La presentación del nuevo Renault Latitude ha causado ciertas molestias en Francia. En el fondo, no es más que un Samsung SM5 producido en Corea del Sur con otra calandra y algunos cambios adicionales, pero al fin y al cabo bastante superficiales. El Latitude es el reemplazo natural del Vel Satis, la gran berlina que se dejó de fabricar hace casi un año y pasó por el mercado con más pena que gloria a nivel de ventas. Renault quiere a toda costa seguir teniendo una oferta semi-premium para competir con los alemanes, y ha decidido recurrir a Samsung, su filial coreana.
El problema es que el Vel Satis se fabricaba en Sandouville (Francia) y el SM5 Latitude se hará en Corea casi con toda seguridad. El Renault Laguna se fabrica en la misma factoría, y tampoco está vendiendo demasiado bien. Por tanto, los sindicatos ven como una amenaza los Samsung coreanos. El Gobierno francés, que posee un 15% de las acciones de Renault (y por tanto poder de decisión), tampoco está contento con esta globalización de Renault. Como es lógico, Francia debe velar por sus intereses nacionales, y el Gobierno no ve bien esta derivación de beneficios al lejano oriente.
De hecho, el Gobierno francés ya ha tenido problemas con Renault acerca del SUV Koleos, que no deja de ser otro producto Samsung al que se le aplica un lavado de cara para hacerlo parecer francés. Los trabajadores de Renault y sus sindicatos, en el más puro estilo revolucionario, planean hacer una visita poco amistosa al Salón de París y protestar frente al stand de Renault en los días de público. Hace dos años ya hicieron algo parecido en París, donde empapelaron y causaron daños al prototipo Renault Ondelios, protestando por los despidos y la situación económica de la marca.
PSA (Peugeot y Citroën) también están empezando a tener problemas por una situación similar. Aunque sus problema no llegan a la suela del zapato al problema sindical de Renault, los acuerdos con Mitsubishi no están gustando en Francia. PSA actualmente toma de Mitsubishi las plataformas de los SUV Citroën C-Crosser y Peugeot 4007, además de los eléctricos Citroën C-Zero y Peugeot iOn. Lo cierto es que no sólo Renault y PSA recurren a socios transcontinentales, la globalización automovilística toca a todas las marcas y es inevitable para su supervivencia.
De lo que no hay duda y hay muchísimas evidencias empíricas al respecto es que las crisis fomentan el proteccionismo.
Vía: TTAC
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