Ver el distintivo Streamliner en el nombre de un prototipo de mediados de siglo pasado inevitablemente trae buenas vibraciones. Simplemente con leer su nombre se que me va a gustar su diseño, independientemente de la marca que vaya antes del nombre. Y este 1948 Buick Streamliner cumple la regla a la perfección.
Su diseñador, Norman E. Timbs no lo diseñó para ser un coche de producción sino como un simple (permitidme el eufemismo) ejercicio de diseño y el coche se usó para diferentes salones y shows de la época. Pero a diferencia de hoy en día, el coche era totalmente funcional y no era una maqueta de cartón-piedra con ruedas de plástico.
De hecho, tras acabar su vida como prototipo de exhibición pasó a manos de un particular, en 1952, que lo usó a diario por las soleadas carreteras de California hasta una fecha indefinida. Sólo imaginar la sensación que debía causar un coche como éste en los años ‘50 circulando por la carretera me resulta difícil.
Sus formas curvadas y la disposición de la cabina del piloto, tan adelantada respecto a lo que estamos acostumbrados y sobre todo, estaban acostumbrados a ver en su época, le da un aire exquisito. Muy streamliner, ciertamente. No parece que fuese manco en temas aerodinámicos.
El desarrollo del Buick Streamliner tuvo absorto a Norman E. Timbs durante algo más de dos años, en parte por lo artesanal del mismo. Por ejemplo, la carrocería, hecha completamente en aluminio, se trabajó completamente a mano siguiendo el proceso artesanal clásico. Si el prototipo costó 10.000 dólares en aquellos tiempos, 8.000 dólares se fueron sólo a la carrocería.
Ahora está restaurado y lo han dejado como era originalmente, para presentarlo en el pasado Amelia Island Concours d’Elegance, donde participó en la categoría dedicada en exclusiva a los coches o prototipos que hayan aparecido en la portada de Motor Trend, honor que tuvo en 1948.
Fuente: Neatorama
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