El Mercedes CLC tiene los días contados

El Mercedes CLC fue lanzado al mercado a finales de 2008, como parte de un intento de revivir el moderado éxito del Clase C Sportcoupé. El problema radicaba en que en lugar de un nuevo modelo, se trataba de un lavado de cara camuflado, muy visible en un habitáculo idéntico al de su predecesor y cambios estéticos exteriores que lo evidenciaban. Claramente, hablamos de un modelo de transición hacia el futuro Clase C Coupé, que estará un paso por debajo del Clase E Coupé y será construido sobre una plataforma moderna. Como es lógico, al CLC le quedan dos telediarios.

Informaciones procedentes de Mercedes sugieren que el fin de su producción sucederá en otoño. Actualmente – un dato que no sabía y me ha sorprendido – el CLC se fabrica en la planta que Daimler posee en Juiz de Fora (Brasil). Dicha planta acogerá a partir del año que viene la producción de la próxima generación del camión Actros. Los Actros destinados a Europa se seguirán produciendo aquí, pero la demanda de Mercosur es tan grande que la planta de Juiz de Fora se dedicará exclusivamente a producir dicho vehículo comercial. El Mercedes CLC se queda sin techo donde producirse.

Francamente, no me sorprende. Las ventas que está teniendo son muy bajas, en parte debido a que es un producto obsoleto y caro, superado ampliamente por sus BMW y sus Serie 3 Coupé o Audi y su A5. No estoy diciendo que fuese un mal coche, de hecho no me disgusra en absoluto y en su oferta de motores llega a tener un 3.5 V6 de 272 CV, pero ha perdido la chispa que tenía a mediados de década, cuando incluso llegó a ofrecerse una versión AMG con un 3.2 V6 sobrealimentado hasta los 360 CV. A la espera de ese Clase C Coupé, nos despedimos del CLC, deseándole lo mejor en su nueva vida en el mercado de ocasión.