En la primera parte de la prueba del Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG os hablamos de su diseño, calidades y habitabilidad. Como conclusiones parciales, hemos determinado que se trata de un coche muy amplio, con unas calidades excelentes y un diseño sobrio y sensato. El equilibrio es una de sus virtudes, y esta virtud siempre le aúpa a los primeros puestos de las listas de ventas de toda Europa. Es hora de conocer la innovadora técnica que contribuye a consumos y prestaciones verdaderamente buenos.
En primer lugar, el Golf de cinco puertas mide 4.20 metros de largo, 1.78 metros de ancho y 1.48 metros de alto. Tiene una batalla de 2.578 mm, y un ancho de vías que alcanza un máximo de 1.540 mm en el eje delantero. La pieza fundamental del coche, es su innovador motor 1.2 TSI de 105 CV. Abrimos el capó y cuesta encontrarlo, es muy pequeño – podemos ver claramente el suelo a través del vano motor – y cubica sólamente 1.197 cc. Es un cuatro cilindros, no un tres cilindros.
Ha sido desarrollado a partir de los 1.4 TSI, no tiene nada que ver con los tricilíndricos atmosféricos que se gasta Volkswagen en sus modelos de acceso a la gama. Combina un downsizing muy agresivo con la inyección directa de combustible y un turbocompresor de geometría fija. Tiene sólo dos válvulas por cilindro y el bloque es de hierro fundido, con culata de aluminio. Su relación de compresión es de 10:1. Es sencillo a nivel de técnica, lo que debería hablar a favor de la fiabilidad y durabilidad.
Su potencia máxima es de 105 CV a 5.000 rpm, mientras que el par máximo es de 175 Nm, constantes entre las 1.500 y las 4.100 rpm. Es la potencia de un 1.6 atmosférico, con un par motor superior al de muchos 1.8 de aspiración atmosférica. Dentro del Grupo Volkswagen, este motor reemplaza completamente al desfasado 1.6 MPI de 102 CV e inyección indirecta. Además de tener unos consumos superiores, tenía unas prestaciones bastante justas en todos los modelos en los que era montado.
Los consumos que homologa son realmente bajos, un combinado de 5.8 l/100 km, que bajan hasta los 4.9 l/100 km en extraurbano y suben hasta los 7.3 l/100 km en ciclo urbano. Sus emisiones de CO2 son de sólamente 134 g/km, por lo que sólo paga el 4.75% de Impuesto de Matriculación. A nivel de prestaciones, es capaz de acelerar teóricamente hasta los 100 km/h en 10.6 segundos y alcanzar una punta de 190 km/h. El motor va montado en posición delantera transversal.
Acciona las ruedas delanteras a través de una caja de cambios DSG de siete relaciones. Esta caja de cambios es de doble embrague. Siendo técnicos, es una caja manual robotizada, con tecnología de doble embrague. Hay dos ejes, uno de marchas pares y otro de marchas impares. Cuando estamos en primera, el eje de marchas pares preselecciona la segunda y a nuestra orden – o la de la ECU – la insertará de manera instantánea (y aquí hablo de manera literal), muy rápida y eficientemente.
Si el coche nota que estamos en una deceleración invierte el funcionamiento, se preselecciona la marcha inferior. Con esta caja de cambios tenemos saltos inexistentes entre marchas e incluso algunos coches equipados con DSG homologan menos consumo que sus contrapartidas manuales. Las cajas DSG de siete relaciones no requieren de cambio de aceite y soportan como mucho 250 Nm de par motor, al contrario que las cajas de seis relaciones, algo más antiguas, pero de idéntico funcionamiento.
Volkswagen no ha declarado el peso de este coche, pero en base al peso de los 1.4 TSI DSG, concluimos que está en torno a los 1.300 kg, un valor razonable para un coche de su segmento. El coche se sienta sobre neumáticos Michelin Energy Saver en medidas 195/65 R15. El equipo de frenos está compuesto por discos delanteros de 280 mm (ventilados) y discos traseros de 250 mm (macizos). La suspensión es independiente en las cuatro ruedas, como viene siendo habitual en los Golf.
