Hace tan solo 6 años nacía una versión del Renault Mégane bajo la denominación Renault Sport. Esta versión a lo largo de este tiempo ha conseguido hacerse un hueco en la historia del automovilismo. Hoy, nos ponemos las Mégane (gafas en japonés, casualmente) para repasar su ascenso al olimpo de los hot hatchs.
Pero repasemos antes un poco los antepasados, para ver con un poco de perspectiva el futuro. Si los antepasados del Clio están claros (R5), los del Mégane no tanto. La versión anterior a este modelo era el Renault R19, que se produjo entre 1988 y el 2000, y su máximo exponente fue el R19 16V, que montaba un 1.8 16V gasolina que daba 135 CV, hacia el 0-100 en 8.2 segundos y alcanzaba los 215 km/h. Era muy distintivo, ya que tenía una entrada de aire en el capó.
Después llego su sustituto, el Renault Mégane en 1995. Básicamente se trataba de una nueva carrocería sobre la base ya existente del R19. Heredó gran parte de los componentes, tales como motores, transmisiones, chasis, etc. Pero aunque pueda parecer que era igual, fue el primero de los modelos de Renault enfocados a ofrecer una mayor seguridad, incluyendo pretensores en los cinturones delanteros o airbag de conductor, consiguiendo 4 estrellas en los test EuroNCAP. Como versión mas deportiva encontramos un 2.0 de 150 CV.
En 2002 se presentó al público el Renault Mégane II, un modelo que se empezó de cero y ofrecía grandes mejoras con respecto a la versión anterior. Pero no sería hasta 2 años más tarde cuando llegase al mercado el esperado Renault Mégane II RS, un coche que estaba un escalón por encima del Clio RS (el 182 por aquella época). A día de hoy, ya no se le compara con el Clio, sino con coches que están por encima de él, y eso es muy buena señal.
Empecemos pues, por este modelo de 2004 del Mégane RS. Este hatchback se ofreció en 3 y 5 puertas (para poder llevar a los niños al colegio con una sonrisa). Su aspecto exterior difiere de un Mégane normal, como es lógico. Lo más llamativo sin duda, es su paragolpes trasero con su doble escape central. Otros cambios en la carrocería fueron el paragolpes delantero, más bajo, sin molduras de plástico y con los antinieblas colocados fuera de la entrada de aire.
En cuanto a su motorización, lleva un motor de 2 litros turboalimentado que desarrolla 225 CV y 300 Nm de par. Con esos datos, realizaba un 0-100 en 6.5 segundos, y alcanza una velocidad máxima de 240 Km/h. Junto a ese motor monta una transmisión manual de 6 velocidades, declarando 8.8 litros a los 100 km de consumo medio. La suspensión también se había cambiado con respecto a las versiones más bajas, dando mayor estabilidad y deportividad.
A partir del año 2005, con la salida de la edición limitada RS Trophy, cuando se añadiendo suculentos extras al Mégane RS como el paquete especial denominado Chasis Cup, con un nuevo chasis que le confería más rigidez, medidor de presión de los neumáticos, llantas de antracita 235/40/R18 con unos Dunlop SP Sport Maxx, ESP desconectable, y una suspensión más refinada. El segundo extra era un paquete denominado Sport que aportaba unos asientos Recaro y una reducción de 20 kilos sobre el peso total del vehículo.
Ese mismo año llegó una especie de hermano pequeño low-cost, denominado Mégane RS Access. Básicamente se trataba del Mégane RS equipado con lo más básico, ni rastro del Chasis Cup, el paquete Sport o cualquier otro aditamento. Posteriormente el Clio RS también tuvo su propia versión Access bajo la misma filosofía.
Con esto llegamos al final del primer parte de la saga Renault Mégane RS. En la próxima edición haremos un repaso a las dos versiones más radicales que salieron al mercado para este modelo: F1 Team R26 y R26.R.
Partes del especial Saga Renault Sport:
Renault Mégane II RS
Vía: Renault