¿Qué haces si te dejan un Mercedes SLS AMG y eres fotógrafo? Pues lo lógico sería llevarlo a una zona de montaña a quemar asfalto, pero si también tenemos acceso a un precioso Mercedes 300 SL toca una buena sesión fotográfica como la de Ian Merritt. En Chicago, ha podido fotografiar a los dos “alas de gaviota”, cara a cara, sin tapujos. La primera impresión que nos llevamos es que el clásico de los años 50 sigue destacando frente al superdeportivo del Siglo XXI. Un punto a favor de su diseño, sin duda.
El 300 SL simplemente tiene una línea que roza la perfección, y un ejemplar tan cuidado llama la atención por su pureza y brillo. De color azul oscuro, con un interior en cuero beige y llantas de acero originales, podría alcanzar en el mercado de segunda mano más de 500.000 euros sin despeinarse. En su día se trataba de una maravilla de la tecnología: era el primer Mercedes – y el primer automóvil – en emplear la inyección directa de combustible en lugar de la habitual y poco eficiente carburación.
Su seis cilindros en línea de 3.0 litros impulsaba las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual de cuatro relaciones, con una potencia de 215 CV a 5.800 rpm. Para un motor atmosférico que data de primeros de la década de 1950 es un guarismo impresionante. También impresiona su par máximo de 275 Nm a 4.600 rpm, un par específico digno de los estándares actuales. Era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 9 segundos y su coeficiente aerodinámico era de 0.38.
Con una carrocería de aluminio montada sobre un chasis tubular, sólamente pesaba 1.293 kg y era capaz de alcanzar los 245 km/h. Era un coche muy avanzado para su tiempo. A su lado se sitúa el actual Mercedes SLS AMG. Es un coche también tecnológicamente avanzado pues emplea la fibra de carbono en su construcción y monta el motor en la misma posición que su abuelo: delantera-central. Sin embargo, ahora es un 6.2 V8 atmosférico con 571 CV, el V8 atmosférico más potente de la historia.
Con casi el triple de potencia que el abuelo y un peso que no llega a los 1.700 kg es capaz de acelerar hasta los 100 km/h en 3.7 segundos gracias a una caja de cambios de doble embrague y siete relaciones. En lugar de unos humildes 245 km/h de punta, esta llega a los 320 km/h. Su diseño es espectacular, pero lo cierto es que en comparación con el otro “alas de gaviota”, tiene que esconder la cola y simplemente mantener la dignidad. Y eso que es uno de los Mercedes más bonitos en muchos años.
Os dejamos una completa galería de imágenes para que los apreciéis en todo su esplendor.
Mercedes 300 SL y SLS AMG, clásicos frente a frente
Vía: Kicking Tires
Fotografías: Ian Merritt
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