Lamborghini Calà Italdesign, los orígenes del Lamborghini Gallardo (II)

Para Lamborghini los años 90 fueron de todo menos tranquilos. En menos de diez años habían pasado del control de los suizos Mimran (quienes se hicieron cargo de la marca tras la bancarrota de 1978) a su entrada en el grupo Volkswagen AG de la mano de Ferdinand Piëch, todo eso habiendo pasado por las manos de Lea Iacocca (Chrysler) y el holding MegaTech. Fueron años gloriosos, los años del Countach y el Diablo, pero poco fructíferas en cuanto a nuevos modelos.

Tras haberse descartado el prototipo Lamborghini P140 Prototype, la idea de lanzar un deportivo económico y ligero seguía en la mente de los responsables de Lamborghini. En 1995 se encargaba a Italdesign Giugiaro un nuevo prototipo. El resultado fue el Lamborghini Calà, o Italdesign Calà, un deportivo de diseño radical y moderno con formas redondeadas inspiradas en el clásico Lamborghini Miura, una línea lateral marcada por dos surcos que desembocan en sendas entradas de aire para refrigerar la mecánica y un buen alerón.

Por si no fuera poco este prototipo disponía de 2+2 plazas hábiles por dos adultos y dos niños. También contaba con un techo con una pequeña capota rígida desmontable que permitía su disposición en forma de coupé y descapotable de tipo Targa. Su innovación iba más allá de su diseño, de hecho marcaba en la báscula tan sólo 1.290 kilogramos gracias entre otras cosas a la ligereza de su chasis de aluminio y su carrocería de fibra de carbono.

Para la mecánica siguieron fieles al motor central-trasero V10 de 3.961 cm³ de su predecesor, el Lamborghini P140 Prototype, esta vez mejorado para homologar 400 CV y asociado a un cambio manual de seis velocidades y tracción trasera. Era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 291 km/h.

Una vez más tras su presentación en el Salón de Ginebra de 1995 el prototipo Lamborghini Calà quedó relegado al olvido y más aún tras la adquisición de Lamborghini por parte de Volkswagen AG en 1998. Definitivamente habría que esperar a 2003 para contemplar la llegada del deportivo “de entrada” de Sant’Agata, el Lamborghini Gallardo.