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Ortega Cano como ejemplo de la responsabilidad española

Propongo empezar con un pequeño ejercicio antes de seguir leyendo: pensar la definición de responsabilidad en una línea. Posiblemente las distintas definiciones incluyen una serie de atributos positivos con el objetivo de evitar circunstancias negativas.

Sin embargo hay otra definición de responsabilidad que consideramos secundaria: “Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal”. Es decir, no sólo se trata de prevenir, sino también de reparar en caso de que hagamos algo mal.

A nadie le gusta ser culpable, pero es necesario

Esta autosugestión de nuestro lenguaje denota un problema de nuestro concepto de responsabilidad negativo en cuanto a la seguridad vial. Ser comprensivos, compasivos y constructivos con aquellos que cometen errores es desde luego una actitud loable. Y es genial, siempre que no lo convirtamos en un premio a quien lo hace mal.

Los seres humanos funcionamos por incentivos, económicos o de otro tipo. Por ejemplo incentivos positivos: una ayuda del Gobierno de 1.000 euros por la compra de un coche nos incita a comprarlo, o la aprobación de nuestro entorno por un ascenso laboral es a veces tan fuerte como nuestro propio interés.

Pero también existen los incentivos negativos. Por ejemplo, por tener comportamientos fuera de la ley en la carretera. Y este es un punto clave, lo que se transmite en la sociedad es que por ser el culpable de una accidente no pasa nada. No está mal visto, o al menos somos comprensibles con quien comete el error. En otra manipulación del lenguaje, lo llamamos “accidente”, eliminando nuestra parte de culpa.

Pensar que un hecho depende en un alto porcentaje del azar es muy tranquilizador. Pero, aunque sea cierto, es más constructivo centrarnos en lo que nosotros sí podemos hacer por evitarlo.

Estados Unidos y España

La cultura de la responsabilidad y la culpa en Estados Unidos es bastante distinta de la Española. En la televisión podemos encontrarnos con anuncios de abogados que nos incitan a demandar a empresas en caso de que tengamos determinadas enfermedades.

Llevarlo al otro extremo también es negativo, pero en casos graves, deberíamos considerar importante el encontrar un culpable, creando así un incentivo negativo para tener cuidado de no hacerlo. Algo que, por cierto, nos vendría muy bien en catástrofes naturales o en la responsabilidad de los políticos.

El ejemplo español es distinto. Por ejemplo, en caso de desacuerdo en un parte amistoso de accidente, las compañías de encargan de llegar a un acuerdo entre ellas. Una herramienta útil ya que evita complejos procesos judiciales. Pero sí, lo pagamos todos en nuestras primas, no el que realmente ha tenido la culpa.

El ejemplo de Ortega Cano, la culpa social no existe

Veamos el ejemplo de Ortega Cano, que sufrió un “accidente” en el que, por su culpa, falleció otra persona. Bastan dos frases para entender cuál es nuestro concepto de responsabilidad y culpa:

  • Ortega Cano conducía con 2,5 veces la tasa de alcohol permitida cuando sufrió el accidente

  • Ortega Cano ha abandonado el centro sanitario en medio de una gran expectación y ha sido recibido con aplausos de numerosos ciudadanos
  • Que se le aplauda por matar animales es algo que se escapa a mi entendimiento y al tema de esta publicación. Pero que se le aplauda a la salida del hospital sin la mas mínima crítica me parece de país subdesarrollado.

    No trato de demonizar a este señor, por desgracia no es el único. Lo más grave es la respuesta que buena parte de la sociedad le da a su actitud. Mientras la respuesta de un país civilizado debería ser la decepción al ver cómo uno de sus ídolos, la mala de la película era una granhermana que mareaba a su cuñada en una isla en un concurso de televisión.

    Un señor mata a otro por una imprudencia grave. Nuestra solidaridad con el fallecido y con el irresponsable. ¿Ganadores y perdedores? La granhermana pierde, y la cuñada gana sin saber por qué (ni ella, ni yo). ¿Cuál es el incentivo que estamos transmitiendo para reducir parte de las 3.000 muertes anuales en la carretera?

    Sé que mi petición son voces en el desierto, quejas del abuelo cascarrabias que se empeña en luchar contra la realidad. Quizás debería ser conformista y dar gracias porque el señor torero haya salvado su vida, porque no deseo la muerte de nadie… y porque de lo contrario se hubiese convertido en héroe nacional por haber matado a un chico inocente.

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    Daniel Seijo

    Ingeniero técnico en informática de sistemas, desde hace años he intentado aplicar la tecnología para crear medios online especializados en motor. Seguir leyendo...

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