El conocido cariñosamente como escarabajo, el Volkswagen Beetle, ha vuelto con un aire más retro que la anterior versión, más si cabe. En el Salón de Barcelona ha sido además el protagonista entre las otras novedades de Volkswagen.
Frente al Golf Cabrio, el renovado EOS o el VW Jetta el Volkswagen Beetle se hace un gran hueco por ser el discordante de la gama alemana en cuanto a línea de diseño. ¿Es suficiente eso para ser especial? Desde luego es una gran parte pero revisando a fondo su interior queda claro que no salimos de VW, tanto para lo bueno como para lo malo.
Interior del Volkswagen Beetle al uso, con mucho espacio
Me atrevería a decir que el Volkswagen Beetle tiene todo lo que se le echa en falta al Scirocco en cuenta espacio habitable en el interior. Si uno mide hasta 1.9 metros de altura, dentro del Beetle se sentirá bastante cómodo. Su forma facilite el sentirse desahogado en el interior, incluso en una de las dos plazas traseras.
El diseño del habitáculo es una mezcla de partes conocidas, esto es el volante, la climatización o los aireadores, y de partes más originales como el salpicadero en plástico brillante, a juego con el color de la carrocería, y las asas de las puertas. Todo lo demás no se sale de la norma habitual de la casa.
El maletero del VW Beetle crece hasta algo más razonable
El portón del maletero, también definible como la “concha” del escarabajo, se abre con contundencia para dejar un espacio para maletas y demás objetos razonablemente grande: 310 litros de volumen disponible. De acuerdo que no tiene el tamaño de un Golf pero tiene más que el maletero del New Beetle y es más que suficiente como para darse un pequeño viaje.
Reflexión: ¿es esta la mejor evolución posible del Beetle?
La sensación que queda al ver el Volkswagen Beetle por dentro es que a pesar de la originalidad del salpicadero no cuenta con ningún elemento especial con el que, al menos, distinguirlo de cualquier otro Volkswagen moderno en un primer vistazo. Lo importante se queda en su diseño desenfadado y en que su presencia en Volkswagen era prácticamente obligatoria, por tradición.
El aún actual Volkswagen New Beetle llevaba mucho tiempo en el mercado y pedía a gritos una remodelación. La cara del “Beetle” a secas es más moderna, obviando sus luces obligatoriamente redondas, y se la juega con una “cáscara” trasera a la antigua usanza. Las luces traseras no han sido excesivamente bien recibidas por la crítica pero las del New Beetle tampoco.
Al final el Volkswagen Beetle también impacta al igual que lo hizo su predecesor. Seguro que habría mil formas más para traer a los tiempos modernos aquel Beetle de 1938, esta es una de ellas. Y desde luego no deja a nadie indiferente.
En Diariomotor: Nuevo Volkswagen Beetle 2012, resucitando el espíritu clásico