No cabe duda de que el Saab 9-4X es un vehículo pensado para el mercado estadounidense. Allí será donde comiencen las ventas en abril y donde se estrene con dos motores de gasolina, V6 y con 265 y 300 CV. Aún más patente queda esta afirmación cuando desde Saab se asegura que el 9-4X no equipará motores diésel ni tan siquiera en el mercado europeo donde los vehículos de gasóleo representan un alto porcentaje del parque automovilístico.
El Saab 9-4X es un todocamino premium que pretende rivalizar con los BMW X5, Mercedes ML y Volvo XC90, entre otros, pero parece complicado entender la posición de Saab a la hora de no introducir en Europa una mecánica diésel que sin duda se convertiría en la de mayor volumen de ventas. Actualmente Saab dispone en su catálogo del motor 2.0 TiD que en el 9-5 se comercializa con 160 y 190 CV y que con total seguridad tendría una buena acogida en el 9-4X.
Ya vimos como incluso Porsche recientemente tenía que plegarse a la demanda del mercado y lanzar su primer motor diésel en el Cayenne (próximamente harán lo propio en el Panamera). Otro ejemplo interesante lo tenemos en Mazda. En 2007 se lanzaba el Mazda CX-7 en Europa y durante dos años pasaba por el mercado europeo sin pena ni gloria hasta que en 2009 se presentaba el restyle y se introducía un motor turbodiésel. Actualmente el motor diésel representa un 97% de las ventas totales del CX-7.
Definitivamente los planes de Saab van mucho más allá del empujón comercial que pretenden dar en Europa con los nuevos Saab 9-4X, Saab 9-5 y los nuevos modelos que llegarán en los próximos años. De hecho ya planean su expansión en Rusia y en China donde incluso tendrían prevista la construcción de varias fábricas para comenzar la producción de la próxima generación de Saab 9-3 y 9-5, obviamente para su distribución en el área asiática.
Vía: Automotive News
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