Esta semana probamos para vosotros el nuevo Toyota Avensis. Nuestra unidad estaba equipada con un motor 1.8 de gasolina, el conocido Valvematic VVT-i de 147 CV, un atmosférica con una buena potencia específica que promete consumos muy reducidos en la teoría, con una media homologada de sólo 6.5 l/100 km. El Toyota Avensis es una interesante berlina media de corte generalista, cuya tercera generación fue lanzada a finales del año 2008, en reemplazo de una muy exitosa segunda generación.
Nuestra unidad de pruebas tenía menos de 2.500 km en el odómetro y un penetrante olor a coche nuevo cuando fui a recogerla, a pesar de haber sido matriculada a mediados del mes de abril. Aún así, su rodaje ya había sido más que completado. El nivel de acabado de nuestro Avensis es el Advance, intermedio en la gama Avensis, pero el más alto al que se puede acceder con motores de gasolina. El acabado Premium sólo está disponible con el motor turbodiésel 2.2 D-4D de 150 CV.
Del Avensis nunca se ha dicho que sea un coche pasional, y muchos calificaban a las dos primeras generaciones como electrodomésticos con ruedas: fiables, con una buena relación calidad-precio, pero faltos de pasión o personalidad. En la tercera generación todo cambia, pues el Avensis arriesga más en diseño y gana muchas cualidades tecnológicas. En nuestra habitual batería de pruebas, comenzamos el habitual repaso al diseño, para después contaros nuestras impresiones de su habitáculo.
Un japonés más atrevido
Con un tamaño de 4.69 metros, el Toyota Avensis es un vehículo de tamaño proporcionado y líneas armónicas. Esto no impide que tenga un diseño más personal que otras berlinas, patente sobretodo en el frontal del vehículo. La calandra es peculiar, presidida por el gran logotipo de Toyota, que parece quisiera echar a volar. Los faros son bastante grandes, y tienen un aspecto cuadriculado muy moderno. El diseño delantero provoca también una curiosa forma para el capó.
El conjunto de paragolpes y antinieblas es bastante más convencional. De su perfil lateral podemos destacar los pasos de rueda, abultados y musculosos. Los marcos de la superficie acristalada son cromados, y en el pilar C muestran con orgullo un dinámico quiebro. Este quiebro se denomina “Hoffmeister kink”, y fue introducido por BMW en algunos vehículos durante los años 60. Confiere dinamismo al diseño, un toque de deportividad que ha sido posteriormente usado en incontables lanzamientos.
Las llantas de nuestra unidad son de 17 pulgadas, opcionales. Desde el paso de rueda delantero se forma una línea de expresión que termina en la zaga. Esta línea ascendente hace un perfil lateral agradable y joven, pero en el caso del Avensis provoca en mi opinión una zaga demasiado alta. En la parte trasera, todo el protagonismo se centra en los pilotos, que mezclan tecnología LED para las luces de freno y bombillas convencionales para el resto de funciones luminosas.
En general, es un coche que se deja ver, con un diseño más atrevido que polarizará a su potencial público en detractores y admiradores. El color gris verdoso de nuestra unidad no es de los más comunes, es resultón puesto que sus tonos varían mucho en función de las condiciones lumínicas. El Avensis se aleja de los electrodomésticos y juega la baza del diseño, y según parece, sus ventas no van mal. Aunque es superado por las clásicas ofertas francesas y alemanas, se posiciona como rey de los japoneses.
Impresiones del habitáculo: habitabilidad, calidades, ergonomía
Puesto de conducción y plazas delanteras
Abrimos la puerta y nos sentamos en los asientos, tapizados con una tela clara de aspecto resistente, pero de una tonalidad siempre propensa a ensuciarse fácilmente. Lo primero que hacemos es regular el asiento, que cuenta con ajuste de altura y regulación lumbar eléctrica. Una vez ajustado, no queda demasiado espacio entre el techo y mi cabeza. Una persona alta simplemente debería bajar la altura del asiento, no debería tener problemas para encontrarse cómodo.
El hecho de disponer de apoyo lumbar ayuda a que los viajes largos sean cómodos y nuestra espalda no se resienta. Los asientos tienen poco apoyo lateral, pero está claro que no estamos ante un coche diseñado para ser deportivo. Su mullido es algo blando para mi gusto, pero siendo objetivos no me han resultado incómodos y es posible acostumbrarse rápidamente a estos. Nuestros pies tienen espacio de sobra, ya que los pedales están correctamente espaciados entre sí.
El reposapies es algo pequeño si calzamos un número grande en nuestros zapatos, está cubierto en plástico para no dañar la moqueta. Nuestra rodilla puede ir apoyada en la consola central mientras conducimos, pero no vamos en absoluto constreñidos. Ante nosotros se extiende un salpicadero de color oscuro, cuya parte superior emplea una agradable mezcla de plásticos duros y blandos. No reflejan la luz del sol, lo que se agradece en climas soleados. La parte inferior del salpicadero está compuesta por plásticos duros, siempre con una alta calidad percibida gracias a unos ajustes francamente buenos.
La consola central, el espacio que rodea la palanca de cambios y parte de las puertas están recubiertos en un plástico duro color carbono, muy resultón a la vista y tacto, denominado “Takezumi”. Aún así, hay que decir que no todo es perfección, puesto que es posible encontrar algún borde un poco cortante en el túnel central, por el lado del copiloto. Este túnel central parece algo propenso a los roces, pues el plástico lateral ya mostraba alguna marca, seguramente de ponerse el cinturón.
