Sergio Marchionne, CEO de Fiat y Chrysler, ha destapado la caja de los truenos en Italia. El lunes se emitió en la cadena de televisión RAI una entrevista en la que aseguraba tajantemente que Fiat podría hacer más si pudiera prescindir de Italia. Esas han sido sus palabras exactas, que han sido tomadas por la sociedad italiana como una puñalada al país.
Marchionne dice que todas las fábricas que el grupo posee en Italia son deficitarias, y que esa situación no tiene visos de cambiar. Apostilla que, de los 2.000 millones de euros de beneficio previstos para 2010, ni un solo euro proviene de Italia. El mensaje es claro: la productividad de las fábricas italianas de Fiat es un lastre para la economía de la compañía.
Ha dejado intuir que Fiat sería mucho más rentable si trasladara la producción a países en los que los costes fueran menores, lo que ha desatado un aluvión de críticas a esta persona. Políticos y sindicatos dicen que no pueden irse del país puesto que no tendría sentido que una empresa que lleva el nombre del país en su nombre lo abandone.
Aseguran además que el directivo miente al decir que todas las fábricas tienen pérdidas económicas, poniendo el ejemplo de Ferrari. Salvo pequeños altibajos, la firma del cavallino mantiene un nivel de rentabilidad muy aceptable y eso que toda la producción se lleva a cabo en la planta italiana de Maranello.
Es un tema escabroso, puesto que hasta ahora ninguna marca consolidada ha abandonado el país donde se gestó su nacimiento. Ni siquiera marcas con apuros como Seat, Opel o algunas estadounidenses lo han hecho, cuando quizá el traslado de la producción a otros países podría ayudar a rebajar costes y aumentar beneficios.
Por el bien de la industria automovilística italiana y europea, esperemos que estas declaraciones sean tan sólo un aviso, y que no tengan mayor trascendencia. Fiat es una de las mayores empresas italianas y tiene a decenas de miles de trabajadores en el país; la deslocalización de sus fábricas dejaría en la calle a la mayor parte de ese enorme volumen de empleados.
La polémica ha ido más allá de la propia Fiat, puesto que Marchionne dejó un recado a la industria italiana en general diciendo que es muy poco competitiva en el panorama internacional. Partidos de todas las ideologías, sindicatos y ciudadanos a pie han protestado airadamente por estas palabras, aunque este tema no es de nuestra incumbencia.
Vía: Terra Motor | Europa Press
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