Hay un nuevo motor entre las filas del Grupo Volkswagen, se ha estrenado en Audi y responde al nombre de 1.8 TFSI. Es un motor totalmente nuevo, pero que se puede confundir con los 1.8 TFSI – que montan todas las marcas – de 120 y 160 CV, con los que poco tiene que ver. Es más, hasta hace poco, aún se ofertaba en la gama Seat Exeo un 1.8 T de orígenes aún más antiguos, sin inyección directa. El nuevo 1.8 TFSI se monta por primera vez en el nuevo Audi A5 y destaca por un rendimiento muy bueno y consumos excepcionales.
Lo que primero me llama la atención es que este motor genera 170 CV, pero la entrega de potencia máxima se produce a sólo 3.800 rpm, con un par máximo de 320 Nm, disponibles entre las 1.400 y las 3.700 rpm. Si me dicen que es un motor diésel me lo creo perfectamente, aunque el intervalo de par máximo me levantaría alguna suspicacia. Estas cifras implican que el motor se puede conducir muy bajo de vueltas, gastando poco combustible en relación al viejo 1.8 TFSI.
El consumo medio de este motor montado en un Audi A5 – un coupé de tonelada y media de peso – es de sólo 5,7 l/100 km, lo que equivale a unas emisiones de dióxido de carbono de sólo 134 g/km. Y sin embargo, puede alcanzar los 100 km/h desde parado en sólo 7,9 segundos, alcanzando una velocidad punta de 230 km/h. La mejora en consumo de combustible con respecto al 1.8 TFSI de 160 CV es del 21%, y las prestaciones son mejores. ¿Cómo se ha logrado esto? ¿Es magia negra?
No, es ingeniería pura y un rediseño completo del propulsor. El principal cambio es la combinación de inyección directa FSI con inyección indirecta. La inyección indirecta se usa con poca carga, inyectando el combustible en la admisión, antes de proceder a la ignición, como en cualquier motor de cuatro tiempos. La inyección directa se emplea bajo cargas más elevadas, cuando se demanda más potencia o cuando el propulsor está frío, tras ser recién arrancado. Se combina lo mejor de ambos mundos, con resultados patentes.
Otras innovaciones de menos calado es una gestión térmica electrónica, que permite que el aceite alcance antes su temperatura óptima. Esto se consigue parando la circulación de refrigerante hasta que la temperatura del aceite supera un cierto nivel, mejorando también el alcance de la temperatura óptima en climas fríos. Por último, el turbocompresor es de nueva factura, y sopla a un nivel de hasta 1,3 bares y sigue siendo refrigerado por aceite. El motor reduce su peso de 135 a los 131,5 kg actuales.
Por último los pistones se han construido en una nueva aleación y se ha reducido su fricción con el bloque mediante camisas construidas con otra aleación. Este motor ya cumple la normativa de emisiones Euro6 sin problema alguno. Mucha innovación que tiene un efecto real sobre los consumos. Es un placer ver que los fabricantes siguen mejorando sus motores de combustión interna y no dan la espalda a los motores de gasolina.
Fuente: Audi
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