El Marauder es un vehículo multiusos diseñado con objetivos militares. Ha sido diseñado por el consorcio sudafricano Paramount Group – nada que ver con la productora de Hollywood – y se usa por parte del Ejército de Azerbaiyán, el ejército jordano y unidades especiales de la policía sudafricana (no quiero saber para qué necesitarán un Marauder). Es un vehículo blindado con potencial suficiente para soportar la explosión en sus bajos de una mina antitanque con 8 kg de explosivo y con cristales capaces de soportar disparos de Kalashnikov a quemarropa.
Y ahora… hay una versión civil que cualquiera puede comprar, tras un pequeño examen en el que la empresa comprueba que no eres un villano, terrorista o similar. Los chicos de Top Gear – en concreto Richard Hammond – han viajado a Sudáfrica para conocerlo en profundidad, someterlo a sus pruebas y ver si es un buen reemplazo para el Hummer civil. Pero antes, unos datos. El Marauder mide 6,14 metros de largo, 2,48 metros de ancho y 2,66 metros de alto. Su peso en orden de batalla marcha es de 9,8 toneladas.
Se mueve gracias a un sistema de tracción total con múltiples bloqueos, acoplado a un motor CUMMINS ISBe4 Diesel, con 290 CV de potencia y 1.100 Nm de par motor. Su velocidad punta está limitada a 120 km/h, una velocidad a la que debe dar miedo verle moverse. No obstante, se mueve mejor en terrenos complicados, donde puede superar pendientes del 60%, vadeos de un metro y obstáculos increíbles gracias a una altura mínima al suelo de 365 mm y unas cotas off-road sobresalientes.
Pero lo que realmente quieren los chicos de Top Gear es comprobar qué tal va de usabilidad en el día a día. Por ejemplo, a la hora de ir al supermercado, a un drive-in del McDonald’s, en un atasco… o si accidentalmente alguien colocase explosivos bajo el casco. Esta última comparativa se realiza con un Hummer H3, que podéis intuir no queda bien parado. También parece un vehículo útil en caso de que la grúa se lo quiera llevar o si decidimos ir a un safari park con leones un poco hambrientos. Pero cuesta más de 400.000€.
Como de costumbre a Top Gear se les va un poco de las manos y acaban destrozando coches porque sí o derribando paredes, pero ya sabéis que más que un programa de coches, es un programa de entretenimiento. El vídeo está sobre estas líneas.
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