Si mal no recuerdo, en uno de los últimos post que escribí hace un par de meses os hablé de la hazaña que protagonizó Kitty O´Neil en su juventud a los mandos de un Rocket Car, un Dragster impulsado por un combustible tan potente y peligroso como el peróxido de hidrógeno (nombre químico de una substancia tan aparentemente inocua que la denominamos vulgarmente como agua oxigenada).
Aunque esos bólidos ya no están permitidos en competición, los Dragsters de la máxima categoría, los Top Fuel, son auténticos monstruos mecánicos capaces de obtener registros que casi rozan la ciencia ficción. Si poder recorrer 400 con salida parada en poco más de 4 segundos ya resulta difícil de asimilar, permitidme que os cuente otros números relacionados con estos “carros de fuego” que seguramente os dejarán con la boca tan abierta como se me ha quedado a mí.
La aceleración media de una carrera supera los 4 G`s, con picos en los momentos de la salida de hasta 8 G´s. Solo así se puede llegar a la meta en unos 4,5 segundos, con velocidades de llegada del orden de los 530 km/h.
En otras palabras: “Un Dragster Top Fuel acelera de 0 a 500 km/h. en aproximadamente el mismo tiempo de lo que se tarda en leer esta frase”.
El motor de un Dragster Top Fuel puntero desarrolla más potencia que las cuatro primeras filas (ocho coches) de la parrilla de salida de un GP de Fórmula 1.
Con el acelerador a fondo, un Top Fuel consume un galón y medio (unos 5 litros) de nitrometano por segundo; cifra similar a la de consumo de keroseno de un Boeing 747 en pleno vuelo.
Si instalasemos un motor Hemi V8 de estricta serie en uno de estos coches, no solo no sería capaz de moverlo, sino que ni siquiera desarrollaría potencia suficiente para hacer girar el compresor.
Con una mezcla estequiométrica de 1.7/1 de aire y combustible con mezcla de nitrometano el frente de llama dentro de la cámara de combustión alcanza una temperatura de 7050º Farenheit (casi 3.900º centígrados).
El nitrometano arde con una llama de color amarillo. Las llamas blancas que se pueden observar sobre todo en carreras nocturnas se deben a la combustion de hidrógeno, disociado del vapor de agua atmosférico al contacto con la elevada temperatura de los gases de escape.
Cada bujía recibe 44 amperios de potencia eléctrica, lo que viene a ser como disponer de un soldador de arco en cada cilindro. Los electrodos de las bujías se consumen completamente en una sola carrera (recordemos, poco más de 4 segundos). De hecho, durante la segunda mitad del recorrido el motor funciona más como un diesel (por el calor y la compresión) que como un motor de gasolina con ignición por chispa. Tras cruzar la línea de meta, la única manera de parar el motor es cortando el suministro de combustible.
En el tiempo que dura la manga, el motor de un Top Fuel habrá girado, aproximadamente, unas 540 veces. Incluyendo el Burnout inicial, un motor solo necesita sobrevivir unas 900 revoluciones para completar la carrera.
Si alguno piensa que la F1 es un deporte caro, quizá le convenga saber que en un Top Fuel, si todo el material está pagado, el equipo trabaja sin cobrar y nada salta por los aires, cada segundo de carrera cuesta unos 1.000 dólares.
Para ponerlo todo en perspectiva: supongamos que vas disfrutando de tu flamante superdeportivo de ciento y muchos mil euros cuando divisas en la distancia un Top Fuel en posición de arrancada listo para la acción. Pisas a fondo y te acercas al depredador de modo que llegas a su altura a unos 320 km/h. En ese preciso instante, el semáforo se pone en verde y el Dragster sale disparado en tu persecución. A pesar de que sigues con el pie en la tabla, te ves envuelto en un estruendo ensordecedor más propio de un avión militar que te quiere destrozar los tímpanos mientras un misil tierra-asfalto te adelanta en menos de cuatro segundos y a solo 400 metros de donde tú le adelantáste a él.
Os dejo un pequeño video donde se ve la brutal salida de uno de estos cacharros desde el cockpit del dragster que compite, con poco éxito, a su lado.
Fuente: dragnuts.com
Fotos: Draglist.com
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