En más de una ocasión he dicho que no soy muy amigo de preparar coches, y menos aún superdeportivos como el Mercedes SLS AMG, si bien es cierto que hay ciertas compañías que tienen muy buen gusto a mi modo de ver. Entre ellas no se incluye FAB Design, que va de estropicio en estropicio con cada coche que pasa por sus talleres. El nuevo alas de gaviota no podía ser una excepción.
Fieles a su estilo, han creado un estrambótico kit de carrocería que hace engrosar en unos cuantos centímetros la anchura original. Consiste en la instalación de nuevos parachoques de gran tamaño que integran faros diurnos LED en posición casi vertical, unos enormes faldones laterales que se funden con el parachoques trasero y un capó de nuevo diseño. El toque absurdo lo pone una entrada de aire situada en el techo que no tiene ninguna finalidad práctica, tan sólo de adorno.
También se ha añadido un alerón trasero fabricado en fibra de carbono que tiene funciones aerodinámicas, puesto que se despliega a partir de cierta velocidad. El exterior se completa con las llantas de 20 o 21 pulgadas de diseño exclusivo y con la dichosa manía de eliminar la insignia de Mercedes. En el interior nos encontramos nuevos tapizados con reminiscencias clásicas que destacan por la combinación entre blanco y negro.
En el apartado motorístico, FAB ha decidido no quedarse en blanco y han realizado una pequeña puesta a punto del motor. El bloque 6.2 V8 pasa de 571 a 615 CV, un pequeño incremento probablemente conseguido a base de modificar la ECU. También recibe nuevos escapes que mantienen el estilo de los originales (cuatro salidas) y se ofrece opcionalmente una suspensión tipo coilover que fabrica KONI proveniente del SLS AMG GT3.
Aunque las mejoras no son muy profundas, las prestaciones mejoran. Ahora, acelera de 0 a 100 km/h en 3.6 segundos (dos décimas menos que el de serie) y alcanza los 200 km/h en apenas 11 segundos. La velocidad máxima sube de 317 a 325 km/h.
En resumen, la propuesta de FAB Design deja claro cuál es la apuesta de esta empresa suiza: resultar lo más recargado y llamativo posible para captar el mayor número de miradas, a costa de que el resultado resulte demasiado polarizante. Personalmente creo que es una de esas propuestas que se odia o se ama, y mi postura ha quedado bastante clara.
Fuente: WCF
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