El Peugeot 207 es la espina dorsal de ventas para Peugeot en Europa, un utilitario dentro de los más grandes del segmento B. Ha sido un gran éxito de ventas desde que fue puesto a la venta en 2006, y ya en 2008 se batía la marca de los dos millones de unidades fabricadas. Es un producto global que se vende en mercados tan dispares como China o España y que tiene la dura tarea de revalidar el éxito del tremendamente popular Peugeot 206, lanzado en 1998 y que aún se vende con algunas modificaciones como Peugeot 206+.
El Peugeot 207 se ofrece con carrocerías de tres y cinco puertas, cabrio y familiar – estos dos últimos llamados 207 CC y 207 SW de manera respectiva – pero las dos versiones que hemos probado para vosotros son ambas de carrocería de cinco puertas. Es la carrocería más práctica y vendida, en la que hemos escogido dos unidades con motorizaciones diferentes: el motor 1.4 VTi de gasolina y 95 CV y el conocido 1.6 HDi, en este caso en su actual evolución de 112 CV con turbo de geometría variable y overboost.
Las dos unidades equipaban en su día el acabado Sport, que ha sido reorganizado en diferentes acabados tras una ligera reestructuración de la gama de acabados para el mercado español. La unidad diésel tenía 12.000 km a la hora de recogerla en Móstoles y la unidad de gasolina sólo tenía 2.200 km en el odómetro, a pesar de tener idéntica fecha de matriculación. Como curiosidad, fui la última persona en probar el 207 1.4 VTi antes de ser vendido, al terminar su ciclo de vida como unidad de prensa.
El Peugeot 207 goza de un buen nivel de ventas en nuestro pais, manteniéndose con regularidad en el Top 5 de ventas mensual y anual. Junto a compañeros de grupo como el Citroën C4 y rivales acérrimos como el Seat Ibiza, hemos querido ofreceros una prueba completa de dos unidades del Peugeot 207 en el habitual formato de nuestras pruebas y de paso, comprobar qué tal han soportado diferentes grados de uso. Como pista, hay diferencias bastante acusadas en cuanto a interiores que detallaremos más adelante.
Un coche bonito, sin la sonrisa del “Joker”
Desde que la imagen de marca de Peugeot sufriese un revulsivo con el lanzamiento del Peugeot 206, comprobábamos año a año como los “ojos de gato” eran cada vez más afilados y la calandra formaba cada vez una sonrisa más burlesca. Tras el lavado de cara sufrido en 2009 por el Peugeot 207, creo que su estética ha ganado bastantes enteros. Gracias a que las comisuras de la boca son angulosas, más detalles cromados y las equilibradas ópticas siguen en lugar, tenemos un frontal fresco y actual que se deja ver.
De su perfil lateral llama la atención lo baja que es la cintura lateral, que termina provocando una situación en la que los retrovisores “flotan” a mitad de altura, desde el punto de vista del diseño. Aún así, es un perfil bonito, con una cintura que luego asciende y cierra un trazo circular en torno a la puerta trasera. Las llantas del modelo turbodiésel tienen un bonito diseño de 16 pulgadas que guardan una muy buena proporción con las dimensiones del coche. El gasolina tiene unas llantas de 15” que me gustan menos.
Por último, la zaga es la parte en la que menos cambios ha habido tras el lavado de cara que este coche ha sufrido. Apenas cambian las ópticas traseras, y sólo nos daremos cuenta de noche o al frenar, cuando se ilumina una tira interna de LED con forma de boomerang. Los intermitentes siguen montando bombillas halógenas. Ambas versiones tienen toda la carrocería pintada en el mismo color y dejan asomar una pequeña salida de escape cromada.
Interior del Peugeot 207: sensación de amplitud
Es lo que mejor define al habitáculo del Peugeot 207, pensado para que sintamos una agradable amplitud donde realmente no tenemos tanta. Es uno de los primeros detalles que advierto al subirme al habitáculo, las puertas tienen mucha superficie acristalada, y el plástico superior queda bastante bajo. Además de que apoyar el codo en la puerta es mucho más cómodo, percibimos mayor sensación de espacio. El mismo efecto tiene el gigantesco techo solar panorámico de nuestras dos unidades.
