Mientras estos días atrás el tráfico rodado y aéreo de media Europa Central se atascaba por culpa de las grandes nevadas, un conductor de la ciudad alemana de Bochum circulaba tranquilamente por las calles del lugar sin preocuparse demasiado por las condiciones meteorológicas ante la atónita mirada del resto de automovilistas. El secreto de su parsimonia al circular y de la expectación que levantaba a su paso se debía a que lo hacía a los mandos de un Panzer, un carro de combate del ejército alemán. Y todo con el beneplácito de la policía local, que ni siquiera se molestó en pedirle la documentación de tan extravagante medio de locomoción.
La situación tenía su lógica, a pesar de que algunos conductores lo miraran con sorpresa, otros con envidia ante la facilidad con la que circulaba por la nieve y algunos incluso con miedo ante la posibilidad de que hubiera estallado, sin aviso previo, algo así como la Tercera Guerra Mundial. La explicación era mucho más sencilla: el dueño del carro de combate se dirigía con él a la instalación del TÜV (la ITV alemana) más cercana para someterlo a la correspondiente revisión técnica obligatoria.
Cuando algunos conductores avisaron a la policía local, su sorpresa creció aún más: las fuerzas del orden no tenían intención de detener la marcha del Panzer, ya que circulaba de forma totalmente legal. El propietario les había avisado de su excursión con anterioridad, disponía de los permisos de circulación y conducción necesarios y había montado en las orugas unas protecciones especiales para que no dañaran el asfalto. Además circulaba a una velocidad inferior a los 25 km/h, aunque con las condiciones de hielo y nieve de ese día era posiblemente de los pocos vehículos circulantes que hubiera podido sobrepasar esa velocidad sin comprometer su seguridad.
Aunque no hay fotos de la propia inspección técnica, en la imagen se le puede ver repostando en una gasolinera cercana.
Vía: ruhrnachrichten
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