Hace ya algo más de un año mi compañero Óscar pudo probar el profundidad el Mazda 6. Concretamente, equipado con el equilibrado motor turbodiésel 2.2 DE de 163 CV, que tiene una gran respuesta y muy buenos consumos según pude yo mismo atestiguar, montado en un Mazda 3 en su versión de 150 CV. Tras este año de paréntesis os ofrecemos una pequeña prueba (sólo dos partes) del nuevo Mazda 6 actualizado y equipado con el motor de gasolina más potente de la gama, un 2.5 de cuatro cilindros y 170 CV.
Este propulsor se posiciona por encima de los 2.0 DISI de 155 CV y el 1.8 de 120 CV. En la anterior generación de Mazda 6 estaba disponible una versión MPS con tracción total y motor 2.3 Turbo de 260 CV, en la actual generación debemos conformarnos con el 2.5 de 170 CV. Tras el salto pasamos a analizar los cambios que ha sufrido el Mazda 6 tras su lavado de cara del pasado año y a hablar de mis impresiones del habitáculo, comparables a las de la prueba de Óscar.
Más dinamismo estético en 2010
Como bien sabéis, el Mazda 6 ha recibido una ligera actualización estética este mismo año, destinada a dar aún más dinamismo – o si hablamos como Mazda, zoom-zoom – a la estilizada figura de su berlina estrella. Los cambios más importantes se centran en el frontal, que recibe una calandra ligeramente diferente y un paragolpes más deportivo. Me parece una gran mejora la zona de los antiniebla, con acentos en plástico plateado que actualizan su imagen sin recargar el conjunto en absoluto.
Las llantas de 17 pulgadas que se montan en el acabado Sportive también tienen un diseño actualizado, aunque basadas en un modelo Mazda muy clásico y reconocible. En la zaga no hay cambios, nuestra unidad de pruebas al ser el gasolina más potente tiene dos tubos de escape, uno a cada lado de la carrocería. Las ópticas transparentes mantienen su diseño efectista intacto. El Mazda 6 sigue teniendo una estética diferente y única en un segmento que es tradicionalmente muy conservador en el diseño.
Habitáculo cómodo y equipado
El Mazda 6 de 2010 apenas tiene cambios en el habitáculo con respecto al modelo de 2008 que probó mi compañero Óscar, por lo que la gran mayoría de sus impresiones siguen siendo válidas en esta miniprueba. No hay novedades de importancia en el interior del Mazda 6 tras el lavado de cara, sólamente cambia el volante que en mi opinión recibe un diseño menos personal. Su aro es más fino y tiene más botones. Es el mismo volante que monta por ejemplo el Mazda 3 que tuve la ocasión de probar.
Al tener el nivel de acabado Sportive, la tapicería de cuero es de serie. Es una tapicería de cuero completa, en el Mazda 6 de Óscar la tapicería de cuero era mixta con tela. No hay más cambios en el equipamiento de serie, seguimos disfrutando de un navegador GPS, cargador de 6 CD y equipo de sonido premium firmado por BOSE, lo que siempre es una garantía para un sonido de campeonato. Nuestra unidad monta el Pack Premium opcional (2.200€), en el que además del navegador se incluye un techo solar practicable.
Aporta luminosidad a un habitáculo que de por sí es muy habitable y amplio. Las plazas delanteras tienen ajuste eléctrico de asientos y las cotas de espacio me han parecido de lo más correctas. La instrumentación retroiluminada en colores rojo y azul es muy deportiva, y tiene una fácil lectura en cualquier condición climática. El conjunto de pedales es de aluminio y está equipado con pequeños tacos de goma para evitar deslizamientos involuntarios de los pedales, especialmente si tenemos los zapatos mojados.
El manejo general de los mandos de la consola central es intuitivo, así como lo es el manejo del navegador y la introducción de destino. Un detalle típico de Mazda que no me acaba de convencer del todo son las pantallas LCD que el coche lleva sobre el salpicadero y en la instrumentación. La primera muestra información de la climatización, equipo de sonido y ordenador de a bordo. La segunda sólamente nos enseña el odómetro total y los parciales. Mi queja se centra en esta dualidad y en un aspecto demasiado “años noventa”.
Las plazas traseras resultan bastante amplias, aunque el pasajero central tiene un túnel y parte de la consola central limitando el espacio de sus piernas, que tendrá que batallar con los dos pasajeros que le flanquean. Un reposabrazos central con portavasos incluido sustituye al quinto pasajero si no viaja en el coche. El hecho de que nuestra unidad de pruebas sea un cinco puertas facilita enormemente el acceso al maletero, así como la carga y descarga de objetos voluminosos.
En el maletero entra un volumen de carga de 510 litros, si abatimos la fila trasera de asientos ya se alcanzan los 1.702 litros. La bandeja cubremaletero se puede quitar para una mejor carga. Aunque la forma del maletero no es del todo regular la boca de carga tiene una altura correcta y apenas hay salto hasta el suelo de carga. Tiene una rueda de repuesto de tipo galleta, a pesar de que también lleva el subwoofer del equipo de sonido en el maletero.
En general me parece que tiene un interior muy bien terminado, con unos materiales vistosos y que se nota que son de buena calidad, de lo mejor en el segmento generalista. A modo de resumen, es un coche con un diseño exterior e interior diferentes, funcional y fácil de usar. Mañana daremos cuenta de su motor y del comportamiento dinámico, diferente al de las versiones diésel. Descubre mañana cómo se comporta, si merece la pena sobre un diésel y sus principales rivales.
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