La consola central es relativamente fina y llega casi hasta el piso del coche, lo que también produce una agradable sensación de desahogo. La postura de conducción es más elevada que en un Peugeot 206, menos deportiva pero más cómoda para entrar y salir, o movernos en el tráfico urbano. No tengo queja alguna de los asientos, muy grandes, con un apoyo lateral razonable y un mullido firme. La ergonomía está más cuidada que en el 206, con un volante plenamente regulable en altura y profundidad.
En cuanto a espacio, con mis 1,83 metros me sentía bastante holgado a nivel de cabeza, pero no tanto a nivel de rodillas, que iban algo encajonadas entre las molduras del habitúculo, con mi rodilla derecha descansando sobre el plástico duro de la consola. Las calidades del Peugeot 207 también han supuesto un gran paso adelante con respecto a su predecesor, la parte superior del salpicadero está recubierta de un plástico duro bastante agradable, el volante forrado en cuero y la palanca de cambios de aluminio tampoco defraudan.
No obstante, seguimos encontrando bordes cortantes en ocasiones, y el resto del habitáculo es plástico duro de diferentes calidades, algunas de ellas mejorables. Es el caso de los plásticos de la consola central, en la zona de botonería, que dicho sea de paso, es un poco demasiado profusa en botones. El plástico que rodea al climatizador se raya muy fácilmente, la unidad con más kilómetros presentaba bastantes marcas, y también en otras zonas de la consola central.
La instrumentación es muy bonita y de lectura sencilla, con toda la información necesaria muy a mano. El volante sigue sin ser multifunción y debemos recurrir a mandos laterales en los laterales de la columna de la dirección. Desde ellos podremos manejar el sistema de infoentretenimiento, cuyas acciones veremos reflejadas en la gran pantalla TFT – opcional, por supuesto – sobre la consola central. Aunque tengamos pequeños fallos de acabado, el Peugeot 207 tiene muchos lugares donde dejar objetos.
Las puertas tienen capacidad para botellas de agua y la consola central tiene un hueco a una altura media con suelo de goma donde podemos dejar la cartera o el teléfono móvil. Bajo la consola hay un hueco grande y otro hueco con tapa de baja capacidad. Bajo el freno de mano hay un pequeño rectángulo donde dejar poco más que un paquete de chicles, pero un poco más retrasado, tenemos dos portabebidas y un hueco de aprovechamiento dudoso junto al freno de mano, que ya tenía el 206.
La guantera es un detalle muy positivo, refrigerada e iluminada tiene capacidad para una botella de gran tamaño o un bolso pequeño.
Plazas traseras
No son la mejor parte del coche, definitivamente. Mi cabeza iba relativamente justa de espacio y con el asiento delantero regulado para mi altura me encontraba bastante estrecho a nivel de rodillas. La anchura tampoco es su punto fuerte, dos personas pueden viajar bien, pero tres van a ir bastante apretadas. Aún siendo más grande que el Peugeot 206 – que recordemos medía 3,84 metros de largo – hay utilitarios como el Fiat Punto Evo o Toyota Yaris que le dan mil vueltas en espacio trasero.
Maletero de 270 litros, ¡pero cuidado al abrirlo!
El maletero del Peugeot 207 tiene una capacidad media para su segmento, pero de nuevo creemos que el espacio podría haberse aprovechado mejor, con coches más pequeños y maleteros mayores. En cualquier caso, la boca de carga es de acceso sencillo y tiene formas regulares. Abatiendo los asientos tenemos 923 litros y hay una rueda de repuesto tipo galleta bajo el mismo. Como último consejo, cuidado con el tirador, podemos engancharnos la mano entre el plástico del portón y el tirador, haciéndonos daño.
En Diariomotor: Peugeot 207, nuevo motor 1.6 HDI de 112 CV y cambio manual de seis marchas | Peugeot 207 y 207 SW, equipamiento y precios