estas tres opciones de barajan para reducir el coste que tiene el tren de propulsión del Volt, excesivamente alto a pesar de contar con un motor de gasolina ya existente y cuyo coste de desarrollo ha sido sobradamente rentabilizado. Sólo el paquete de las baterías ya cuesta 10.000 dólares. Desde luego tal y como lo pintan únicamente pintan dos opciones para el Volt que ya conocemos en cuanto salga al mercado: o no es rentable para GM o es demasiado caro para el público.
General Motors pretende reducir al 50 % el coste de las baterías para el segundo Volt y así poder luchar en mejores condiciones contra el Toyota Prius, el enemigo natural del Volt mientras no existan otros E-REV en el mercado. A este paso, con el primer Volt previsto para el 2011, Toyota puede ofrecer a tiempo una solución híbrida tradicional más ahorradora y económica o directamente competir con un E-REV propio.
En la misma línea debería ir el primo europeo del Volt, el Opel Ampera, aunque puede que éste reciba el cambio generacional más tarde todavía si cabe. Aparentemente la primera generación llegará en 2012.