Desde hace algún tiempo os quería hablar de nuestro “amigo” el airbag, ese gran desconocido dispositivo que las marcas anuncian a bombo y platillo junto a sus preciadas cinco estrellas EuroNCAP y sacan pecho reconociendo que su vehículo lleva 5, 7 o hasta 9 bolsas de aire. Pero como el buen amigo que vive lejos, el airbag (por suerte) sólo hace aparición en contadas ocasiones, de hecho casi nunca nos acordamos de él hasta que realmente lo necesitamos.
Mi excusa para hablaros de este dispositivo es la presentación por parte de Ford de un nuevo tipo de airbag frontal diseñado para minimizar los daños en el tórax. Y es que por mucho que el airbag salve vidas, también entraña sus riesgos y provoca daños. Aún así cuando el accidente es inevitable ¿preferirías estrellar tu cuerpo contra un objeto rígido como el volante o contra una bolsa inflada de aire?
El nuevo airbag que incorporará de serie la nueva generación de Ford Focus se basa en el principio de que como no todos los ocupantes tienen la misma constitución (altura, anchura y peso) no todos los airbag son igualmente efectivos. Para ello contará con una bolsa de aire que se infla en varias piezas formando siluetas diferentes adaptadas al cuerpo del ocupante y dejando un pequeño compartimento inferior que evite el impacto con el tórax.
El sistema identifica las dimensiones del ocupante según los ajustes que haya hecho éste del asiento. Una vez más toma aún más importancia el hecho de ajustarnos a la distancia correcta del volante, con la espalda bien acomodada en el respaldo y la cabeza también bien apoyada en el reposacabezas.
El airbag, en general
Aún recuerdo aquellos años en los que el airbag pasaba de ser un exótico sistema de seguridad reservado a un pequeño grupo de automóviles, a introducirse de forma masiva hasta convertirse en algo imprescindible y básico en cualquier automóvil que quiera comercializarse en Europa. Entonces surgieron las dudas, las primeras leyendas urbanas y también los primeros accidentes en los que hubo quien dudo acerca de las garantías que ofrecía. También es cierto que para que cumpla su función y no se convierta en un peligro más, hay que comprender su funcionamiento.
El sistema de airbags es mucho más complejo de lo que muchos se imaginan. Detrás de esa bolsita de aire se esconden una serie de sensores, acelerómetros, detectores de impactos y demás sondas que se encargan de detectar un accidente, analizar su naturaleza y proceder al respecto detonando el o los airbag que sean necesarios en cuestión de milésimas de segundo. Y es que por mucho que le sorprenda a algunos los airbag no siempre tienen que actuar, precisamente por el peligro que entraña que impacte una bolsa de aire en tu cuerpo a esa velocidad.
Por cierto, el airbag, como todo dispositivo electrónico o mecánico tiene su mantenimiento y no está exento de errores. Los automóviles hoy en día es difícil que se callen un error, sobretodo si es tan grave como el fallo de un airbag. Por ejemplo ver el chivato en el cuadro de mandos del airbag es un indicio de que el sistema no podría funcionar correctamente o incluso accionarse cuando no debería hacerlo, como ya apuntaron hace unos meses nuestros colegas de Circula Seguro.
Vía: Ford
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