En 1990, Sony Corporation lanzó al mercado las primeras baterías de iones de litio con aplicación comercial. Esta revolución industrial fue captada por Nissan, que a los dos años comenzó a investigar su aplicación al automóvil. Fue en 1995 cuando por primera vez se montaron en un vehículo eléctrico. Así nacía el Nissan Prairie EV, un monovolumen compacto de la época que se vendió en tiradas muy limitadas principalmente a flotas de empresa. Sólo 30 unidades fueron construidas de forma experimental.
Por aquél entonces, las baterías de hidruros de níquel eran las más comunmente empleadas en la construcción de vehículos eléctricos y de hecho, muchos colegas del jefe de desarrollo – Hideaki Horie – eran escépticos ante esta innovación. La idea de Horie acabó por imponerse, tras una evaluación del potencial del sistema de baterías de litio en formato cilíndrico. En el año 2000, uno de los Prairie EV partía hacia el norte de Noruega como parte del equipo de apoyo de una expedición ártica japonesa.
¿Cómo terminó un prototipo eléctrico japonés en Noruega? A principios del año 2000, el Prairie EV estaba sometiéndose a unos test de frío en las instalaciones que posee Nissan en la isla japonesa de Hokkaido. El equipo de desarrollo. El dueño de la posada que solían frecuentar tras los ensayos les contó que el International Artic Reserch Team estaba buscando un vehículo eléctrico de apoyo para su base noruega de Ny-Alesund, el asentamiento humano más septentrional del mundo.
El equipo de desarrollo creyó una buena idea ceder una unidad al equipo japonés destacado en Ny-Alesund. El objetivo era ver el comportamiento de su eléctrico en condiciones de frío extremo, con hasta – 40ºC de temperatura en invierno. El coche terminó por pasar seis años en Noruega. Se entregó sin instrucciones de mantenimiento o apoyo oficial de Nissan. Durante dichos seis años, el coche sirvió como medio de transporte desde Ny-Alesund al aeropuerto más cercano y el vehículo encargado de las observaciones meteorológicas.
Ya que no emitía dióxido de carbono, no afectaba a la precisión de las estaciones meteorológicas. También sirvió de excelente apoyo para la observación animal, pues permitía acercarse a la fauna sin emitir ruido u olor alguno. Los VIP que visitaban el puesto avanzado noruego siempre eran recogidos en el Prairie, quedando impresionados por su silencio y buen rendimiento. Sin embargo, en 2006 y tras seis años de fiabilidad absoluta, un buen día el coche decidió no arrancar.
Como no había concesionarios Nissan en Ny-Alesund (35 habitantes), el vehículo fue devuelto a los ingenieros japoneses, que descubrieron que el único problema existente era que se había fundido un condensador. Tras una reparación que un niño podría llevar a cabo con las instrucciones adecuadas, el coche arrancó a la perfección y continuó un funcionamiento impecable. La batería había perdido algo de rendimiento, pero siempre dentro de los valores que los ingenieros habían estimado años ha.
Actualmente se desconoce el paradero de la unidad. Imaginamos que está en poder de Nissan, en algún almacén japonés. Hoy por hoy, Nissan ya comercializa a las masas el Nissan Leaf, un compacto 100% eléctrico que en unos pocos meses estará a la venta en España.
Vía: Nissan | FC Eléctricos
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