Ya sabemos que Nürburgring es como el paraíso hecho pista de asfalto. Por esta pista han pasado desde los superdeportivos más potentes del mundo hasta los pilotos más importantes y además es un lugar en el que poner a prueba la pericia de cada uno al volante. Por decirlo de una manera suave, es como la meca de un fan del automóvil (sin olvidar por ello otros lugares “santos” como Le Mans).
Después de esta pequeña narración elogiando a Nürburgring, ¿por qué no disfrutar un rato de sus curvas? Y para darle un toque diferente, hagámoslo con un coche que sería de los últimos que personalmente elegiríamos para surcar la pista entre los pianos: el Citroën BX 19 GTI. Esta berlina nacida en los inicios de los 80 contó con varias versiones deportivas “GTI” con hasta 160 CV. El que nos ocupa, con “solamente” 128 CV, se pasea en Nürburgring por delante de algún que otro deportivo sin demasiado apuro.
El asunto tiene un poco de truco. Aparte de la pericia del conductor que maneja el BX GTi, el coche no está exactamente como de serie. Toda la decoración inútil, para correr se entiende, del habitáculo ha desaparecido por lo que el peso se reduce hasta los 870 kilogramos. Aunque el motor en sí parece que no ha sido modificado el chasis sí que ha sido adecuado para la ocasión, reforzando la trasera con una barra estabilizadora y elevando el estatus de los frenos al nivel necesario para la pista.
El resultado está a la vista y con un tiempo de 9 minutos y 12 segundos todavía más. Pueden parecer mucho si lo comparamos con un Pagani Zonda R pero este BX GTI ha rodado solamente 23 segundos más lento que el Clio V6 de 230 CV. Por cierto, no sé por qué me he acordado del vídeo en el que un Citroën AX le da zapatilla pone en aprietos a todo un Mitsubishi Lancer Evolution.
Vía: Autoblog.it
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