Es la crónica de una muerte anunciada, algo que se venía rumoreando desde hace meses pero que hasta el momento no ha sido confirmado oficialmente por Ford. La producción de Mercury se detendrá definitivamente antes de finales de año sin que de momento se haya dejado el mínimo resquicio a cualquier alternativa que no implique el cierre. Los esfuerzos de Ford se centrarán ahora en potenciar Lincoln, su otra marca de lujo para la cual han urdido un prometedor plan de expansión.
Estaba claro que dentro del grupo Ford Motor Company no había espacio para estos dos pesos pesados de la automoción estadounidense, y en estos tiempos de apretarse el cinturón la decisión ha sido la esperada: acabar con el más débil, es decir, Mercury. Como dato, basta decir que en los últimos años la producción de Mercury no superaba las 90.000 unidades anuales, muy por debajo incluso de las cifras que precipitaron hace años el fin de Oldsmobile (General Motors) y Plymouth (Chrysler).
La otra cara de la moneda la vive Lincoln, cuyo futuro parece cada vez más claro y prometedor. El reto para Lincoln ahora será ganarle terreno a las marcas de lujo que se están repartiendo el pastel del mercado de Estados Unidos, especialmente Cadillac y Lexus. Y lo harán con una renovada gama de automóviles en la que muy probablemente los híbridos, como el MKZ Hybrid, tendrán la última palabra.
Entre los planes más prometedores de Lincoln se incluye el lanzamiento de un compacto de lujo que llegará a los concesionarios en los próximos cuatro años. A parte, Ford Motor Company aumentará las líneas de financiación de Lincoln para acelerar la renovación de la gama de modelos apostando por un nuevo diseño, tecnología puntera y mecánicas más potentes y sobretodo más eficientes para estar a la altura de sus rivales.
Vía: Ford
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