El Audi S8 es el tope de gama dentro de los Audi S. Audi reconoce que no es el vehículo que más sensaciones puras pueda aportar, pero sí es el summum del refinamiento dentro de la gama y sus prestaciones son capaces de asustar a algún que otro superdeportivo. Ya al contemplar su exterior observamos que sus líneas destilan deportividad, pero de una manera muy sutíl y sin caer en el mal gusto, cosa que no es en absoluto complicada al trabajar con una berlina de alta gama con 5,15 metros de longitud.
Algunos toques distintivos los aportan los emblemas “S8” y “V8T”, al igual que en sus hermanos de gama, y unos paragolpes ligeramente más angulosos y agresivos. Las cuatro colas de escape asoman tímidamente en la zaga y unas llantas deportivas de 20 pulgadas envueltas en neumáticos 265/40 R20 aportan en mi opinión el grueso de empaque visual. Audi no ha publicado por el momento imágenes del habitáculo, pero en la nota de prensa destcan algunos de los cambios realizados, centrados en los detalles.
Cuenta con nuevos asientos de regulación eléctrica, aunque seguramente no tan deportivos como los que pueda montar un Audi S7 Sportback. La instrumentación tiene un fondo gris con agujas blancas, al igual que el reloj analógico que sigue presidiendo la consola central. El volante multifunción de cuero es de diseño deportivo y los vanos de las puertas tienen logotipos retroiluminados que nos recuerdan que estamos subidos en un Audi S8, por si acaso se nos olvida de vez en cuando.
Como de costumbre, se ofrecen diferentes tapicerías y molduras, incluyendo preciosos paneles de aluminio pulido que quedarán ni que pintados a esta berlina deportiva. El sistema de navegación MMI Plus es de serie, así como lo es el Touch Input para el mismo o la pantalla multifunción escamoteable de 8 pulgadas. Opcionalmente, podremos equipar cámaras de visión de 360º, un sistema de sonido Bang&Olufsen de 1.400 watios o hacer que nuestra berlina se convierta en un hot spot WiFi.
El alma de la fiesta: 4.0 V8 TFSI con 520 CV
El motor 4.0 V8 TFSI reemplaza al antiguo 5.2 V10 FSI de 450 CV que montaba el Audi S8, que destacaba por un enorme consumo de combustible y tenía unas prestaciones simplemente correctas. El nuevo TFSI entrega nada menos que 520 CV de potencia y un par motor de 650 Nm, constante entre las 1.700 y las 5.500 rpm. Es sorprendente que este motor acelere a este leviatán de casi dos toneladas en sólo 4,2 segundos hasta los 100 km/h, cifras de superdeportivo.
Mediante el sistema de desactivación de cilindros y las tecnologías de recuperación de energía/parada automática, el Audi S8 consume sólamente 10,2 l/100 km, 3 l/100 km menos que su predecesor atmosférico. Curiosamente, el Audi S8 no emplea una caja de cambios S-Tronic de doble embrague, usa la misma ZF automática – por convertidor de par – de ocho relaciones que el resto de la gama A8 equipa. Por supuesto, la tracción total quattro es permanente.
El Audi S8 monta de serie el diferencial trasero deportivo y el diferencial central bloqueable, además del Audi Drive Select, suspensión neumática y dirección activa. Básicamente, el mismo arsenal que el Audi S7 Sportback, con la diferencia de frenos de mayor calibre. En el eje delantero monta discos de acero ventilados de nada menos que 400 mm de diámetro, los del eje trasero tienen “sólamente” 365 mm de diámetro. Opcionalmente, puede equipar discos cerámicos.
Estos ahorran cinco kilos de peso por disco, pero son discos de frenos que funcionan mejor bajo un uso en circuito y una vez calientes, por lo que creemos que para un uso diario son mejores los discos de acero. Finalmente, el ESP tiene un modo deportivo que es más permisivo con los desmanes de este gentleman, que parece haber ingerido una buena dosis de esteroides. De nuevo, sabremos más en cuanto dé comienzo el Salón de Frankfurt, desde el que también os ofreceremos nuestras sensaciones en directo.
Fuente: Audi
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