Permítanme citar una frase de la película El Club de la Lucha en la que el protagonista, un perito de accidentes de tráfico de una marca de automóviles, reconoce la forma de actuar de la empresa para la que trabaja: “A, se toma el número de vehículos de ese modelo. B, se multiplica por el índice de probabilidades de fallo. C, se multiplica por el acuerdo económico acordado sin ir a juicio. A*B*C=X. Si el resultado es menor de lo que costaría una llamada a revisión, no la hacemos“.
Quiero pensar que al menos en lo que concierne a la seguridad esta no es la forma de actuar de ninguna marca de automóviles, aún menos después de lo sucedido con Toyota en Estados Unidos. Pero lo cierto es que en lo que se refiere a defectos de fábrica conocidos que puedan provocar averías de mayor o menor gravedad, lo único con lo que nos encontramos los clientes es con un muro tras el que se intenta ocultar cualquier responsabilidad del fabricante sobre la fiabilidad de su producto.
Los de los defectos de fábrica es algo que pasa hasta en las mejores familias. Recientemente era Ferrari quien tenía que llamar a revisión a más de 1.200 unidades del Ferrari 458 Italia por un fallo de construcción que hacía que su deportivo pudiese empezar a arder después de un uso intenso de su descomunal motor central-trasero de 8 cilindros en V. ¿Esto pone en entredicho su fiabilidad? Ni mucho menos, les honra que al menos hayan admitido su error y rectifiquen, aunque sea demasiado tarde para algunos cavallinos.
Es realmente difícil que una marca admita un defecto de fábrica a la hora de reparar una avería fuera del periodo de garantía obligatorio que estipula la ley, o el periodo concreto que haya establecido el fabricante. En muchos casos el cliente más ávido se percata que la avería de su vehículo es algo habitual cuando comprueba que existen multitud de casos documentados en foros y blogs de internet. Aún así conseguir que la marca admita su error y recibir una compensación es realmente difícil, prácticamente imposible.
Un Ferrari 458 Italia en llamas
El oscurantismo y el secretismo con que se esconden algunos boletines de averías conocidas de muchos modelos, así como la base de datos de averías y piezas implicadas por modelo, llega hasta tal punto que incluso los talleres que no están afiliados a ninguna marca se topan con multitud de inconvenientes a la hora de reparar los vehículos de su clientela.
Sólo cuando el problema es realmente grave, o atañe a demasiados vehículos, el fabricante emite un boletín público comunicándose con la prensa y con sus clientes para efectuar la famosa llamada a revisión.
Algunas asociaciones de automovilistas y talleres del Reino Unido han lanzado una llamada a los fabricantes para que éstos lleguen a un acuerdo para divulgar los fallos conocidos de sus vehículos, que hasta ahora guardaban con celo fuera del alcance de los clientes y de la prensa. Obviamente, para que esto se llevase a cabo tendrían que establecerse por lo menos alguna directiva a nivel europeo que así lo indicase, cosa que de momento parece imposible dada la situación del sector del automóvil.
¿Utopía, o realmente creéis necesario que los fabricantes divulguen la base de datos de averías para amparar al cliente a la hora de justificar defectos de fábrica conocidos?
Vía: Auto Express
En Diariomotor: La culpa de los incendios del Ferrari 458 Italia es de un adhesivo | Ranking de llamadas a revisión 1993-2008