Es hora de subirnos al asiento del conductor y girar el contacto.
Impresiones dinámicas
¿Cómo va en ciudad?
Pues giramos el contacto y el propulsor despierta con un ligero temblor. En cuanto el ralentí se estabilza, miro otra vez el cuentavueltas para asegurarme de que está encendido y no se me ha apagado. Hay que afinar el oído y estar muy atento a sus finísimas vibraciones. En este sentido el refinamiento de marcha es total. Desde el puesto del conductor la visibilidad es muy buena, tanto delantera como lateral y trasera, gracias a unos retrovisores de buen tamaño y una luneta trasera completamente diáfana.
El cambio DSG de siete relaciones es nuestro aliado en ciudad, donde lo mejor es dejarlo en modo 100% automático. Al arrancar lo único que notaremos es una sensación completamente constante de empuje, y como de vez en cuando la aguja del cuentavueltas cae al cambiar de marcha. Con la palanca en D, el objetivo del coche es optimizar el consumo de combustible, por lo que siempre nos va a llevar muy bajos de vueltas, en la mayoría de casos por debajo de las 1.500 rpm.
Aunque no lo parezca, el motor tiene un empuje muy importante “desde abajo”, acelera con decisión aunque en dicho proceso no supere las 2.000 rpm. Como es lógico, si queremos una respuesta más rápida pisando más el acelerador el programa cambiará más tarde de marcha, y siempre podemos seleccionar el modo S, pero para una conducción tranquila en ciudad no vamos a necesitar más potencia. Para primar los consumos, no es raro circular a 50 km/h en sexta marcha y a unas 1.200 rpm.
Si hay un repecho y la marcha se nos queda larga, la DSG bajará sola una o dos marchas. Es el único momento en el que podemos notar un pequeño tirón (nada molesto). El tarado de suspensiones orientado al confort y neumáticos de gran perfil consigue un total filtrado de los baches y una calidad de rodadura ejemplar. Con 4.20 metros de tamaño, tiene unas dimensiones correctas para la ciudad. Un radio de giro correcto le permite moverse con agilidad entre el tráfico.
Aparcarlo tampoco es tarea complicada. Aunque no tiene cámara de visión trasera ni sensores de aparcamiento, tiene un tamaño adecuado para aparcarse sin mayores problemas. Eso sí, los paragolpes están pintados en el color de la carrocería y no tienen protecciones de plástico oscuro. Por tanto, cuidado con aparcar al toque (más bien el problema es nuestro para con otros conductores) pues nuestra unidad ya tenía varias marcas en el paragolpes trasero por esta razón.
En cuanto a los consumos urbanos, aunque la homologación es de 7.3 l/100 km, las constantes paradas y arranques – no puede montar sistema Stop&Start – y el tráfico denso han hecho que la cifra obtenida en nuestras pruebas sea de 9.5 l/100 km. No debería sorprender a nadie, pues los motores de gasolina suelen consumir mucho más combustible del que realmente han prometido. Alguna prueba adicional en sucesivos días mostró consumos en dicha línea, siempre alrededor de los 9 l/100 km.
Perfecto para largos viajes en autopista
El Golf 1.2 TSI se defiende muy bien en ciudad, pero mucha parte de su vida la pasará en la autopista o autovía. Uno de los primeros detalles que me sorprendió fue el gran aislamiento acústico del habitáculo, junto al Subaru Forester de los mejores que he podido experimentar. Incluso a altas velocidades el silencio se mantiene, siendo la principal fuente de ruido de origen aerodinámico. Es posible mantener una conversación en todo momento, sin necesidad de levantar la voz.
En cuanto al confort de rodadura, como os mencionamos antes, la suspensión filtra todas los baches y juntas de dilatación junto a unos neumáticos de mucho perfil. No hay crujidos o grillos de ningún tipo. Con llantas de 17 se perdería confort, pero con nuestras 15 pulgadas no podemos ir más cómodos en un Volkswagen Golf. Aunque sea una suspensión de tarado confortable, balancea poco en las curvas, aunque concretaremos más tarde cuando os hable de su comportamiento en carretera.
