El nuevo SsangYong Korando marca un claro punto de inflexión para la marca coreana. Por una parte, es el primer modelo lanzado tras su doloroso proceso de reestructuración económica, propiciada por una bancarrota sufrida con el beneplácito de su anterior propietario, el grupo chino SAIC. Tras estar en la cuerda floja, su reestructuración y compra por parte del grupo hindú Mahindra&Mahindra aporta estabilidad financiera, gracias a la que se ha podido llevar a cabo las fases finales de su desarrollo.
Por otra parte, el Korando es el primer vehículo SsangYong en emplear una arquitectura monocasco, en lugar del pesado y arcaico esquema de largueros y travesaños que emplea el resto de su gama. También es destacable la disposición delantera transversal del propulsor turbodiésel y la tracción total no permanente en versiones como la que hemos probado. Korando también es el nombre con más solera en SsangYong, en su cuarta generación y con raíces que datan de lo más profundo de los años 50.
El primer SsangYong Korando fue una réplica del Jeep Willys de la Segunda Guerra Mundial, su segunda generación era un arcaico todoterreno fabricado bajo licencia de Geohwa Co., Ltd y su tercera generación ya estuvo a la venta en España como un todoterreno que resultó ser bastante popular. Estuvo a la venta aproximadamente hasta mediados de la pasada década, cuando fue reemplazado por la actual gama SsangYong, principalmente los Actyon y Kyron, más civilizados.
Pero el nuevo Korando ya no es un todoterreno, atrás queda la reductora, los grandes motores gastones y las grandes aptitudes off-road. Es ahora un SUV compacto, destinado a batirse el cobre en un segmento extremadamente competitivo en el que campan a sus anchas los Nissan Qashqai, Ford Kuga o Mitsubishi ASX. Este moderno SUV pretende alcanzar un volumen de ventas importante, y convertirse en el principal motor económico de la marca en España, por delante del veterano pero rentable Rodius.
El SsangYong Korando se ha diseñado desde cero con los gustos europeos muy en mente. Aunque se trata de un producto global, es el primer SsangYong en recibir un setup de suspensiones y equipamiento adaptados directamente al mercado europeo. Las unidades que condujimos en la presentación – en Palma de Mallorca – eran unidades coreanas, con equipamientos y una puesta a punto algo diferentes. La unidad que hemos probado es 100% nacional, y prácticamente la hemos estrenado.
De hecho, cuando la recogí en el centro de Madrid, el odómetro marcaba poco más de 550 km. Cuando la devolví superaba los 2.200 km, pero podríamos decir que aún estaba terminando su rodaje. Es por ello que hemos apreciado una ligera evolución favorable en los consumos y prestaciones al final de la prueba, pero algunos aspectos prestacionales muy posiblemente mejoren ligeramente en unidades con más kilometraje. Pasemos a analizar diseño y habitabilidad de este surcoreano.
La mano de Giugiaro
Viendo la habitual extravagancia en diseño de SsangYong – con excepciones como el Kyron – el Korando es un oasis de tranquilidad. Su diseño ha sido obra del estudio italiano Italdesign Giugiaro, que ha creado un diseño muy racional con el propósito de que no pase de moda, que permanezca atractivo durante unos años y no se queme en el momento. Personalmente, el frontal me parece una de las áreas más logradas, con la fuerte presencia de la calandra cromada y los grandes grupos ópticos.
De aspecto moderno, la posición de los faros antiniebla destaca junto a la toma de aire inferior. El paragolpes está pintado del color de la carrocería, con su parte inferior en plástico oscuro, que se extiende hacia los pasos de rueda, protegiéndolos de roces accidentales. El perfil de este SUV de 4.41 metros de longitud es musculoso, con pasos de rueda muy marcados y una línea acristalada ascendente. Las ventanillas traseras y luneta trasera están tintadas, otorgando privacidad a los ocupantes.
Llantas de 17 pulgadas y un diseño correcto ponen el punto circular a una vista lateral que por lo general resulta atractiva al público. La zaga es una de las zonas más discutidas del coche, principalmente por la forma de sus pilotos, algo bulbosa. Sea como sea, no se desmarca de la sobriedad general del coche y aporta un punto deportivo con la presencia de dos tubos de escape rectangulares. El emblema “Korando” en relieve cromado atraviesa el portón del maletero, en otro toque de personalidad.
Habitáculo modesto, mucha amplitud
Plazas delanteras
La posición de conducción del SsangYong Korando es elevada, suficiente para dominar el tráfico pero no tan alta como en los todoterreno puros de la marca que ya he probado. Desde nuestro trono contemplamos el salpicadero, y es donde nos podemos llevar una primera decepción. Decepción únicamente en cuanto a diseño, parece desfasado, sacado de principios de la década. Sin embargo, no defrauda en absoluto en cuanto a practicidad o usabilidad, sumamente intuitiva.
El salpicadero está enteramente compuesto de plásticos duros, y aunque su ajuste es bueno por norma general su tacto en algunas zonas deja algo que desear. El asiento del conductor tiene un mullido firme, está tapizado en tela oscura y viene de serie con regulación en altura y apoyo lumbar variable. Este apoyo lumbar hace que los viajes sean muy cómodos, pero la palanca que lo regula tiene de cuando en cuando la costumbre de volver a su posición inicial, sin motivo demasiado aparente.