Los tiradores de las puertas también podrían tener un tacto algo mejor, o ser de metal. En cualquier caso, estoy siendo algo quisquilloso. Las puertas están compuestas por plástico duro en su parte superior, y están tapizadas. En su parte inferior hay un espacio especialmente diseñado para botellas de hasta medio litro. Los elevalunas eléctricos tienen función de bajada y subida en un toque para todas las puertas. Volviendo a la posición de conducción, el volante es regulable en altura y profundidad, tiene un diseño llamativo y está forrado en un cuero agradable.
Su tamaño es más pequeño que en otras berlinas, un detalle que me gusta. La instrumentación es sencilla, y está siempre retroiluminada en color amarillo anaranjado. Su lectura es fácil y rápida. Los dos relojes habituales flanquean a una pequeña pantalla de cristal líquido en la que se muestra el nivel de combustible y la temperatura del agua, además de la hora. Encima de esta, otra pequeña pantalla muestra información del ordenador de a bordo, kilometraje, equipo de infoentretenimiento, fecha o temperatura exterior.
A la izquierda del volante están aglutinados algunos controles, como el limitador de velocidad o la regulación de los espejos. Hay una pequeña puertecilla en la que podemos dejar el teléfono móvil o las llaves. Más abajo y en una posición poco accesible si no es con el coche parado, botones para abrir el depósito de gasolina, desconectar el control de estabilidad o desactivar la iluminación en curva. A la derecha del volante, el botón de arranque y el freno de mano, de tipo eléctrico.
La consola central está presidida por la pantalla LCD de siete pulgadas del sistema de infoentretenimiento. Esta pantalla es táctil y permite acceder con la ayuda de los botones laterales a multitud de funciones de las que hablaremos en la tercera parte. Bajo esta pantalla está el climatizador bizona, de uso intuitivo. Aún más abajo, encontramos el cenicero y el encendedor, antes de llegar a la palanca de cambios forrada en cuero. Como el freno de mano es eléctrico, se gana mucho espacio entre los asientos.
Hay un hueco con una elegante tapa con fondo de goma donde dejar las llaves, pero el realmente interesante está entre los dos asientos. En este hueco hay una toma de corriente, la entrada auxiliar del equipo de sonido y espacio suficiente para muchas carátulas de CD, además de una botella de 1.5 litros en posición vertical. Que entre una botella se consigue con un falso fondo, donde hay una trampilla practicable que aumenta la profundidad del hueco en al menos 15 centímetros.
Una bandeja móvil permite colocar una lata de refresco o una pequeña botella, además de ser un excelente receptáculo para monedas o nuestra cartera, que tendremos que sacar por ejemplo al pasar por un peaje. Finalizando el repaso a las plazas delanteras, frente al asiento del copiloto está la guantera, de tamaño correcto y tapizada en una imitación sintética de terciopelo. Hay guanteras más grandes en el mercado, la del Avensis simplemente está en la media.
Plazas traseras
Las plazas traseras tienen el mismo tapizado de las delanteras y un mullido muy similar. El espacio longitudinal para los pasajeros es muy correcto, y yo mismo (1.83 m) tengo aún espacio libre con el asiento delantero regulado para mi altura. Hay mucho espacio libre para la cabeza. En cuanto a espacio lateral, dos personas viajan muy bien, pero tres personas pueden ir algo más apretadas. Un detalle a tener en cuenta es que el piso trasero es casi completamente plano.
Esto siginifica que el pasajero central no va a tener el incordio de un túnel central elevado que le moleste, teniendo que colocar sus pies en el espacio de los otros pasajeros. En la banqueta trasera también disponemos de un reposabrazos con dos portavasos integrados. Es posible acceder al maletero a través de una pequeña portezuela, aunque está pensada para transportar con comodidad objetos largos. En las puertas cabe una botella de 0.5 litros y hay espacio para revistas tras los asientos delanteros.
Un gran maletero
El maletero del Toyota Avensis tiene nada menos que 509 litros de capacidad, alto entre las berlinas similares. Por ejemplo, el Opel Insignia, que es más grande que el Avensis, cubica como máximo 520 litros. Un Renault Laguna tiene 450 litros de maletero y un BMW Serie 3, 460 litros. Ahora bien, las formas de este maletero no son 100% regulares, los pasos de rueda estorban y es más ancho en la boca que al final. Tiene ganchos y abrazaderas en las que fijar el equipaje, si es necesario.
Toyota no ha publicado la capacidad del maletero con los asientos traseros plegados. Se forma una superficie de carga casi plana, con un pequeño escalón entre el piso del maletero y los asientos. Bajo el maletero hay una bandeja con herramientas y bajo la misma una rueda de repuesto tipo galleta. La boca de carga tiene una altura relativamente alta con respecto al suelo y el “salto” entre la boca de carga y el piso es apreciable. Hay vehículos que facilitan más la carga y descarga de bultos.
Mañana os hablaremos de sus características técnicas, su interesante motor y en general nuestras impresiones de su conducción en ciudad, carretera y autopistas.
Toyota Avensis 1.8 VVT-i Advance, a prueba
Imágenes: Sergio Álvarez
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