Si hace unos meses tuvimos la oportunidad de visitar el Circuito de Ascari, ahora hemos podido acudir a otro complejo privado llamativamente interesante: el Circuito Internacional de Jumilla. A diferencia del de Ronda, la característica más atractiva del mismo son la gran variedad de actividades que se ofertan, convirtiendo el complejo en un lugar realmente único. El circuito está situado en la “Finca del Olmo”, una gran parcela de unas 800 hectáreas a pocos minutos de Jumilla, en la provincia de Murcia y con buenas conexiones con la costa valenciana y Andalucía oriental.
La familia promotora del proyecto -todos ellos auténticos entusiastas del motor – dilucidaron en 2007 construir un circuito para disfrute personal en la finca familiar situada entre los parajes naturales de la Sierra de la Pila y la del Carche. Tras invertir “algunos” millones de euros para acometer las obras, decidieron reorientar la filosofía del proyecto y abrirlo al público en 2009 para todo aquel que buscase una oferta relacionada con los automóviles y el turismo rural.
En realidad, en la finca existen tres circuitos: uno asfaltado, otro de tierra y un tercero inmerso en el campo ideal para todo-terrenos. La pista asfaltada – con una longitud de 2400 metros – es muy ratonera y permite varias configuraciones a elegir por el cliente. Aunque las curvas son mayoritariamente lentas, se puede buscar una disposición con varias rectas donde alcanzar velocidades más elevadas.
El circuito de tierra es ideal para iniciarse y perfeccionar técnicas de drifting y otras propias de los rallyes. Esta parte me pareció muy interesante por ser suficientemente amplia para derrapar con total seguridad y salir de ahí siendo un experto del contravolante… incluso tiene un gran salto donde puedes volar con el coche durante algunos segundos. Lo mejor de todo, es que es posible enlazar ambos circuitos debido a la proximidad que existe entre ellos. De esta manera se obtiene un circuito mixto en donde pilotar en asfalto y tierra, algo así como “Pikes Peak” pero sin subida.
En ambos circuitos se pueden realizar cursos de conducción segura y deportiva – individuales o en grupo -, adaptados a cada persona dependiendo de los conocimientos previos del alumno así como de la duración que desee. Los cursos de conducción se realizan normalmente en los vehículos de la escuela (BMW 130i) aunque recomiendan que cada alumno acuda con coche propio.
Los dueños del circuito disfrutan de un garaje de ensueño para cuando deseen “darse un homenaje”: desde un “barato” Nissan GT-R hasta un Ferrari 430 Scuderia pasando por un Porsche 911 GT2, un Ferrari 599 GTB, un KTM X-Bow o un Maserati GranTurismo. Excepcionalmente ofrecen estos coches para las clásicas “Experiencias GT” en las que el cliente puede disfrutar de una pequeña toma de contacto (entre 3 y 6 vueltas al circuito) donde experimentar las sensaciones de un superdeportivo, siempre bajo la supervisión de un monitor.
Como comentábamos, la finca también cuenta con un tercer trazado para todoterrenos donde se imparten clases de conducción en los vehículos de los clientes o en una flota de Mercedes Clase M. Desde este circuito se puede disfrutar de una bonita vista a través del campo a la vez que se aprovechan los desniveles naturales y obstáculos puestos adrede para aprender diferentes técnicas de conducción off-road.
Pero los propietarios tienen un ojo puesto en el futuro ya que actualmente se encuentra bajo tramitación de la Administración un proyecto para la construcción de un nuevo circuito de más de 6 kilómetros de longitud y 15 metros de anchura, apto para recibir la homologación de la FIA para Fórmula 1. De salir adelante el proyecto, el Circuito Internacional de Jumilla se convertiría en uno de los circuitos más largos del mundo. Entre sus peculiaridades, destaca una reconstrucción del famoso “sacacorchos” del circuito de Laguna Seca y dos rectas de más de kilómetro y medio.
Además del sonido de motores berreando y olor a rueda quemada, también es posible acompañar la estancia en el circuito con actividades de todo tipo. Se puede elegir entre un sinfín de posibilidades: paseos a caballo, rutas en bicicleta, excursiones o incluso cazar perdices o jabalíes en el propio coto de caza de la finca. Lo cierto es que es todo un lujo y difícilmente habrá otra “secta de la velocidad” que ofrezca a sus visitantes actividades tan diferentes para desconectar del estrés que se vive en la ciudad y aprovechar este entorno único para relajarse en medio de la naturaleza o hacer novillos como críos en el circuito.
En la finca se encuentra también un hotel rural donde es posible alojarse. Situado a un par de minutos del circuito, está una bonita hacienda de antaño restaurada con mucho gusto que cuenta con diez habitaciones dobles y restaurante con comida típica de la zona. Además, también hay una casa-cortijo junto al circuito donde se pueden alojar grupos de familias y amigos con piscina y jacuzzi. En definitiva, un auténtico parque de atracciones para “niños mayores”…
Circuito Internacional de Jumilla
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