La pasada semana tuvimos la oportunidad de probar el nuevo Renault Latitude en la localidad portuguesa de Cascais, cerca de Lisboa. Desd el principio se pensaba que el Renault Latitude era un reemplazo del difunto Vel Satis, y por tanto una oferta abiertamente premium. Pero nada más lejos de la realidad: desde un principio, los responsables de la marca clarificaban que el Latitude es una berlina grande para competir en el terreno generalista con rivales como el Citroën C5, el Opel Insignia o el Ford Mondeo.
Es un tricuerpo tradicional que se posiciona un paso por encima del Laguna en tamaño, pero no en precios. ¿Qué papel tiene el Laguna? Es un vehículo más pequeño y con un carácter abiertamente dinámico. Tiene un diseño más personal que puede no ser del gusto del cliente tradicional de una berlina, en quién se ha pensado para el Latitude. El Renault Latitude está íntimamente basado el Samsung SM5 y se fabrica junto al mismo en Busan (Corea del Sur). El SM5 se vende actualmente en más de 50 países alrededor de todo el mundo.
Además de un público más tradicional, el Latitude también será muy apto para flotas de empresa e incluso para taxi gracias a sus muy generosas medidas interiores. El Renault Latitude ha sido adaptado al gusto europeo en cuanto a equipamiento, calidades, conducción y motorizaciones. Esta adaptación ha sido llevada a cabo entre los centros tecnológicos de Francia y Corea del Sur. Como parte de la alianza Renault-Nissan, los japoneses también han aportado un nuevo tren trasero multibrazo y el motor 2.0 de gasolina del Latitude.
Llega la hora de probar los Latitude. Todos están aparcados en línea esperando un “dueño”. Las unidades disponibles son los 3.0 V6 dCi Initiale y unos 2.0 dCi de 175 CV. Antes de coger las llaves de un Latitude, repaso visualmente uno de los modelos expuestos, que no serían objeto de la prueba. Concretamente una unidad pintada en blanco llama mi atención. Realmente parece un coche de un segmento superior, un espaldarazo importante a la imagen de marca y puede que el empujón que faltaba a Renault en el segmento D.
Sobrio y elegante
Es mi turno de probar un Latitude. Me agrada que la unidad de pruebas haya sido un 3.0 V6 dCi con el acabado Initiale, el tope de gama. Aunque el Renault Latitude no sea un coche pasional, su diseño es llamativo y moderno, además de que soportará bien el paso del tiempo. Me ha gustado especialmente el frontal, con una gran calandra cromada que aporta personalidad al conjunto, flanqueada por dos ópticas bixenón de rasgos afilados, asiáticos podríamos incluso decir.
Su perfil lateral es el típico de una gran berlina, sin sorpresas con una línea elegante y sencilla. Como detalles interesantes, las grandes llantas de 18 pulgadas y la banda cromada que rodea la superficie acristalada, con un quiebro muy dinámico en el pilar C, el llamado “Hoffmeister kink”. La zaga es peculiar, atravesada por una banda cromada sobre la que se resalta el nombre del vehículo. Dos salidas de escape ovaladas cierran el conjunto en el caso del V6, junto a ópticas de gran tamaño y visibilidad.
En general es un diseño que no nos llama demasiado la atención a priori, pero es lo que su público demanda. Lo que quizá no se aprecie demasiado en las imágenes es su tamaño: mide nada menos que 4.90 metros de longitud, 1.83 metros de ancho y 1.48 metros de alto. Son medidas equiparables a las de un Audi A6, y están por encima de las de rivales como el Opel Insignia o el Ford Mondeo. Sin embargo, aunque su diseño no sea demasiado llamativo, es un coche con mucha presencia y una buena imagen.
“Take Care”, la comodidad sobre cuatro ruedas
El Renault Latitude estrena la marca “Take Care” en Renault, cuya filosofía es hacer la vida a bordo placentera y relajante. Pronto os explicaremos qué equipamiento permite esto. En primer lugar abro la puerta del conductor y me acomodo en el asiento delantero. Forrado en cuero oscuro, parece más un butacón que un asiento de coche. Es muy amplio y tiene un mullido confortable, que no blando. Los apoyos laterales en respaldo y banqueta son muy poco pronunciados, es un coche orientado al confort.