Ponerse a 120 km/h es un proceso sorprendentemente rápido: a pesar de que sólo tenemos 105 CV, nos acompañan 175 Nm de par motor. El desarrollo de la séptima marcha es muy largo, 45.3 km/h por cada 1.000 rpm. Esto significa que a 120 km/h reales el cuentavueltas marca una cifra cercana a las 2.700 rpm. A 120 km/h de marcador – unos 113 km/h por GPS – rodamos a unas 2.500 rpm. El motor se encuentra en su zona de par máximo y gira sin hacer apenas ruido.
En repechos pronunciados no se queda atrás, a 120 km/h sube pendientes del 5% sin apenas inmutarse. Si pedimos aceleración o la pendiente se hace más severa, bajará una o dos marchas y el soplado del turbo comenzará a hacerse audible. Las recuperaciones son buenas, el coche siempre bajará alguna marcha para dar una respuesta óptima. Lo mismo se aplica a los adelantamientos, pero siempre hay que recordar que no es un superdeportivo, ni un coche diseñado para una conducción deportiva, más bien para devorar kilómetros sin cansarse.
La dirección del coche es asistida hidráulica, y tiene un tacto pesado muy agradable. Lo que quiero decir es que no vamos a tener que estar constantemente haciendo correcciones. Al hacer algo de fuerza para girar su accionamiento es más preciso que en otros coches. El tacto del volante también es destacable, forrado en un cuero liso y con dos pequeñas protuberaciancias para nuestros pulgares en la posición de las “tres menos diez”. Tiene un diámetro mediano, los hay mayores y más pequeños.
Recalco en el gran funcionamiento del motor, con mucha potencia en bajas y marchas muy estirables. No parece tener 105 CV, parece tener dos decenas más como mínimo. No debería decirse, pero incluso mantiene con aplomo y soltura cruceros bastante superiores a los 120 km/h. En cuanto a consumos, en un ciclo extraurbano consistente en dos puertos de montaña de primera categoría y autopista a unos 130 km/h de marcador, la media que hemos obtenido ha sido de 6.2 l/100 km.
Nos ha parecido una cifra muy buena para un coche de gasolina. En este caso la metodología no ha podido ser tan precisa como en otras ocasiones porque no cuenta con control de crucero Tempomat. Además de que el pie derecho se nos cansa, es inevitable que la velocidad no sea constante. Considero un detalle importante disponer de control de crucero en un coche de carácter rutero, pero no debo olvidar que la versión probada tiene un acabado básico. Gajes del oficio.
Análisis dinámico en carretera
En este apartado hablaremos del comportamiento del motor y las sensaciones más directas que nos ofrece el Volkswagen Golf 1.2 TSI. Como habíamos comentado, el tarado de suspensiones del Golf está enfocado al confort, y por tanto vamos a notar balanceos considerables si tomamos curvas rápidamente. En carreteras nacionales muy amplias apenas lo notaremos a no ser que vayamos muy rápido. Es un coche que me ha parecido muy aplomado y sumamente estable.
Si vamos a una nacional o provincial menos transitada y revirada, podemos sacar a lucir su comportamiento. En primer lugar, el motor tiene una gran elasticidad: aunque la potencia máxima se entregue a las 5.000 rpm, las reservas de fuerzas son casi constantes desde las 1.400 rpm hasta el corte de inyección a las 6.500 rpm. Para comprobar estos datos lo mejor es poner la caja de cambios en modo manual (en D, movemos la palanca hacia la derecha) y pasar a usar las levas tras el volante para cambiar de marcha.
La leva izquierda sirve para bajar de marcha, y la derecha para subir de marcha. Personalmente, creo más cómodo emplear la palanca para cambiar de marchas: tirando hacia nosotros bajamos de marcha, empujando subimos, al contrario de un cambio secuencial de competición. En función de nuestro estilo de conducción y – recordad – si estamos acelerando o reduciendo la velocidad de cambio variará. Los cambios más instantáneos y gratificantes son cuando vamos haciendo una conducción más inspirada.
