A los ingenieros de BMW no les gusta el frío; al menos no cuando afecta a los motores de sus coches. Desde hace un tiempo se encuentran trabajando en un proyecto que permitiría reducir en gran medida uno de los grandes enemigos de los motores de combustión interna, sobre todo cuando llega el invierno: el arranque en frío.
Y es que arrancar un motor cuando ha estado muchas horas al relente no solo afecta negativamente a la mecánica, también aumenta en gran medida el consumo de combustible. El motivo no es otro que el aumento de la viscosidad del aceite del motor, que disminuye sus propiedades lubricantes. El exceso de rozamiento puede suponer un aumento del gasto del carburante de alrededor del 10% respecto a un motor caliente.
Los catalizadores y filtros de partículas también necesitan temperaturas elevadas para realizar sus funciones con eficacia. Y todo ello sin olvidar la propia calefacción del coche, que depende por completo del calor que produce, y en gran parte desperdicia, el motor.
El planteamiento que manejan en BMW se basa en el mecanismo de un termo, desarrollando una cápsula aislante que proteja el motor por los cuatro costados y permita conservar el calor durante muchas horas después de que el conductor haya retirado la llave de contacto. En las pruebas llevadas a cabo en las instalaciones de simulaciones climáticas ubicadas en Munich, se ha conseguido que el aceite del motor conserve una temperatura de más de 40º centígrados tras haber permanecido 12 horas sin funcionar en un ambiente de muchos grados bajo cero.
Vía: morgenpost.de
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