Por triste y macabro que resulte reconocerlo, el terremoto de Japón y la crisis desencadenada por este ha supuesto un soplo de aire fresco para “Los Tres de Detroit”: Chrysler, Ford y General Motors. Hace algo más de dos años el propio Gobierno de los Estados Unidos tenía que salir al rescate de The Big Three, el término anglosajón por el que se conoce a los tres grupos automovilísticos más grandes de Estados Unidos.
Pero ahora las tornas han cambiado. Tras la ayuda estatal las marcas ya están saldando sus deudas con el Gobierno, por delante tienen todo un futuro prometedor gracias a la lenta recuperación económica y a sus nuevas estrategias globales a lo largo y ancho del planeta. Pero por otro lado, y obviamente, la crisis de las marcas japonesas se traduce en oportunidades para la tripleta de Chrysler, Ford y General Motors.
Una buena muestra de la inversión que se está produciendo en el mercado automovilístico la podemos ver en el mercado de acciones. El crecimiento de Los Tres de Detroit en abril se situaba en 1.5 puntos respecto al año anterior. Por su parte los fabricantes japoneses afrontan una caída del 3.5% y las expectativas para los próximos meses no son nada halagüeñas.
El desabastecimiento está siendo una auténtica lacra para las aspiraciones de los fabricantes japoneses. Akio Toyoda ya predice que al menos Toyota no recuperará todo el poder productivo con que contaba previamente al terremoto antes de que termine el año. Honda por su parte tendrá que suspender las reservas de vehículos durante junio y julio para poder atender la demanda actual de vehículos.
Por primera vez las marcas norteamericanas se han percatado de que es difícil competir con una gama de modelos para Estados Unidos y otra para el resto del mundo. Es por eso que se han planteado un “ataque” global con modelos que encajen en todos los mercados internacionales en los que se comercializan, reservándose ciertas peculiaridades para su “casa”.
La muestra de esto la tenemos en Chrysler y su nueva “novia” italiana Fiat. No son menos llamativas las similitudes entre Opel/Vauxhall y Buick, que dentro de nada estará fabricando compactos (y no lo descartemos, utilitarios), y la estrategia común de Chevrolet. Por no hablar de Ford, que salvo algún SUV y el Mustang, es probable que en unos años disponga de todo un catálogo global de modelos comercializados tanto en Europa como en Estados Unidos.
Por otro lado es bastante revelador que por primera vez en más de una década Lexus pueda perder su liderazgo en el mercado de lujo de Estados Unidos viéndose superada tanto por BMW como por Mercedes-Benz. La marca de lujo de Toyota se ha visto especialmente afectada por el terremoto dado que todos sus modelos, excepto uno, se fabrican en Japón y su producción ha tenido que ser recortada por ese motivo.
Lo que se ha planteado como una ventaja para estas dos marcas europeas también lo será para las marcas de lujo norteamericanas, véanse Buick o Cadillac, que siguen apostando fuerte por recuperar sus fueros.
Por otro lado los fabricantes Coreanos también están en auge. Se nota que en los últimos años han hecho bien los deberes, han sabido “mamar” del diseño europeo y demostrarnos (con el tiempo, eso sí) que a fin de cuentas no eran tan malos y poco fiables como los pintábamos hace una década. Eso sí, para ello han tenido que trabajar duro y mejorar en muchos aspectos para ganarse la confianza de Occidente.
Todas estas oportunidades se traducen en beneficios. Chrysler, Ford y General Motors cerraron el primer cuarto de 2011 con 5.9 millones de dólares en beneficios. La crisis de Japón también se traduce en pérdidas, Toyota y Nissan han asegurado que habrá pérdidas durante al menos los próximos seis meses.
En definitiva, ¿estamos ante el resurgimiento, y con fuerza, de los Tres Grandes de Detroit?. La respuesta: parece que sí.
Fuente: Autonews (1) | Autonews (2) | Moneycontrol
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