Un breve toque a la palanca y antes de que vuelva a su sitio ya estamos en otra marcha. En fuertes deceleraciones un par de toques y bajará dos marchas de golpe de manera casi instantánea. Uno comienza a ver las cajas automáticas con otros ojos y a darse cuenta de que el cambio manual no lo es todo. Ahora bien, hay una peculiaridad y es que no podemos sostener indefinidamente una marcha en modo manual: al llegar al corte el coche subirá una marcha, queramos o no.
En el modo Sport la conducción es automática, pero generalmente dos marchas por debajo de lo habitual. Tenemos más respuesta y los cambios de marcha se producen bastante más tarde (a 3.000 rpm en conducción tranquila, para hacernos una idea). Es hora de afrontar una carretera revirada para ver qué tal se comporta este compacto, siempre con la idea presente de que no es un coche con un enfoque deportivo o hecho para correr (lo que no impide que se defienda muy bien).
En primer lugar advertimos el tacto de los pedales, solícito, pero nada del otro mundo. Sin embargo, la dirección es arena de otro costal: combina a la perfección un toque pesado con una gran precisión y un gran feedback para el conductor. En este sentido da mucha confianza. Ya conduciendo en curvas, advierto el gran potencial que tiene el chasis del Volkswagen Golf – como se evidencia en las versiones GTI y R – pero en la versión de acceso no vamos a tener dicha eficacia, por neumáticos y suspensión.
El coche se inclina mucho en las curvas y los neumáticos Michelin Energy Saver están optimizados para reducir la fricción, no para tener un gran agarre lateral. Lo que quiero decir es que el límite del coche lo ponen los neumáticos, que tienden a un precoz subviraje en cuanto les exigimos más agarre. Dicho sea esto, el Golf tiene un comportamiento muy noble y seguro en todo caso. Gracias a un peso reducido, tiene un paso por curva ágil y cambia de dirección sin problemas, con agilidad.
El ESP+TCS no es intrusivo, pero actúa cuando es necesario para manternos en la trayectoria sin apenas molestarnos. Con llantas de 16 pulgadas y otros neumáticos posiblemente tenga un mejor paso por curva, pero también se estropearía lo cómodo que resulta en superficies bacheadas. En cuanto a consumos, en conducción deportiva nos moveremos en los 10 l/100 km, sin embargo, en conducción tranquila y cumplidora con los límites de velocidad hemos registrado un consumo de 5.0 l/100 km.
A la hora de los adelantamientos en carreteras de doble sentido, en primer lugar debemos advertir que no llevamos un coche demasiado potente (léase no apurar demasiado), pero pisando con decisión la DSG se situará en su zona de potencia óptima y saldremos con fuerza por detrás de ese camión lento. El sonido del motor al acelerar no es particularmente bonito, y está muy amortiguado por el aislamiento acústico del habitáculo y del propio capó.
En definitiva, un coche con una dinámica cuidada, consumos bajos y en general muy equilibrado. En la tercera parte analizaremos el equipamiento y repasaremos sus rivales antes de emitir la conclusión final.
- Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)
- Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (III)
- Volkswagen Golf R, a prueba (I)
- Volkswagen Golf R, a prueba (II)
- Volkswagen Golf R, a prueba (III)
- Prueba de contacto del Volkswagen Golf GTI DSG
- Volkswagen Golf GTI contra Volkswagen Scirocco 2.0 TSI, pelea entre hermanos (I)
- Volkswagen Golf GTI contra Volkswagen Scirocco 2.0 TSI, pelea entre hermanos (II)
- Volkswagen Golf GTI contra Volkswagen Scirocco 2.0 TSI, pelea entre hermanos (III)
Volkswagen Golf 1.2 TSI DSG, a prueba (I)
Imágenes: Sergio Álvarez
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