El plan era bien sencillo. Mi compañero Juanma y un servidor teníamos como objetivo poner frente a frente dos BMW de filosofía aparentemente opuesta. Para ello disponíamos de un día por delante, carreteras vacías y un planning de pruebas con tiempo suficiente para comer, tomar algo a nuestro antojo y comentar las sensaciones de los dos barcos que teníamos entre manos. Ambos podían representar alternativas para un posible comprador, por su similitud de prestaciones, reacciones en carretera y finalidad de producto.
Juanma tenía más interés en probar el buque insignia, así que a mí me tocaron las llaves del Serie 5 GT: “el engendro”. Un vehículo basado en el Serie 7, con una línea rompedora, de bonito morro y una zaga que choca tanto como Susan Boyle embutida en un bikini rojo y tanga. Sin embargo, lo más extraño de todo es la mezcla de enfoques que han hecho: es una berlina a medio camino con un monovolumen que comparte rasgos con un coupé gracias a la caída del techo hacia atrás… una ensalada no apta para cualquiera.
Lo preocupante del 5 GT es ver cómo las ventas no cumplen las expectativas generadas; de hecho, los de BMW de EE.UU. fueron los primeros en reconocer que las ventas no estaban para tirar cohetes. En España – aunque desde prensa insisten en que todo va bien -, a pie de campo no lo parece, ya que, según nos cuentan, los comerciales de BMW no ofrecen el Serie 5 GT como una alternativa posible a sus clientes salvo que soliciten información expresa de este modelo. En definitiva, defender al Serie 5 GT no va a ser fácil. Mi compañero Juanma seguro que lo tiene mucho más fácil para contarnos las bondades del 740d…
El BMW Serie 7 es, por el contrario, poco revolucionario. Mantiene la sobriedad propia de un vehículo señorial de alta gama, acorde a la dura competencia ejercida por la majestuosa Clase S de Mercedes o el Audi A8. Puede que sea uno de los vehículos donde el cliente valore más el placer de viajar en él, que el placer de conducir… de forma relajada, obviamente. Lujoso, elegante y equilibrado sería la definición más acertada.
Entonces, ¿porqué enfrentarlos?
El 535d GT xDrive de 299 CV tiene unas prestaciones similares al 740d xDrive de 306 CV. Ambos prometen máximo confort en marcha para sus ocupantes, excelentes acabados, consumos reducidos próximos a 7 litros cada 100 km y mucho espacio interior. Sin embargo, y aquí está el quid de la cuestión, el 535d GT xDrive es 22.400 euros más barato; por lo que puede resultar una auténtica ganga si el GT cumple lo que la ficha del departamento de Marketing de BMW promete. Entonces, ¿podría satisfacer el GT a un cliente que buscase un Serie 7 y ahorrarse una buena pizca de dinero?
En primer lugar hay que echar un vistazo a las prestaciones. Ambos montan el mismo propulsor de 6 cilindros en línea que cubica 2.993 cc, de inyección directa por raíl común con turbo de geometría variable e intercooler. Son de tracción total y el GT rinde 299 CV frente a los 306 CV del Serie 7. El par máximo es, en ambos casos, 600 Nm y, a pesar de la ligera diferencia de pesos en la báscula (2.025 kg del serie 5 GT frente a los 2.110 del serie 7), ambos clavan el 0-100 en tan sólo 6 segundos, cifras a la altura de pequeños compactos deportivos.
Igual motor y… mismo acabado interior
Los acabados interiores son calcados. En ambos destacan novedosos sistemas tecnológicos de última hornada como las cámaras de visión lateral y top view, Head Up Display, información sobre límites de velocidad, sistema de visión nocturna con detección de peatones, iDrive con pantalla de 10,2 pulgadas… o los nuevos tableros de instrumentos de tecnología Black-Panel y pantallas TFT a color, que sustituyen a los anticuados tableros clásicos que aún montan la mayoría de los modelos de la marca.
El confort en marcha es sobresaliente. Son coches diseñados por y para hacer largos viajes sin sentir el más mínimo cansancio. Hay un aislamiento interior soberbio. De hecho, en el Serie 5 GT está tan bien conseguido que la sensación de velocidad que en él se experimenta es mucho menor que la velocidad real a la que se circula. Incluyen el sistema Adaptive Drive opcional, que regula de manera continua la dureza de la suspensión, contando con 4 modos: “Normal”, “Sport” y “Sport +” y “Confort”.
En cuanto a dinámica, ambos comparten numerosas sensaciones en carretera, pero el BMW Serie 5 GT es más “saltarín”. No va tan pegado al suelo y se notan más los balanceos de los ejes anterior y posterior, especialmente en curva cuando el pavimento está bacheado. Esto es lo que hace que el comportamiento sea mucho más inestable… De todas formas, en un uso diario y en autovía estas diferencias apenas se notan.
En cuanto a habitabilidad hay una gran diferencia entre ambos vehículos. Esta reside en la quinta plaza trasera: mientras que en el BMW Serie 7 encontramos mayor espacio, en el Serie 5 GT la quinta plaza es mucho más pequeña, incluso puede desaparecer en pro de dos amplias butacas individuales. Tal vez el Serie 5 berlina sea más práctico, cómodo y menos ostentoso, cosa que no está mal vista con los tiempos que corren.
Lo más llamativo ha sido ver la capacidad de ambos coches para no pasar desapercibidos circulando rápido en carretera de montaña… ¡y eso que pesan más de dos toneladas! Han mostrado un aplomo en curva digno de mención. A diferencia de otras berlinas de “altos vuelos” como el A8 o el Clase S, donde la suspensión más deportiva sigue siendo excesivamente blanda, la opción Sport Plus le da un toque diferente que no llegan a alcanzar el Audi o el Mercedes.
A grosso modo me atrevería a decir que el 535d GT es un 740d con una plaza menos usable, un diseño exterior extremadamente feo pero, a cambio es 20.000 euros más barato. La pregunta entonces es, ¿estás dispuesto a ahorrarte ese dinero al comprarte un engendro? Nosotros iremos desgranando poco a poco nuestra opinión los dos próximos días, ¡os esperamos!
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