Por supuesto que no hablamos de Usain Bolt (el que verdaderamente es el hombre más rápido del mundo) sino de Pierre Henri Raphanel, el encargado de verificar el record del flamante Bugatti Veyron 16.4 Super Sport y que durante un instante surcó el asfalto a 434.211 km/h. Definitivamente muy pocos podrán presumir a lo largo de su vida de haber logrado algo así, es más, ni siquiera disponer de la liquidez suficiente para hacerse con el deportivo más rápido del mundo te garantiza disponer de un circuito habilitado a tal efecto.
El magazine 0-60 se ha puesto en contacto con este piloto de pruebas francés para conocer de cerca la historia del record conseguido por el Bugatti Veyron 16.4 Super Sport en el circuito de pruebas de Volkswagen en Ehra-Lessien, muy cerquita de Wolfsburgo. Reconoce que la noche antes de la prueba tuvo serias dificultades para conciliar el sueño, “nunca sabes que va a pasar a más de 400 km/h y si tienes un problema ten por seguro que no podrás regresar a boxes a dar parte y resolverlo” reconocía en la entrevista.
Para alcanzar esta velocidad no es necesario tener ninguna preparación física, todo lo que tienes que hacer es pisar el acelerador a “tabla” y esperar a que el Bugatti Veyron 16.4 Super Sport vaya alcanzando velocidad. Pero alcanzar estas velocidades, incluso en un circuito que realmente es una recta, nunca es algo sencillo. Para verificar el record es necesario hacer un recorrido de ida y vuelta y la carrera lanzada en el sentido inverso prácticamente no se había ensayado anteriormente, por lo que le preocupaba especialmente el comportamiento que tuvieran los neumáticos en contacto con el asfalto a velocidades extremas.
Un abismo, esa es la diferencia entre circular a 400 km/h y 430 km/h. Por sorprendente que resulte Raphanel reconoce que a 400 km/h el Bugatti Veyron se mueve con gran solidez, a partir de ahí los siguientes 30 km/h son infernales, el piloto no lleva ningún control, únicamente se asegura de no mover ni un milímetro el volante, sabes que vas a una velocidad que ni los propios encargados de ponerlo a punto han conseguido alguna vez y te encuentras con que surcas un circuito rodeado de árboles, en pleno bosque.
Por último reconoce que no pudieron homologar los 434 km/h de velocidad máxima conseguidos en el tramo de ida, debido a que un suave viento les impidió pasar de 427.933 km/h a la vuelta y tuvieron que “conformarse” con una velocidad máxima de 431 km/h. Esa mencionada “brisa” les pudo jugar una mala pasada al apurar la frenada al regreso y confiarse pensando que les ayudaría a detenerse antes y retrasar el punto de frenada. Aunque definitivamente todo quedó en un incidente sin más consecuencias.
La entrevista completa la podéis leer en inglés en 0-60 mag, y es más que recomendable para ver como se siente siendo el hombre más rápido del mundo… al volante de un automóvil de calle.
Bugatti Veyron 16.4 Super Sport
Vía: 0-60 mag
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