El asiento resulta muy amplio para un conductor de buena talla y me ha sorprendido la cantidad de espacio que deja al conductor, como ya había comentado en su presentación. La forma de la consola central hace que nuestra rodilla no vaya apoyada. El volante es regulable en altura y profundidad, y aunque queda algo horizontal por defecto encontrar la postura perfecta al volante es juego de niños. La cota de espacio para la cabeza es suficiente para mi estatura (1.83 m), incluso sin llevar bajo el asiento.
La instrumentación es muy sencilla, cuenta con dos relojes de buena visibilidad para velocímetro y cuentavueltas, con una pantalla central en la que por primera vez SsangYong monta un ordenador de a bordo. Esta pantalla LCD retroiluminada en color naranja también sirve para ver el nivel de combustible restante y la temperatura del refrigerante. En la consola central hay bastantes huecos en los que vaciarnos los bolsillos y una disposición sencilla de los mando, aunque quizá poco vistosa.
Un cajón superior sirve para guardar poco más que unas carátulas de CD y bajo el mismo se encuentra el equipo de sonido, flanqueado por dos salidas de ventilación. De serie viene equipado con lectura de MP3, manos libres Bluetooth y tomas auxiliares (3.5 mm, USB) para escuchar toda nuestra música. Bajo el mismo, y en una posición algo baja se ubica un pequeño reloj digital, rodeado de botones varios, como los warnings o el control que nos mueve por los menús del ordenador de a bordo.
Un pequeño compartimento nos permite guardar poco más del móvil o la cartera bajo los controles del aire acondicionado, al menos tiene fondo acolchado y no se moverá nada. Frente a la palanca de cambios hay un gran hueco en el que podemos dejar cartera, carátulas de CD u objetos de buen tamaño, con un hueco preparado para el cenicero de serie. Dos huecos portavasos albergan botellas de hasta medio litro junto al freno de mano y otro gran hueco se ubica bajo el reposabrazos.
Es uno de los más grandes, y como podéis ver cabe una caja de barritas energéticas o incluso algún bolso pequeño. La guantera está iluminada y no es especialmente grande, pero permite guardar unos guantes, o nuestro GPS portátil con comodidad. En las puertas delantera del conductor se ubican los controles de los espejos retrovisores y elevalunas, además de un hueco inferior de buen tamaño para otra botella de agua pequeña. En la puerta del acompañante el espacio queda algo desangelado.
Porque sólo se encuentra el control del elevalunas en una superficie de plástico lisa. Los elevalunas son a la coreana, sólo el del conductor es automático, y sólo en bajada. El resto de elevalunas eléctricos requieren mantener su control accionado. En resumen, me parece un espacio delantero realmente amplio y práctico, con multitud de lugares donde dejar nuestros objetos y sentirnos cómodos.
Plazas traseras
Siguiendo las directrices de las plazas delanteras, el Korando es un vehículo excepcionalmente amplio en sus plazas traseras, ganando por goleada a algunos rivales. El espacio para las rodillas es tan grande que una persona de talla alta aún tiene sitio hasta tocar el asiento delantero, regulado para una persona de 1.83 metros como conductor. Lo mismo podemos decir del hueco que disfruta nuestra cabeza (y peinado) hasta el techo, suficiente para personas de toda talla sin problema alguno.
Dos personas viajan mejor que tres, pero el pasajero central puede ir cómodo de verdad gracias a que el túnel de la transmisión no se manifiesta, quedando plano el suelo ante sus pies. El mullido de los asientos no es todo lo duro que desearía, pero no es blando y se resisten viajes largos sin dolor de espalda. Los asientos traseros tienen otra peculiaridad, y es que son reclinables en unos cuantos grados hacia atrás, por si se diese el caso de que nuestros pasajeros quieren echar una cabezada.
No hay fallos de acabado en la zona, hay redes tras los asientos delanteros y un pequeño hueco en la parte trasera de la consola central. Las puertas tienen elevalunas eléctricos sin función de bajada o subida automática (a la coreana) y albergan en su moldura un hueco especialmente diseñado para una botella de agua de medio litro aproximadamente.
Maletero líder
El maletero del SsangYong Korando tiene nada menos que 486 litros de capacidad. Es uno de los fuertes competitivos de este SUV, pues rivales como el Kuga o el Qashqai tienen capacidades respectivas de 410 y 400 litros. Sus formas son casi completamente regulares y muy aprovechables. Una red sujeta objetos en el piso, pero en el caso de nuestra unidad no estaba instalado. Una cortina cubremaletero protege de la vista nuestros objetos y puede ocultarse bajo el piso si es necesario.
Hay un hueco especialmente designado para ello en la bandeja ubicada bajo el piso de carga, que podría servir para depositar herramientas o incluso unas botas sucias. Bajo esta bandeja se ubica la rueda de repuesto de tipo galleta, aunque opcionalmente se puede encargar a tamaño completo. La altura de la boca de carga con respecto al suelo puede no ser la mejor del segmento, pero es accesible con cierta comodidad y no hay salto entre la boca de carga y el piso del maletero.
Abatiendo los asientos obtenemos una superficie completamente plana cuya capacidad total no se ha cuantificado pero que a buen seguro supera los 1.500 litros.
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