Un sol de justicia, carreteras con muchas curvas y una colección de vehículos con las últimas incorporaciones al catálogo de Abarth nos esperaban en uno de nuestros escenarios favoritos para poner a prueba todo deportivo que se precie de serlo. No hay demasiados caballos ni motores mayores que un 1.400 cm3. No ha lugar. Abarth sigue enorgulleciéndose de sus pequeños y picantones deportivos con motores de baja cilindrada.
En su lugar vemos parachoques sobredimensionados con entradas y salidas de aire que sabemos que no están de adorno. Llantas de gran diámetro, calzando neumáticos de perfil bajo y corte deportivo (Pirelli Pzero Nero), entre cuyos radios se divisan unas buenas paelleras y unas pinzas rojas en las que está inscrito el emblema de Brembo. También muchos escorpiones y un rugido incesante y el gorgoteo que desprenden por el escape cada una de las fieras según vamos arrancando el motor para salir a probar los nuevos Abarth 500C y Abarth Punto Evo.
Abarth 500C
Tomamos el volante primero del nuevo Abarth 500C, un vehículo que se entiende como el más urbano y sosegado dentro de la gama Abarth. Está enfocado principalmente a un público que busca un utilitario distinguido, pasional y de prestaciones interesantes. Obviamente todo ello lo ofrece, pero sin la radicalidad del resto de sus congéneres en la marca del escorpión.
Una de las mayores diferencias entre el Abarth 500 que ya probamos anteriormente y el Abarth 500C está en su techo de lona descapotable con accionamiento eléctrico. Para más información basta que os paséis por la prueba del Fiat 500C que también probamos recientemente, ya que su funcionamiento no varía casi nada. De hecho la principal diferencia entre el Abarth 500C y su homólogo de Fiat está en que con el Abarth disfrutaremos mucho más de los rugidos que despide el escape con el techo abierto y que son toda una delicia especialmente si nos movemos por carreteras de montaña rodeadas de paredes y túneles.
Cambio secuencial
Una de las decisiones que tomó Abarth fue la incorporación de un cambio secuencial, que no es más que un cambio manual automatizado sin necesidad de accionar manualmente el pedal del embrague. Este dispositivo cuenta con dos posiciones, las habituales, Manual y Automático, amén del selector de marcha D (representado como 1) y R, todos ellos accionables desde unos botones situados bajo la consola central.
En este caso se ha prescindido de palanca secuencial para efectuar el cambio de marchas en modo manual. Para ello cuenta con unas levas detrás del volante que facilitan enormemente la maniobra cuando negociamos curvas. A diferencia de otros cambios con automatismo en modo Manual, el del Abarth 500C no sube de marcha automáticamente cuando llega a un régimen elevado de revoluciones, llegando al corte si el conductor así lo requiere.
Definitivamente la solución de cambio secuencial automatizado no es la mejor para buscar un rendimiento deportivo, aunque hay que decir que este cambio en cuestión no es malo y ni el tirón en subida o bajada de marchas es excesivo ni se produce demasiado lento (sí lo es si lo comparamos con un doble embrague, aunque nos imaginamos que por razones técnicas esta opción está fuera del alcance de un pequeño Abarth 500C). Es lo más cómodo para una conducción urbana y de trayectos habituales, personalmente para una conducción entretenida sigo prefiriendo el cambio manual del Abarth 500.
+5CV extra respecto al Abarth 500
El incremento de 5 CV en la potencia del 1.4 Turbo JET que montan tanto el Abarth 500 (135 CV) como el Abarth 500C (140 CV) apenas se aprecia y tiene que ver más con las ligeras optimizaciones que se aplican cada cierto tiempo a los motores y con la compensación de las prestaciones que se podrían perder al arrebatarle su techo a este utilitario deportivo. En cualquier caso apenas pierde dos décimas en el 0 a 100 km/h respecto al coupé, quedándose en los 8.1 segundos, la velocidad punta y los consumos siguen siendo los mismos, respectivamente de 205 km/h y 6.5 litros/100 km en ciclo mixto homologado.
La sensación que percibimos desde el primer momento es que las suspensiones han recibido algunos ajustes para no resultar tan molestas y rígidas como las del Abarth 500. Aunque este punto sólo sería verificable con una prueba comparativa en la que se analizasen ambos vehículos a la vez. En cualquier caso la rigidez estructural no se ve comprometida, ya que este descapotable no prescinde de ningún pilar ni de los travesaños del techo sino únicamente de la parte superior del techo.
Se puede optar por un navegador con telemetría en el que podremos analizar nuestra conducción en un tramo y ver las revoluciones por minuto alcanzadas en cada momento, la velocidad y los cambios de marcha. Además vienen preinstalados los mapas de muchos circuitos de todo el mundo, desde Goodwood hasta Montmeló pasando por Brands Hatch…
De serie cuenta con 7 airbags, incluido uno de nueva incorporación para las rodillas del conductor. Los faros xenon también se incorporan de serie en el Abarth 500C, así como un sensor de aparcamiento trasero que como ya vimos en la prueba del Fiat 500C se hace imprescindible para compensar la pérdida de visibilidad que se produce cuando estamos aparcando y tenemos la capota completamente abierta y plegada sobre el maletero.
“Puesto en casa” el Abarth 500C se sitúa en 21.400€, apenas 2.600€ más que un Abarth 500 y que son la tarifa que habrá que pagar por contar con un techo descapotable, un cambio automatizado y secuencial, 5 CV extra que para ser honestos difícilmente apreciaremos y un sensor de aparcamiento trasero.
- Abarth 500, a prueba (I)
- Abarth 500, a prueba (II)
- Abarth 500, a prueba (III)
- Fiat 500C, a prueba (I)
- Fiat 500C, a prueba (II)
- Fiat 500C, a prueba (III)
- Fiat 500 1.3 Multijet Lounge, a prueba (I)
- Fiat 500 1.3 Multijet Lounge, a prueba (II)
- Fiat 500 1.3 Multijet Lounge, a prueba (III)
Abarth 500C, toma de contacto
Abarth 500C y Abarth Punto Evo
En Diariomotor: Abarth 500C y Abarth Punto Evo