Verano, calor y buen tiempo. El momento preferido por muchos para disfrutar de un descapotable, al menos para aquellos que tengan la suerte de vivir en zonas donde el sol no “apriete” demasiado, el resto como mucho podríamos conformarnos con disfrutar de paseos descapotados a partir del atardecer. En cualquier caso aquí os traigo la prueba del Fiat 500C, un pequeño cabrio que se estrenó en la presente “temporada” de descapotables.
El Fiat 500C es un descapotable de dimensiones reducidas, ideal para un uso urbano, y aún así con espacio suficiente para viajar cuatro adultos cómodos. De hecho se puede decir que el espacio del habitáculo no se ha resentido ni un ápice respecto a la versión “cupé” del Fiat 500, y tan sólo penaliza el espacio de carga del maletero a favor del placer de disfrutar de este utilitario tan chic a cielo abierto.
Techo de lona plegable sin montantes desmontables
Respecto al sistema de capota escogido existe un defecto importante, pero también una ventaja. El mayor defecto es la imposibilidad de disfrutar de un descapotable “completo”, es decir, sin los montantes laterales, dado que éstos forman parte de la estructura rígida de la carrocería. En este caso no se ha contado con pilares y montantes desmontables como los que utilizan otros cabrios como el Citroën C3 Pluriel o el Smart Fortwo Cabrio. Una lástima, pero es algo que tiene su razón de ser…
El techo de lona del Fiat 500C queda plegado por fuera y por encima del maletero, de forma que no penaliza ni el espacio de carga ni tampoco el espacio en el habitáculo. Además con la capota plegada por fuera le da un aspecto retro bastante curioso. Si se hubiera prescindido de los montantes laterales la medida más básica de seguridad antivuelco hubiera obligado a los ingenieros a situar unos pilares tras los reposacabezas traseros y reforzar el arco de la luna delantera, amén de habilitar un espacio para guardar los montantes.
Lógicamente esto hubiera sacrificado el espacio de las plazas traseras y hubiera complicado el hecho de dejar plegado el techo tras los reposacabezas.
El techo dispone de tres posiciones básicas que se seleccionan con un clic en el respectivo botón de apertura o cierre de capota. La primera es con la capota ligeramente abierta, como un techo “solar” de toda la vida, la segunda es con el techo completamente abierto y la tercera es con la capota completamente plegada incluyendo la luna trasera.
Con la capota completamente plegada no es posible abrir el maletero, dado que la capota interfiere con el pequeño portón de carga. Para mayor comodidad del usuario, al hacer clic en el botón de apertura del maletero automáticamente se despliega el techo lo justo para permitirnos su apertura.
Un maletero con una “boca de carga” muy pequeña
Llegados a este punto aprovecho para hablaros del espacio de carga. El Fiat 500 es un utilitario pequeño y por lo tanto su maletero era también muy pequeño, pero permitía abatir los asientos traseros y aprovechar un espacio de carga máximo en el que alojar objetos muy voluminosos.
La gran limitación del Fiat 500C es que no cuenta con el portón de su homólogo cupé, y tan sólo tiene una pequeñísima puerta de apertura vertical que da acceso a un espacio de carga con volumen de 185 litros. El problema está sobretodo en una “boca de carga” muy reducida, donde se hace imposible alojar objetos voluminosos. La solución estaría en introducirlos abatiendo asientos y a través de sendas puertas laterales.
Habitáculo
El habitáculo es suficientemente amplio en todas sus cotas para cuatro ocupantes, de hecho a priori el espacio es exactamente el mismo que el que puede ofrecer un Fiat 500 cupé. Ni siquiera la altura libre, por la presencia del techo de lona, se ha resentido. El acceso a las plazas traseras es sencillo, aunque requiere de dos acciones: (1) inclinar el asiento con la palanca del vértice superior y (2) correr al asiento hacia delante mediante el tirador de la base de los asientos frontales, sin que ésta última posición disponga de “memoria”.
Las plazas traseras tienen espacio para dos pasajeros adultos y disponen de sendos reposacabezas regulables en altura. Incluye un cortavientos enrejillado desmontable que se coloca por detrás de los reposacabezas y que no interfiere para nada en los pasajeros. Éste puede recogerse en una bolsa a la medida, pero no cuenta con ningún hueco en el maletero que esté habilitado a tal efecto.
Puesto de conducción elevado para dominar la carretera
Siempre me gustó el puesto de conducción del Fiat 500 (excepto en el Abarth 500, dónde la hubiera preferido en una posición más rebajada), y en éste caso no iba a ser menos. La posición del conductor está ligeramente elevada, con eso y con el ligero voladizo frontal se domina toda la carretera. También resulta agradable la posición elevada de la palanca de cambios, que requiere movimientos muy cortos para cambiar de marcha, y el tacto del pomo esférico.
Todos los mandos necesarios se encuentran a mano y el cuadro de mandos circular que incluye el cuentakilómetros y el cuentarevoluciones en una misma circunferencia nos presenta en el centro la información del ordenador de a bordo en el que podemos hacer el seguimiento típico de kilometraje, consumos, autonomía y ajustar el “setup” de algunas opciones como los faros antiniebla con opción de luz diurna.
Aspecto y silueta
Después de todo ello cabe destacar que el Fiat 500C es un utilitario de aspecto “chic”. No es ninguna casualidad que Fiat lo haya aprovechado para aproximarse al “lobby” gay, y que fuera galardonado como el Coche Gay del Año 2010. Lejos de absurdos clichés, con objetividad es un descapotable de cuatro plazas con el don de no desentonar lo más mínimo en zonas costeras ni tampoco en zonas urbanas.
En fin, tomad sitio y preparaos para la segunda parte de esta prueba del Fiat 500C en la que por primera vez os hablaré del aspecto dinámico y del motor 1.4 16 válvulas y 100 CV que da vida a este pequeño cabrio.
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Fiat 500C
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