Una de las imágenes más reconocibles del Boss está sobre estas líneas, en ella le vemos conduciendo su Chevrolet Bel Air Convertible de 1957 en una desierta carretera. La fotografía emana felicidad, la miremos como la miremos. Bruce Springsteen siempre ha sido un gran amante de la cultura automovilística y si analizamos algunas de sus canciones, en muchas aparece el automóvil con vehículo de sentimientos, emociones y el medio que otorgaba la libertad para escapar de una vida triste, sin futuro.
Son canciones como “Racing in the Street”, auténticos himnos de letra poética y profundamente americana, las que el Chevrolet Bel Air de las imágenes inspiraba, en los primeros tiempos del Boss, durante los años 70. Según su autobiografía, “Songs”, este vehículo también inspiró clásicos como “Born to Run” o “Thunder Road”. Según Springsteen, en su New Jersey natal el automóvil ejercía una pasión magnética en la juventud. Fue el primer coche del Boss, que compró por 2.000$ con sus primeros ingresos.
De color beige, era muy fácilmente distinguible por los vinilos de llamas presentes en el capó, hasta el punto de hacerse famoso en la zona en que Bruce vivía. Con carburadores de doble cuerpo, transmisión manual Hurst de cuatro relaciones y un motor 4.6 V8 con algo más de aproximadamente 200 CV. Este valioso automóvil fue vendido por Springsteen a un particular, en 1976, cuando el dinero se lo permitió. Entonces compró un Corvette de 1960, el cual sigue manteniendo en propiedad.
Tras ser cedido al Rock ‘n Roll Hall of Fame de Cleveland (Ohio), el vehículo pasó a manos de otro particular, que es quien lo pone a subasta en un evento llamado Gotta Have Rock and Roll’s “Rock & Roll Pop Culture” Auction. El precio de salida son 390.000$, y dudan si la imagen del Boss será suficiente para que se logre vender ya que han pasado 35 años desde que cambiase de montura. Si me lo permitís, sólo las canciones que ha inspirado el Bel Air merecen pagar ese precio, y más.
Vía: Hemmings
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