El Volkswagen Golf VR6 apareció en la tercera generación del compacto como un spin-off mejorado de la saga GTI. Con un motor de seis cilindros en V poco convencional, muy compacto debido a la inclinación de 15º entre cilindros formando una sola bancada, su cilindrada de 2.8 litros le hacía ser el Golf más potente de serie hasta entonces, con 174 CV. Por supuesto, esta cifra de potencia era fácilmente aumentable (con dinero y una importante preparación de por medio), y eso fue precisamente lo que hizo Jeremy Freedman con su Golf III VR6 de 1997.
Freedman ya era bastante aficionado a la saga GTI, y de hecho anteriormente había tenido un Golf II GTI, pero no se conformaba con cualquier cosa: quería el Golf GTI más rápido de la Tierra, y ahí apareció su VR6. Para demostrarlo, el lugar apropiado era el evento Texas Mile, donde competiría con superdeportivos como un Ford GT, Lamborghini Gallardo o un Toyota Supra potenciado. ¿Estaría a la altura? Si decimos que su Golf VR6 contaba con la escandalosa cifra de 800 CV, todo apunta a que sí: un verdadero lobo con piel de cordero.
Las modificaciones para alcanzar tal rendimiento realizadas por su amigo Philip Wight, de Dubsquared, fueron muy profundas, desde un bloque motor con cilindrada ampliada a 3.0 litros y totalmente reforzado pasando por escape, reprogramación electrónica o una entrada de aire más generosa. Pero lo mejor estaba por llegar: tras probar diferentes turbocompresores, se quedaron con un turbo Precision 6768 y un intercooler totalmente artesanal, hecho a medida para el vano motor.
También encendido e inyectores fueron reemplazados, junto a un nuevo embrague de doble disco mucho más resistente y un diferencial de deslizamiento limitado. Con todas estas modificaciones, el Golf VR6 de Freedman estaba listo para arrasar en las drag races norteamericanas. La aerodinámica permanece casi de serie, sin apenas trabajo encima, lo que es un importante hándicap para alcanzar velocidades que superen los 300 Km/h y a la vez no perder estabilidad, pero con fuerza bruta y más de 800 CV todo es posible.
La caja de cambios de cinco velocidades, también de serie, era otro impedimento, así que se alargaron los desarrollos mediante la monta de neumáticos slick (para una mejor adherencia al asfalto en estas fuertes aceleraciones) en medida 215/60 R15.
Con estos cambios y un motor ahora capaz de alcanzar las 8.500 rpm, batir los 300 Km/h no sería ninguna utopía. Con todo este armamento sobre el VR6, el intento de la milla con salida desde parado se realizó en 208.1 mph, o lo que es lo mismo, en 335 Km/h, como podéis ver en el siguiente vídeo:
Vía: Autoblog.com
Más información e imágenes: EuroTuner
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