Kyle Busch es el actual líder de la NASCAR Sprint Cup Series, la categoría reina del automovilismo en Estados Unidos con un seguimiento no sólo comparable sino incluso superior a la Fórmula 1 en Europa. El piloto fue “cazado” a más de 200 km/h (128 mph) en una zona residencial limitada a 45 mph, 72 km/h, para más inri en las inmediaciones de un colegio. ¿Acaso merece un tratamiento especial por su condición de piloto?
El de Kyle no es un caso aislado. No son pocos los pilotos de Fórmula 1 que han perdido el carné por excesos de velocidad. No es la primera vez que alguno se olvida de que lo que conduce es un deportivo de calle y que las carreteras públicas son un circuito. En el caso de Kyle la infracción se saldó con una irrisoria (para sus ganancias en las carreras) multa de 1.000$, 45 días de suspensión del permiso y 30 días de trabajo comunitario ayudando a una asociación de concienciación vial para los jóvenes conductores. Nada para lo que le podría haber caído…
Si hubiera sido condenado culpable por exceso de velocidad y conducción temeraria, Kyle Busch podría haberse enfrentado a una pena de prisión de hasta 60 días y una retirada de carné durante 12 meses. Lo que hubiera supuesto la suspensión de su licencia de corredor durante al menos dos meses y un varapalo importante en su carrera en el automovilismo y en sus aspiraciones al título.
Habitualmente los pilotos de carreras trabajan en todo tipo de campañas de concienciación y de seguridad vial, ya se altruistamente o por compromisos con sus patrocinadores. No obstante el ejemplo debería llegar siempre de sus acciones y no de sus palabras.
¿Merece un piloto de primer nivel y gran renombre una sanción ejemplarizante? o ¿acaso es merecido un “leve” castigo dado que no causó ningún accidente y se muestra arrepentido?
Fuente: NASCAR
Fotografías: KyleBusch.com
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