El Nissan GT-R es un coche que desde que salió a la venta ha causado un gran revuelo. Su imbatible relación prestaciones/precio y su capacidad para superar en circuito a vehículos mucho más caros hacen que sea enormemente admirado en todo el mundo. Como todo en este mundo, tiene sus detractores y sus adoradores, como hemos podido comprobar en el post sobre el tiempo del Nissan GT-R 2011 en Nürburgring, que ya tiene más de 250 comentarios (y subiendo).
Hay quien está tan enamorado de este coche que quiere que su vehículo particular se asemeje a Godzilla, aunque el resultado definitivo no sea algo de lo que estar especialmente orgulloso. Tal es el caso del coche que vemos en la fotografía superior: mirándolo muy de pasada podríamos pensar que es un GT-R por la característica pieza negra de su frontal, pero la forma de los faros y el aspecto postizo del propio parachoques dejan claro que estamos ante algo raro.
Los más puestos habrán identificado esos faros como los de un Infiniti G de segunda generación fabricado hasta 2006. En la siguiente foto queda muy claro que realmente estamos ante un Infiniti G35 ya que no se ha realizado ningún cambio aparente. Personalmente, considero que la zaga del GT-R tiene más personalidad que el frontal debido a las ópticas redondeadas (un guiño a los Skyline previos), por lo que su dueño debería al menos haberlo intentado en esta zona.
El vehículo se encuentra a la venta en Quebec; su dueño pide por él 18.999 dólares canadienses, que al cambio son unos 14.000 euros. Fue fabricado en 2004 y tiene 120.000 kilómetros en su odómetro. El precio no resulta muy económico teniendo en cuenta sus características, menos aún cuando su “particular” terminación frontal puede que no encaje con los gustos de la gente. En todo caso, le deseamos mucha suerte a su dueño, que parece haberse cansado de este engendro.
Fuente: CarScoop
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