Renault afirma que se ha trabajado mucho en adaptar las calidades al gusto europeo, y ciertamente todos los materiales que tenemos a la vista tienen un buen aspecto y un tacto adecuado. Son plásticos blandos con muy buenos ajustes combinados con otros plásticos más duros para por ejemplo zonas de la consola central y la parte baja del salpicadero. Algunas zonas crujían un poco, como los embellecedores satinados de la consola central, un detalle que será próximamente subsanado.
El conductor tiene mucho sitio disponible tanto para rodillas como cabeza, y gracias a las múltiples posibilidades de regulación del asiento, podrá encontrar sin problemas la posición perfecta de conducción. Hablando del asiento, los delanteros son calefactados y tienen una agradable función de masaje. Este masaje pasa a nuestra espalda a través de unas bolsas de aire que se hinchan suavemente en el interior del asiento. Otros coche emplean elementos sólidos, que pueden ser en ocasiones más violentos.
Hay dos programas más o menos intensos. El sistema de masaje también permite una regulación fija, con hasta tres apoyos lumbares seleccionables por el conductor. Si vamos incómodos, es realmente porque queremos. El asiento también es regulable en altura. El volante es regulable en altura y profundidad y en los Initiale, tiene una parte superior cubierta en un material satinado similar al carey que da un toque de distinción a la berlina. El resto del volante está forrado en cuero y tiene las mismas funciones que el de un Laguna.
La instrumentación es muy sencilla y bien visible. En el centro de los dos relojes hay una pantalla multifunción a color en la que se muestra información del ordenador de a bordo e incluso información del sistema de ayuda al aparcamiento (delantero y trasero con cámara). La consola central es muy ancha y está coronada por la pantalla del navegador Carminat, que en este caso no es un Carminat TomTom. Bajo la misma hay unos enigmáticos botones con las palabras “Clean”, “Relax” y dibujos de una pequeña flor. ¿Qué son?
De nuevo, una expresión adicional de la filosofía “Take Care”. El Latitude Initiale monta un ionizador de aire Samsung Super Plasma que hace un tratamiento del aire y controla permanentemente el nivel de toxinas que se filtra del exterior. Cuenta con los modos de funcionamiento “Clean” para crear una atmósfera pura y un modo “Relax” para reducir nuestro nivel de estres, siempre sabiendo que su función no es dormirnos al volante, claro está.
El Latitude también tiene dos ambientadores integrados, con dos fragancias diferentes que podemos escoger, además de su velocidad de liberado. La filosofía de bienestar también está presente en el climatizador trizona automático, que tiene varios modos de funcionamiento automático en función de las necesidades del pasaje. Si queremos una ventilación rápida seleccionaremos “Fast”, si lo que queremos es un ambiente relajado debemos escoger “Soft”, que da poca potencia a los ventiladores.
El freno de mano es eléctrico, está junto a la palanca del cambio automático, así como el control del navegador. Las plazas traseras son muy amplias incluso para tres personas – lo he podido comprobar – ya que el Latitude tiene una anchura de hombros “Best-in-class” para los asientos traseros. Si la unidad está equipada con el doble techo solar el espacio para la cabeza puede ser algo inferior, pero ni siquiera yo, que mido 1.83 metros estaba cerca del techo en las plazas traseras.
El doble techo solar da mucha luminosidad y sensación de amplitud a uno de los coches más cómodos que recuerdo, francamente. Los pasajeros de las plazas traseras también tienen un control independiente de la climatización trizona. El maletero tiene 477 litros de capacidad, algo menor que otros competidores debido a que incluye una rueda de repuesto completa con llanta de aleación (sólo en acabados Privilege e Initiale). La guantera es refrigerada y tiene 9.6 litros de capacidad.
Es hora de sentarnos en el asiento del conductor y accionar el contacto. Mañana os contaremos todas nuestras impresiones del motor 3.0 V6 dCi de 240 CV, asociado a una caja de cambios automática de seis relaciones.
Renault Latitude, presentación y prueba en Portugal
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