Después del suspense que supuso la venta de Saab por General Motors, con amenaza de cierre incluida, se pensó que el control ejercido por la holandesa Spyker devolvería a la firma escandinava a la primera línea de las marcas premium. El CEO del nuevo grupo Saab Spyker Automobiles NV afirmó que su intención era situarse en niveles cercanos a la de las firmas premium de referencia cuanto antes.
Todo pintaba bonito pero la nueva cúpula directiva se ha dado de bruces con la realidad. A pesar de que el plan de expansión y las inversiones económicas han sido adecuadas a lo que necesitaba Saab, las expectativas de ventas han estado por encima de la demanda real. En lo que va de año, los directivos se han visto obligados a reducir los niveles de ventas previstos a la mitad.
Recién adquirida la empresa a principios de este año, las previsiones eran de 60.000 unidades para este año. Antes del verano, era cifra fue rebajada a 45.000 unidades y a finales de octubre se redujo de nuevo hasta quedarse en 30.000 unidades. Las bajas ventas registradas en Europa y la desconfianza generada ha hecho que Saab no haya despegado de forma tan rápido como se esperaba.
La consecuencia más directa es, tristemente, la necesaria reducción de personal. De los aproximadamente 1.600 empleados que Saab tiene actualmente en sus fábricas, se prevé que en las próximas semanas sea necesario eliminar al menos la octava parte de los puestos de trabajo. Por tanto, unas 200 personas corren serio peligro de ser despedidas en las próximas semanas.
Esta situación no ha sido confirmada oficialmente por la marca, pero un directivo ha comunicado a la agencia Reuters que en poco tiempo habrá novedades al respecto. Es una auténtica pena que aún sigamos a vueltas con los despidos masivos en las plantas automovilísticas, sólo queda esperar a que las ventas de Saab refloten y puedan aumentar plantilla.
Vía: Reuters
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