Dicen que nunca te acostarás sin saber nada nuevo y en lo que respecta al Ford Mustang, hoy ya tengo mi ración de curiosidad saciada con estas imágenes y la historia que hay detrás de ellas. Los que conozcan la añada de 1969 y 1970 verán que en estas imágenes hay algo diferente en el coche. Es difícil de apreciar si no se conoce a la perfección el modelo o si no se comparan imágenes, pero ahí están.
Pero estos cambios afectan desde las mismas entrañas de los 1970 Ford Mustang Quarter Horse ya que para el desarrollo de estos dos prototipos se utilizaron hasta cuatro modelos diferentes de Ford. El chasis pertenece a un 1969 Ford Mustang Boss 429 (uno verde para mí, por favor), la parte delantera es de un 1969 Shelby Mustang GT500 con ligeros cambios y la trasera es la de un 1969 Ford Mustang Fastback, al igual que el interior. Pero no todo el interior, puesto que el salpicadero es el de un Mercury Cougar XR-7, el acabado de lujo para el primo del Ford Mustang.
La parte frontal del Shelby es reconocible por el cromado que rodea la calandra y las entradas de aire laterales, situadas en las aletas delanteras de fibra de vidrio. El capó también es el de un Shelby, pero modificado para cerrar las tomas de aire y hacer el coche más discreto. Y se añadió también el caballo clásico, en lugar de la cobra. Son cambios pequeños y realmente sutiles, pero desde el momento que lo ves sabes que hay algo raro, algo que no termina de encajar.
La historia detrás de ambos prototipos, también conocidos como los Composite Mustang, es que se desarrollaron para sustituir de golpe y porrazo dos modelos diferentes pero iguales en concepto, el 1969 Ford Mustang Boss 429 y el 1969 Shelby Mustang GT500. El proyecto del Boss 429 estaba a punto de ser cancelado definitivamente, aunque había intención de revitalizarlo en 1971 y los Shelby no pasaban por su mejor momento.
Desarrollando los Ford Mustang Quarter Horse se ahorraban el desarrollo de dos modelos paralelos y sacaban a la venta un nuevo Ford Mustang de caracter prestacional pero sin la apariencia de un muscle car con mala leche. De hecho, ambos modelos son más bien discretos y realmente bonitos. Si comparamos con un Boss 302 o un Boss 351 del mismo año está claro que pierden algo, pero por la decoración y poco más diría yo.
Pero es que además el interior se intentó hacer algo más lujoso, con el salpicadero de un Mercury Cougar XR-7 y lo demás del interior era de un Ford Mustang, pero con el cuero en blanco, que si la memoria no me falla, no estaba disponible en la época. Un interior, que al menos en la unidad pintada en Candyapple Red (la otra es Grabber Blue, un color que ha vuelto a estar disponible con el modelo 2010), le viene que ni pintado, nunca mejor dicho.
Por lo visto, en ambos casos el motor utilizado es el brutal V8 429 Super Cobra Jet (7.030 cc) de los Boss 429 con sus 375 CV incluidos. Pero nunca llegaron a comercializarse. La época no era la mejor para empezar con el desarrollo de un nuevo modelo de altas prestaciones. La crisis del petróleo estaba empezando a dejarse ver y las ventas de este tipo de modelos se empezaron a resentir, por lo que no valía la pena sacarlo a la venta.
Un pena porque como he dicho antes, el coche es realmente bonito. Por lo visto, ambas versiones siguen existiendo y son uno de esos modelos de coleccionista que no se ven por la calle. Están ahí, en algún garaje superexclusivo junto a otros clásicos de Alta Alcurnia, pero a menos que tengas buenos contactos, será difícil verlos en persona.
Fuente: Hemmings Blog
Más información: Mustang Monthly | Mustang and Fords Magazine
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